Bojan se gradúa en Bélgica

España recuperó ayer la hegemonía del fútbol europeo en lo que a jóvenes valores se refiere. Lo hizo gracias al talento y al olfato goleador de un delantero precoz. Bojan Krkic, la nueva perla del Barça, le dio a la selección sub 17 la victoria frente a Inglaterra en la final del Europeo disputado en Bélgica. Es el séptimo título continental de España en la categoría, tras casi seis años de sequía, desde que un combinado liderado por Iniesta y Torres se hiciera con el título en 2001.

Fue la tarde de Bojan, que colmó todas las expectativas que se habían puesto en él. El culé se graduó en tierras belgas, donde ha demostrado que le gusta reservarse para los momentos importantes. El delantero no rascó bola durante todo el Europeo, pero sus apariciones han resultado definitivas para darle la victoria final al combinado español. Un gol suyo ante la selección anfitriona en las semifinales forzó la prórroga que, a la postre, supuso el pase a la final. Y ayer, frente a Inglaterra, marcó el tanto del triunfo.

El precoz delantero se ha reservado durante todo el torneo para los momentos importantes

Pero Bojan es sólo la punta de lanza de un triángulo ofensivo repleto de calidad, que anudó a los ingleses y enseñó el camino del triunfo a los chicos del seleccionador Santisteban. Los otros dos vértices, Fran Mérida y Iago Falqué, completaron un partidazo.

Los jóvenes pross salieron con bríos típicamente británicos. Sabiéndose inferiores técnicamente, apelaron al orgullo y se hicieron con el control en el primer tercio del choque. Con un fútbol directo y algo plano, pero con una convicción y una capacidad de lucha encomiables. En la línea de la más recia tradición inglesa, que parece que se les enseña desde pequeñitos. España fue soltándose la presión y su medio campo comenzó a asentarse. Apareció Iago, un extremo con unas condiciones excepcionales. Un regateador veloz, incisivo y con gran sentido del juego, que fue una pesadilla para el lateral Ofori-Twumasi. Junto a él, Fran Mérida, que muestra una seguridad y un empaque impropios de su edad. España bajó el balón al césped y comenzó a triangular.

Ahí irrumpió la figura de Bojan. Algo perdido durante la primera parte, muy solo arriba y empeñado en regatear, por fin comenzó a asociarse con Mérida. Los dos forman una pareja de baile perfecta. Se entienden con sólo mirarse. A poco de comenzar la segunda parte, un desmarque de Mérida y un balón servido por Bojan fue el origen del gol de la victoria. A Mérida se le nublaron las ideas ante la salida del portero, pero Bojan estaba al quite. Recogió el rechace y embocó la pelota en la red inglesa.

De ahí hasta el final, pocos apuros para el conjunto español. Sólo en el minuto 57 un disparo de Woods, un medio centro rudo que hasta entonces se había dedicado a dar palos, puso en aprietos a De Gea, el portero español. El chico sacó una mano prodigiosa. Poco después, de nuevo el talento de Iago salió a relucir. El barcelonista firmó la jugada del torneo, un zigzag eléctrico, con caño incluido, seguido de un pase milimétrico al pecho de Bojan, que no pudo rubricar la jugada. Pero la firma ya estaba echada y la victoria, en el bolsillo.