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Elecciones 27M

Rajoy y Camps acusan al Gobierno de maltratar a los valencianos con su política

El presidente del Consell asegura que Zapatero no ha traido "ni una gota de agua" a Alicante

Aguafiestas, cicatero o cutre fueron los adjetivos con los que ayer el presidente del PP, Mariano Rajoy y su homólogo valenciano, Francisco Camps, se refirieron al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En un mitin celebrado en Alicante, los dirigentes populares acusaron al Gobierno de maltratar con sus decisiones a la Comunidad Valenciana. Y lo hicieron poniendo nuevamente como ejemplo el derogado trasvase del Ebro y su falta de alternativa o lo que consideran desinterés en que el AVE llegue a Alicante. "Paco, yo traeré el tren de alta velocidad de Madrid a Alicante", espetó Rajoy.

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Los mensajes que ayer el PP quiso trasladar a los alrededor de 1.500 afiliados y simpatizantes que acudieron al mitin se apoyaron sobre dos ideas: que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha perjudicado a los valencianos con las decisiones que ha tomado en sus tres años de Gobierno, y que la solución a este abandono llegará cuando Mariano Rajoy entre en La Moncloa. Y para argumentar la primera de las ideas, los populares valencianos recurrieron de nuevo al derogado trasvase del Ebro a la Comunidad Valenciana. Y lo seguirán haciendo, a tenor de las palabras de Francisco Camps, quien en su intervención recordó que llevan "tres años con esta cuestión" y anunció su intención de mantener la reivindicación "porque a Alicante no ha llegado ni una gota de agua desde que gobierna el PSOE".

Camps salpicó su discurso de juegos de palabras con el sustantivo "agua": puso ejemplos "claros como el agua" o llamó a Zapatero "aguafiestas". Durante su intervención el líder de los populares valencianos aseguró que Zapatero no se ha creído "en ningún momento que es el presidente del Gobierno de todos los españoles" ya que, dijo, ha aceptado "siempre" las llamadas de Carod Rovira y "nunca las reivindicaciones de los alicantinos". Por ello, denunció, de nuevo, la paralización del trasvase del Ebro. Y lo hizo a sabiendas de que en Alicante la falta de agua es materia sensible, provocando que el público coreara el lema "agua para todos", convertido en bandera de la reivindicación del PP.

También Mariano Rajoy hizo una referencia, más genérica, al trasvase del Ebro y aseguró que Zapatero ha logrado con su política "agua para nadie, ni en Aragón, ni en Cataluña, ni en la Comunidad Valenciana, ni en Almería ni en Murcia".

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El tren de alta velocidad (AVE) entre Madrid y Alicante también ocupó buena parte de los discursos. Francisco Camps aseguró que los socialistas "no quieren hacer" esta infraestructura y animó a reivindicarla "todos los días". El presidente valenciano dijo que los socialistas "son muy pesados" y se pasan el día "hablando de nuestro modelo turístico, urbanístico y económico". "Que nos dejen en paz", espetó y "hagan lo que tienen que hacer" en materia de infraestructuras, de seguridad y de agua. "Ja n'hi ha prou", resumió el presidente en un juego de palabras sobre el documental, elaborado por un colectivo del sector audiovisual valenciano y muy crítico con el Consell. Camps, de hecho, aseguró que su equipo trabaja en todos los ámbitos con apuestas reales e inversiones al servicio de los valencianos.

Rajoy recogió el guante de su hombre fuerte en Valencia. "Paco, yo haré el tren de alta velocidad de Madrid a Alicante", aseguró. El presidente del PP dijo que Zapatero ha sido "cicatero y cutre con Valencia porque no se lo cree ", y defendió su compromiso con los valencianos. "A mí la Comunidad Valenciana me gusta y estoy contento aquí más de lo que estoy normalmente", aseguró buscando la complicidad del público. Rajoy respaldó tanto a Camps como al candidato a la alcaldía de Alicante, Luis Díaz Alperi, y al aspirante a repetir en la presidencia de la Diputación, José Joaquín Ripoll.

En la misma línea victimista, Ripoll aseguró en su intervención que "todo lo que Zapatero ha decidido en tres años de gobierno ha sido en contra de Alicante". El presidente de la Diputación no dudó tampoco en asegurar que "el modelo turístico y urbanístico de Alicante es un ejemplo" para España y Europa, tras denunciar las críticas socialistas y se mostró convencido de la victoria electoral. El mismo optimismo lo expresaron el alcalde de la ciudad de Alicante, Luis Díaz Alperi, que lamentó que "todos" vayan en contra del PP, y Camps, que aseguró que "todos los indicios" apuntan a la continuidad.

Sin noticias de Zaplana

Muchas presencias y una destacada ausencia. Eduardo Zaplana, portavoz del PP en el Congreso, no acudió ayer al primer gran mitin de campaña de su partido en el que durante muchos años fuera su feudo, convertido en fortín por sus seguidores y maltrecho en esta campaña electoral tras lograr el presidente Camps imponer sus propuestas al elaborar las candidaturas municipales y autonómicas. Zaplana, ni estaba, ni se le nombró. El portavoz, que en su momento se quejó de la exclusión de sus afines y advirtió que esperaba que el PP "no se haya equivocado", optó ayer por hacer campaña en Galicia.

Al mitin sí acudieron buena parte del equipo de gobierno de Camps, incluidos los zaplanistas Gema Amor, consejera de Cooperación, y Miguel Peralta, titular de Justicia y Administraciones Públicas. La representación popular se completaba con numerosos alcaldes de la provincia y candidatos a serlo, el ex ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete o el eurodiputado, José Manuel García-Margallo. Las primeras filas se completaban con dirigentes empresariales, entre ellos el presidente de la CAM, Vicente Sala, el vicepresidente tercero de la entidad, el zaplanista Armando Sala, o el responsable de la empresa familiar en la provincia, Manuel Peláez. Todos ellos escucharon a José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación y máximo representante del zaplanismo en la provincia, hablar de la fortaleza del PP en Alicante, en Valencia y en Castellón. Con estas palabras, Ripoll dejaba claro que las diferencias entre zaplanistas y campistas se aparcan para ganar las elecciones.

El PP eligió ayer un aforo reducido, sobre todo en comparación con otras campañas en las que recurrieron a recintos de mayor tamaño como la feria IFA. Las poco más de 1.000 localidades del Teatro Principal se llenaron con un animoso público, en el que predominaba la gente mayor, pertrechado con banderas de España y banderolas del PP, y que no dudaron en intervenir durante los discursos. Los populares trataron de darle a sus intervenciones un tono distendido y cercano, bien recibido por el público que respondió con aplausos, vivas a España y frases como "agua para todos".

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