"Sólo se conecta con el público con honestidad"
La de la estadounidese Jessye Norman (Augusta, Georgia, 1945) es una de las voces femeninas más impresionantes que ha dado la música en el último siglo. Su amplísimo registro vocal, capaz de transitar desde los sobrecogedores graves propios de una contralto a la luminosidad de una soprano lírica en un suave tránsito, la han convertido en un mito. Y su insaciable curiosidad la ha llevado a interesarse por una amplia variedad de música que le ha permitido protagonizar una carrera artística, de casi cuatro décadas, de auténtica leyenda en la que ella siempre ha controlado hasta el más mínimo detalle. En su amplio repertorio conviven compositores en apariencia incompatibles para una misma voz como Bach, Purcell, Mozart, Wagner, Strauss o Schönberg, sin olvidar su vida paralela como intérprete de jazz y espirituales negros. El próximo lunes dará cumplida cuenta de su amplitud de registros en el recital que abre en el Palau de la Música de Barcelona la tercera edición del Festival Únicas. Grandes Intérpretes femeninas.
"Siento un subidón cuando corean mi nombre al final de un concierto"
PREGUNTA. ¿Qué es para usted cantar?
RESPUESTA. Podría hablar horas sobre este tema, pero se lo diré de forma simple y directa: para mí cantar es la expresión física, emocional, espiritual e intelectual de mi alma. Me permite usar algo que todos tenemos, la respiración, y hacerlo a la manera que dice el salmo número 100 de la Biblia: "Cantad alegres...".
P. El suyo es un repertorio musical amplísimo y muy variado. ¿Cuál es el secreto para abordar tan diferentes estilos?
R. No hay secreto. Es sólo una asombrosa y constante curiosidad por buscar cuán profunda es la expresión que surge de mi interior, ya sea interpretando una canción de Cole Porter o un aria de Wagner. Es mi propio deseo y entusiasmo por investigar y profundizar en ello lo que me ha llevado a abordar un repertorio tan amplio y ecléctico. Lo más divertido de todo es usar la mente en el fantástico proceso de la búsqueda.
P. En los últimos años ha incorporado el jazz a su repertorio. ¿Qué le aporta?
R. El jazz es una maravillosa forma de arte cuya interpretación, a muchos niveles, puede rivalizar con cualquier otro estilo musical por su capacidad de asimilar y desarrollarse desde muy diferentes ángulos. Me emociona cantar jazz y que ahora forme parte de mi repertorio... Ilustrar, dar color y edificar mi trayectoria a través de esta música supone para mí una gran responsabilidad, primero por todos los geniales intérpretes que me han precedido y por mis contemporáneos, pero también por esa parte de improvisación que tiene esta música y que me permite hacer volar mi imaginación.
P. Sus admiradores son mayoritariamente amantes de la música clásica, ¿cree que al público del jazz le interesa Jessye Norman?
R. Si tenemos en cuenta que desde que en 2000 empecé a cantar públicamente jazz llenando auditorios y que de mi primer disco de jazz, con temas de Michel Legrand grabados con intérpretes legendarios de este género, se han vendido miles de copias, debo creer que sí, que hay un público y que se entusiasma en mis conciertos de jazz. Lo he podido comprobar en Seúl, Corea, Colorado, París, Atenas, Londres o el mismísimo Festival de Jazz de Niza. Pienso que este público acude a mis conciertos respetando y fiándose de la integridad de mi trabajo y confío en que están dispuestos a seguirme ante cualquier desafío al que me enfrente.
P. Usted inició su carrera como soprano en 1969 cantando el personaje de Elisabeth en la ópera de Wagner
Tannhäuser. ¿Cómo ha cambiado la ópera y la música clásica desde entonces?
R. El mundo ha cambiado de forma asombrosa e increíble durante este tiempo y también la música clásica ha cambiado para poder navegar en estas nuevas aguas. Que se preste más atención a la educación artística en las escuelas revertirá en la preparación de los jóvenes para disfrutar de la música más allá de la cultura popular y les estimulará intelectualmente. Al público hay que estimularlo a probar cosas nuevas, a escuchar a los nuevos compositores, a aceptar que de igual manera que Una pequeña música nocturna, de Mozart, es para siempre, mucha de la música que actualmente se compone no sobrevivirá, pero es digna de ser escuchada.
P. ¿Cómo cree que la revolución tecnológica beneficiará a la música clásica?
R. Las nuevas tecnologías son fantásticas. Estoy segura de que muy pronto veremos las ventajas, en particular en la educación artística, que conlleva el uso de estas herramientas con las que las jóvenes generaciones están muy familiarizadas para atraerles al mundo de la música clásica.
P. ¿Se imagina una Jessye Norman virtual?
R. Sí. Puedo imaginármelo muy fácilmente y planear con mis jóvenes amigos, que son adeptos a estas tecnologías, convertirlo en realidad. Siempre estoy investigando...
busco cosas nuevas e interesantes.
P. Por el momento, sin una Jessye Norman virtual, usted, en persona, sobre un escenario consigue que el público olvide por un rato sus problemas. Establece conexión, ¿cómo lo consigue?
R. Siempre trato de que el público me siga en la aventura, sea cuál sea el programa del concierto. Éste es el poder de la música. No fui yo quien escribió: "La música tiene la capacidad de apaciguar un espíritu salvaje"... Shakespeare dijo: "El mundo sin música era un error". La conexión entre alma y alma está muy documentada y la única fórmula que funciona es la honestidad. De hecho, no es una fórmula, es una forma de vida.
P. ¿Qué siente cuando la gente corea "Jeeessy, Jeeessy" al final de sus conciertos?
R. Un subidón increíble y una afinidad con gente que no conozco que me es muy difícil describir. Me llaman por mi nombre, lo que significa que piensan en mí no como un artista lejano sobre el escenario, sino como alguien con quien acaban de mantener una conversación.
P. ¿Qué es el éxito para usted?
R. Éxito para mí es que en la cola del supermercado la cajera me diga que su hija me ve en la televisión. Que un grupo de adolescentes se me aproxime en las calles de Nueva York para decirme: "A nuestro profesor le gusta y desde hace un par de semanas la estudiamos. Mi favorita es esa ópera de ese tío inglés... Purcell. Me encanta esa canción que canta al final". Esto es éxito para mí, porque significa que la gente deja que mi música les acompañe en su vida.
P. ¿Siente que ha tenido que sacrificar parte de su vida como mujer para ser una cantante excepcional?
R. Honestamente, la palabra sacrificio no tiene ninguna relevancia en mi vida. Amo y soy amada, tengo fantásticos amigos, una familia estupenda. He conocido a jefes de Estado con los que puedo mantener conversaciones y gente fantástica en todo el mundo... Tengo tiempo para mí, se lo aseguro, y disfruto de una vida plena.
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