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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Indómito

EN UNA de sus anotaciones del titulado Cuaderno de Balthus (Umbral), el crítico y ensayista estadounidense Guy Davenport (1927-2005) se refiere a la perplejidad de Darwin al comprobar la persistencia de la fascinación sexual tras la cópula, como si la belleza no se limitase biológicamente a ser sólo el acicate para provocar el deseo, sino que su encanto perdurase tras la satisfacción de éste. De esta manera, la belleza tendría un antes y un después del dramático cumplimiento instintivo; estaría marcada por lo excesivo, o, si se quiere, por un "más allá", donde habría tenido lugar el nacimiento del arte. En otra anotación, que comenta, en este caso, lo que escribió Merleau-Ponty sobre el afán de Van Gogh por ir asimismo "más allá" de la pintura sin dejar de pintar, Davenport nos indica que en ello habría que encontrar la razón fundamental de toda cultura. El desafío propuesto es que ni el naturalista británico, ni el filósofo francés, ni, por supuesto, el crítico estadounidense eran unos idealistas tradicionales, ni, por tanto, remitían ese "más allá" a lo religioso, ni a lo vagamente espiritual.

Al margen de la enjundia y complejidad de los casos recién comentados, para Davenport, la gestión de ese "más allá" que exhala la belleza y el arte le corresponde, no sólo al crítico profesional como tal, sino a todos los que les presten la debida atención por sentirse vivamente implicados o concernidos por ellos y, de esta manera, se constituyan en sus coautores. En este sentido, al escribir sobre arte, el propio Davenport ha tratado, él mismo, de ir "más allá", de encontrar siempre nuevos puntos de vista para explicar sus personales fascinaciones al respecto. Así lo ha demostrado también con el pintor Balthus (1908-2001), del que, tras publicar un original ensayo, incluido en la recopilación Every Force Evolves a Form (1987), traducido al castellano como El museo en sí (Pre-Textos), volvió dos años después sobre este mismo artista, esta vez en forma de las anotaciones del Cuaderno de Balthus.

Es imposible ni siquiera enunciar aquí algunas de las más deslumbrantes sugerencias que nos hace Davenport a propósito de Balthus, pero sí cabe destacar que todas giran sobre la intempestiva manera artística con que éste ha abordado lo indómito, tal y como se manifiesta en el comienzo de la pubertad femenina o en los gatos, dos estados o especies particulares donde la domesticación se hace esquiva. Pero ¿no serán estos ejemplos simples metáforas del intrínseco carácter indómito del verdadero arte, al que se le han de caer, cada vez, las floridas adjetivaciones con que toda época, incluida la nuestra, trata de domeñar su curso histórico? ¿No será lo que ha hecho más perdurable a Balthus precisamente su insubordinación frente a los sucesivos dictados, éticos o estéticos, de la muy regulada actualidad? Felino o púber, se trate de Balthus, de Davenport o de quien corresponda, quizá ese "más allá" que exhala el arte nos remita a lo que no se ajusta por completo a nuestras expectativas convencionales, que hoy, no hay que decirlo, son las de la modernidad.

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