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Elecciones 27M

Los partidos buscan la movilización

El PSOE quiere quitar la mayoría absoluta al PP en las capitales y la derecha pide el voto para Rajoy

Lourdes Lucio

Las campañas electorales influyen muy poco para provocar un cambio de voto, a no ser que ocurra algo realmente raro o grave o un candidato se dedique 15 días seguidos a meter mucho la pata. Sí, sin embargo, para que los partidos movilicen a su electorado. Y ahí está una de las claves de las elecciones del próximo 27 de mayo que arrancó la medianoche de ayer: conseguir que los tuyos acudan a votar. Por el momento, la campaña municipal en Andalucía no tiene un hilo argumental común ya que hay tantos debates como ayuntamientos andaluces (770) y concejales (8.954) a elegir.

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La participación en los comicios locales suele ser más baja que la que se produce en unas elecciones autonómicas o generales. En las municipales de 2003, la media de participación en Andalucía fue del 65%, un porcentaje que, casi un año más tarde, aumentó en 10 puntos cuando se eligieron diputados, parlamentarios autonómicos y senadores en los comicios del 14 de marzo que se desarrollaron bajo el impacto de los atentados del 11-M.

En esta ocasión, hay un hecho que puede influir en un aumento de la abstención como es la celebración de la romería del Rocío, sobre todo en las provincias de Huelva, Sevilla y, en menor medida, Cádiz. Siempre se ha dicho que el fin de semana previo a la procesión alrededor de un millón de personas se concentran en la aldea almonteña. Y aunque muchos cuestionan la veracidad de esa cifra es indudable que asisten decenas de miles de andaluces. Para evitar la fuga de sufragios, que pueden ser claves en los cómputos finales de concejales, sobre todo en las localidades pequeñas, los partidos han intensificado las campañas de información del voto por correo.

Otra incógnita es si la baja participación registrada en el referéndum del Estatuto andaluz (tan sólo del 35,8%) apunta a un hartazgo de los ciudadanos hacia los políticos y la política o si se trató de un hecho aislado al no existir confrontación y estar cantado el triunfo del sí.

Gobernar sin ganar

Al contrario de lo que ocurre a nivel nacional, en Andalucía nadie pone en duda que el partido más votado el 27-M será de nuevo el PSOE. Los socialistas (38,21% de los votos en 2003) sacaron 286.798 votos de ventaja al Partido Popular (30,86%) y ganaron en número de alcaldías (442) y de concejales (4.117) frente a los 150 alcaldes y 2.3421 ediles populares. Pero, como viene ocurriendo desde 1995, el PSOE no logró cambiar el mapa municipal de las capitales de provincia, seis de ellas dirigidas por alcaldes del PP.

La estrategia de los socialistas en las capitales pasa no tanto por ganar como "por quitar la mayoría absoluta" al PP, admite el secretario de Organización del PSOE, Luis Pizarro. Por primera vez este partido ha hecho una apuesta con sus alcaldables. Políticos de reconocido prestigio como Javier Torres Vela (Granada), José Antonio Amate (Almería) o Paulino Plata (Marbella) se han zambullido en la dura arena municipal, pero que sean buenos políticos no quiere decir que sean buenos candidatos, como recuerda un dirigente del PP.

Para erosionar las mayorías absolutas conservadoras, los socialistas lanzan el mensaje de que los alcaldes del PP han incumplido la mayoría de sus promesas y que a éstos les ha interesado más el enfrentamiento con la Junta de Andalucía, ralentizando los proyectos de inversión compartidos. A este discurso unen el que a las ciudades les iría mejor si hubiera sintonía entre los alcaldes, la Junta de Andalucía y el Gobierno central, estas dos últimas en manos del PSOE. Esto es lo que todos los consejeros del Gobierno andaluz y su presidente, Manuel Chaves, argumentan en sus mítines por toda la comunidad. Y en tercer lugar, confían en que el electorado que les votó en autonómicas y generales del 2004 coja las papeletas con sus candidaturas.

Voto de castigo

Al contrario que el PSOE, el PP plantea estos comicios como unas primarias para medir la fortaleza de Javier Arenas, pero sobre todo, de su líder nacional, Mariano Rajoy. De hecho, los populares creen que el "componente nacional" va influir mucho en el resultado andaluz, a juicio del coordinador electoral, José Luis Sanz, "con lo que está cayendo". Su percepción es que el electorado del PP "está muy movilizado" y que se va producir "un voto de castigo" contra Zapatero, es decir, a favor de Rajoy.

Una situación similar ocurrió hace cuatro años con las manifestaciones contra el Gobierno de Aznar por la guerra de Irak o el decretazo, aunque, finalmente, tuvieron una incidencia mínima en los resultados municipales del PP en Andalucía. Como ahora la derecha, entonces los socialistas pedían el voto para sus candidatos y para allanar el terreno a Rodríguez Zapatero.

Javier Arenas es el único líder andaluz que va a aprovechar la campaña municipal para lanzar su candidatura a la Junta de Andalucía. Es la única formación que ha organizado una caravana con periodistas-lapas para garantizarse un seguimiento diario de sus actos, como se hace en elecciones autonómicas o generales y en esta campaña, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Algunos en el PP no están muy convencidos de que este ritmo que se ha autoimpuesto Arenas sea necesario, aunque también ven muy difícil que rompa con esta estrategia cuando las elecciones al Parlamento andaluz están a menos de un año vista.

A Izquierda Unida estas elecciones se le suelen dar bien. En las del 2003 obtuvo el 12,8% de los votos, cinco puntos más que los que logró en las últimas autonómicas. Para IU, una supuesta pérdida de la mayoría absoluta por parte del PP en las grandes urbes significará -aunque ahora no se quiera hablar de alianzas-, entrar en los gobiernos locales formando tándem con los socialistas.

Para el Partido Andalucista estas elecciones suponen una nueva prueba de fuego, sobre todo, para su secretario general, Julián Álvarez. Estos son sus primeros comicios como líder del partido y al contrario de lo que ocurrió en las dos convocatorias anteriores, el PA no tiene la cobertura que le pudo dar el dirigir la Consejería de Turismo y Deportes.

Hasta ahora los argumentos electorales no giran sobre temas nacionales, como le gustaría al PP, sino sobre ofertas y polémicas locales entorno al urbanismo, los transportes públicos y los problemas de movilidad detallados en función de cada territorio.

Manuel Chaves, ayer, con el nuevo rector de Almería.
Manuel Chaves, ayer, con el nuevo rector de Almería.

Adiós al GIL

Por primera vez desde 1991, el GIL, el partido fundado por el fallecido Jesús Gil, ya no estará presente en ningún ayuntamiento de Andalucía. Ha hecho falta que los jueces comenzaran a detener por delitos de corrupción a los miembros del gobierno municipal, para que el Ejecutivo central aprobase la disolución del Ayuntamiento de Marbella, nombrase a una comisión gestora, y la Junta rescatara las competencias municipales en materia de urbanismo.

Marbella es una de las batallas políticas más apasionantes de estas elecciones y será cosa de dos, PP y PSOE. Las encuestas que se manejan dan vencedor al Partido Popular y a su candidata Ángeles Muñoz, pero sin garantía de mayoría absoluta. El PP es el único partido que puede exhibir bandera blanca y presumir de que ninguno de sus concejales fue contaminado por el gilismo. El PSOE ha recurrido al que hasta hace poco era el consejero más valorado de la Junta, Paulino Plata, para plantar batalla. Sus posibilidades de ser el más votado pasan por convencer a los marbellíes de que es mejor para la ciudad que haya un alcalde socialista que cuente con la complicidad y compromiso del Gobierno central y de la Junta de Andalucía, gobernados por el PSOE.

Otro de los lugares de más interés electoral es Almería, donde la derecha concurre dividida en la capital, El Ejido y Roquetas: GIAL y Partido de Almería intentarán restar votos a su partido matriz, el PP.

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