"Encontré la paz barriendo"

Naomi Campbell ha hecho del castigo que le impuso un juez por agredir con un teléfono a su asistenta todo un negocio. Primero convirtió sus idas y venidas al edificio, en el que durante cinco días ejerció como limpiadora, en una pasarela de moda, luciendo cada días un diseño de alta costura; y ahora ha escrito un diario de esas jornadas.

Las memorias de la modelo se publican mañana en la revista W. En ellas Naomi cuenta sus sensaciones fregona en mano. La primera reflexión tiene fecha del lunes 19 de marzo. "Encontré la paz barriendo", afirma. "No tenía ninguna otra responsabilidad... No tenía teléfono. Y tenía tiempo para pensar. Simplemente tenía paz". Este estado la permitió según ella reflexionar: "Nunca me había mirado hasta entonces en mi interior, en lo más profundo".

La modelo confiesa que desde hace años duerme en los aviones que la llevan de un lado a otro del mundo y ha admitido que tuvo graves problemas con las drogas cuando tenía 23 años. "Recibí mi primer tratamiento de desintoxicación en 1999 y después entré y salí de la recuperación. Estuve bien durante un par de años y creí que tenía todo bajo control, pero recaí". Uno de los episodios más graves en su coqueteo con las drogas llegó estando de viaje en España con su entonces novio, el bailarín Joaquín Cortés. "Hay gente que puede controlar una bebida o una raya de cocaína, pero yo me di cuenta al final que, en mi caso, es todo o nada. Y tenía que ser nada. Y mi vida cambió desde entonces".

La modelo habla también de la convivencia con sus compañeros de las jornadas de trabajo social. Algunos le preguntaban, por ejemplo, lo que se sentía cuando se volaba en avión. "Me dio vergüenza contarles que yo cogí siete aviones sólo la semana antes. Es muy interesante el poder conocer a gente tan diferente", relata.

También explica Naomi en sus reflexiones que los empleados del departamento de Sanidad le dijeron lo buena persona que es el cantante Boy George, que, como ella, fue castigado por un juez a limpiar suelos. "George me llamó varias veces antes de empezar el servicio para ver como lo llevaba".

En su último día de trabajo como limpiadora notó algo especial. "Sentí que había pagado mi deuda con la sociedad. No estoy orgullosa de lo que hice, pero es algo de lo que seguramente he aprendido. Ahora tengo que volver a mi vida y seguir trabajando en solucionar mis problemas".