Sigan a ese hombre
Intervida pagó un detective para espiar al jefe de una ONG rival
Investigación privada. Detective: Rodolfo Rodríguez. Lugar: Miami, Estados Unidos. Pago en dos partes. La mitad ahora y la otra mitad al finalizar el trabajo. Todos los pagos recibidos de Pedro García como acordamos por teléfono. Caso Barcelona. Información confidencial".
Así comienza un informe encargado en diciembre de 2004 por directivos de Intervida, la ONG de apadrinamientos que está siendo investigada por la fiscalía de Cataluña por un presunto desvío de 45 millones de euros. El objetivo no era otro que espiar al presidente de una ONG rival, Global Humanitaria, que también usa la fórmula del apadrinamiento para recaudar dinero, y que también tiene, como Intervida, sede en Estados Unidos.
Un 'sabueso' siguió por 4.000 dólares los pasos en Miami del presidente de Global Humanitaria
El tal Pedro García, el que encargó el informe, no se llamaba así. Era un directivo de Intervida en Estados Unidos que en la cena de Navidad de ese año recibió unas peculiares órdenes de uno de sus jefes por encargo de Eduardo Castellón, fundador de la ONG. Le dijeron que debía buscar un detective rápidamente y, con un nombre falso, encargarle que siguiera a Andrés Torres, presidente de Global Humanitaria, que iba a visitar a finales de diciembre sus oficinas en Miami, según relata el directivo. Nunca supo las razones del espionaje. Sólo se enteró de que sus superiores pensaban que Torres podía estar haciendo "algo raro".
Andrés Torres conoce bien, y personalmente, a Eduardo Castellón. Se metió en el mundo de la cooperación hace más de diez años cumpliendo la objeción de conciencia en Intervida, donde conoció a fondo el sistema de apadrinamiento. Le gustó, y decidió más tarde montar su propia ONG con el mismo modelo de gestión: Global Humanitaria, que empezó a funcionar en España en 1999. Esta organización, al igual que Intervida, recauda dinero de padrinos a través de sus oficinas en países industrializados -España, Italia y Estados Unidos- y trabaja en proyectos de desarrollo en países de África, Asia y Latinoamérica.
Después de recibir el encargo de sus jefes en las navidades de 2004, el directivo de Intervida se puso manos a la obra. Buscó a un detective de origen hispano, Rodolfo Rodríguez; quedó con él en una cafetería, y le entregó una fotografía de Andrés Torres y 2.000 dólares (1.470 euros) para que empezara el trabajo de inmediato. Convino en darle 2.000 más cuando terminase la tarea. Los 4.000 dólares los adelantó el directivo de su bolsillo, pero le fueron reembolsados poco después. El pagador: Intervida.
Según consta en el informe que elaboró el detective, al que ha tenido acceso este periódico, la investigación comenzó a las 6.55 del 27 de diciembre de 2004 en las inmediaciones del hotel Intercontinental, donde se hospedaba el "sujeto investigado". A las 9.32, el sabueso señala en su informe: "A esta hora, los investigadores pudieron observar a un sujeto que reunía todas las características de la foto que nos proporcionó el cliente, y pudimos notar que esta persona caminó en el lobby del hotel y se sentó a tomar el desayuno".
A lo largo de todo el día, los detectives siguen al presidente del Global Humanitaria en movimientos tan sospechosos como acompañar a su esposa y a su bebé de compras, a tomar un helado, a comprar una pizza..., hasta que regresan al hotel en su Cadillac. Los detectives registran absolutamente todos los movimientos de Andrés Torres, por nimios que éstos puedan parecer.
Después de tres largas jornadas de compras en centros comerciales y visitas a las oficinas de Global Humanitaria en Miami, los investigadores terminan el seguimiento. Entregan a Pedro García los vídeos, las fotos, el informe escrito y copias de datos del Registro Mercantil de Global Humanitaria en Estados Unidos.
Una vez acabado el trabajo del detective, el directivo de Intervida remitió todo a sus jefes y se olvidó del asunto. Intervida le pagó el dinero a través de su cuenta corriente al cabo de poco tiempo. No sabe si el dinero procedía de los apadrinamientos o no. Nunca volvieron a pedirle investigar a nadie. Pasado el tiempo, recibió una llamada de Barcelona de un director financiero: "Oye, ¿a ti por qué te han mandado 4.000 dólares sin justificar?", le preguntó. "Pues, sencillamente, porque ése es el dinero que tuve que pagar de mi bolsillo porque me pidieron que contratara a un detective", respondió. Nadie volvió a llamarlo para pedirle más explicaciones.
El otro protagonista de la historia, el presidente de Global Humanitaria, Andrés Torres, muestra una "sorpresa absoluta" ante el espionaje. "Me quedo de piedra. Nosotros somos una ONG mucho más pequeña. Tenemos unos 55.000 padrinos, y ellos, 350.000. Me resulta increíble que pensaran que yo les podía hacer la competencia en Miami. No entiendo que la envidia pueda hacerte llegar al extremo de meterte en la intimidad de alguien", explica Torres. Al cierre de este suplemento, Intervida no había dado explicaciones a este diario sobre el informe del detective.
La fiscalía investiga a la ONG desde hace cuatro años
HACE CUATRO AÑOS que la fiscalía de Cataluña investiga a Intervida por un presunto desvío de fondos. Esta ONG maneja fondos de unos 90 millones de euros anuales. Los investigados son Eduardo Castellón, fundador de la entidad en 1993; Rafael Puertas, cofundador y segundo presidente, y Francisca Ruiz, administrativa.
La fiscal que lleva el caso, Carmen Martín Aragón, no ha encontrado hasta el momento pruebas de delitos, pero sí indicios que le han llevado a pedir sucesivas prórrogas de seis meses para continuar la investigación, para la que necesita la colaboración de países como Perú y Guatemala, en los que opera Intervida. La fiscal viajó recientemente a Perú, donde
12 de los 13 directivos citados a declarar por un juzgado en Lima no comparecieron.
Según la fiscal, Intervida ha creado un entramado de fundaciones y empresas al margen del patronato de la propia ONG,
que ni decidió en su día, ni conoce, ni controla la creación de estas entidades.
Al menos 25 directivos han salido de la misma en los últimos dos años después de pedir a Castellón, sin éxito, información sobre el funcionamiento del grupo empresarial. Miembros del consejo rector como el escritor y académico Francisco Carrillo también han dimitido por la falta de información ofrecida por los responsables de Intervida.
Una auditoría de las cuentas de la ONG en Perú revela que ésta recaudaba, al menos en ese momento -y el número de padrinos ha seguido incrementándose-, mucho más dinero del que gastaba en proyectos. El 80% del presupuesto de Intervida-Perú (45 millones de euros) estaba invertido en depósitos a plazo.
La organización asegura que está siendo acusada injustamente. Hasta el momento sus responsables se han negado a hablar
con este diario y a responder a numerosas cuestiones que se les han planteado.
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