Debate abierto en Atenas
CSKA y Panathinaikos luchan por el trono europeo y por desmentir a quienes critican la racanería de su juego y su excesiva dureza
"Están matando el baloncesto". El epitafio lo pronunció Ivanovic, el entrenador del Winterthur Barcelona, poco después de impartir una clase magistral en Marusi, una popular barriada de Atenas. Opinaba sobre el feo juego de control con el que el Panathinaikos y el CSKA de Moscú despidieron de la lucha por el título de la Euroliga al Unicaja y el Tau. El equipo griego y el ruso certificaron que poseen las dos mejores plantillas de Europa, pero buscaron la victoria con una defensa muy agresiva -en opinión de muchos, amparada por la permisividad arbitral- y dejaron mucho que desear en sus ataques, saldados con bajísimos porcentajes de acierto: un 44% del CSKA y un 36% del Panathinaikos. En la final de hoy tratarán de afinar sus ofensivas y sobrepasar los 62 y los 67 puntos que obtuvieron respectivamente. Les bastó para ganar, sí. Son los mejores, cierto. Pero su juego no resultó atractivo ni explotó a fondo sus recursos. Hasta el técnico del Panathinaikos, Obradovic, lo admite: "Tenemos mucho talento para jugar mejor y espero que podamos jugar mejor".
Ivanovic considera que el arbitraje es demasiado permisivo con las defensas. "A nosotros ya nos sucedió el curso pasado [el Barcelona perdió la semifinal contra el CSKA]. Yo soy el primero que quiero un baloncesto agresivo, pero otra cosa es que permitan tantos contactos y golpes que a los jugadores talentosos, del estilo de Navarro, les resulte imposible demostrar sus cualidades a causa de tanta leña".
El seleccionador español, Pepu Hernández, también presente en Atenas, va más allá: "Entiendo que intenten hacer puré al jugador importante, pero no le coartan sólo a él, sino que, con tanto estudio y tanta dureza defensiva, se rompe el estilo. Lo cambiamos todo por la emoción, pero estamos perdiendo el talento. Tras cruzar una zona defensiva, el jugador ya ha chocado contra dos y ha tenido que evitar tantos codos y piernas que llega cansado, con déficit de oxígeno, y queremos que, encima, mire el aro. Es imposible".
Messina, el preparador que aspira a reeditar el título al frente del CSKA y sumar su cuarta corona tras las dos que ganó con el Bolonia, admite que tanto su equipo como el Panathinaikos deben mejorar en el ataque: "No sé... Fue debido a la presión, pero perdimos muchos balones y lanzamos mal a canasta". Messina puso de relieve lo mucho que le sorprendió que los partidos se disputaran con balones nuevos, una posible excusa.
Para el seleccionador italiano, Carlo Recalcati, "la belleza del juego es relativa": "Se impuso la gran organización defensiva de los dos finalistas. No creo que los árbitros influyeran".
En la final, en cualquier caso, estará en juego algo más que el título. Sobre ambos equipos recae la responsabilidad de elevar el listón de la calidad exhibida hasta ahora, un baloncesto tan poco productivo como atractivo.
Anoche se distinguió al base escolta griego del CSKA, Papalukas, como el jugador más valioso de la Euroliga por segundo año consecutivo. El quinteto ideal está formado por seis jugadores debido a que hubo empate entre Diamantidis, el base griego del Panathinaikos, también premiado como el mejor defensor, y el propio Papalukas. Los otros cuatro distinguidos son Navarro (Barcelona), Langdon (CSKA), Scola (Tau) y Vujcic (Maccabi). El máximo anotador de la competición ha sido Rakocevic (Tau) y el jugador con mejor progresión Rudy Fernández (DKV Joventut).
Antes de la final se disputará el intranscendente partido por el tercer puesto entre el Tau y el Unicaja. El equipo de Málaga no podrá contar con Cabezas, que fue operado de urgencia en Atenas a causa de una fisura en el conducto lacrimal del ojo izquierdo producido por un golpe durante el partido contra el CSKA, ni con Berni Rodríguez, con rotura de fibras en la pierna derecha.
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