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Reportaje:

Una 'mentirijilla' hunde a lord Browne

El ex ejecutivo de BP pactó en enero su marcha por el escándalo sobre su vida privada

La suerte de John Browne, el más admirado ejecutivo de la industria británica y arquitecto de la transformación de BP en el segundo grupo petrolero del mundo, se selló el pasado 5 de enero. De vacaciones en el Caribe, el entonces director general de BP atendió una llamada de su jefe de prensa informándole del interés en su vida privada del tabloide The Mail on Sunday. Browne recurrió a la justicia al día siguiente y, en las dos primeras semanas del proceso, mintió sobre su relación sentimental con un joven canadiense. Fue "una mentirijilla", de acuerdo con el juez, que ha hundido su brillante carrera y puede costarle un humillante procesamiento por desacato ante el tribunal.

La fulminante dimisión de John Browne como director general de BP, anunciada anteayer, apaga una de las más brillantes carreras profesionales del Reino Unido. Admirado por su visión estratégica y capacidad de liderazgo, el respetado ejecutivo industrial deja la escena con la reputación personal dañada en una ofensiva judicial iniciada por el mismo. Browne quiso impedir que el dominical The Mail on Sunday publicara una entrevista con el joven canadiense Jeff Chevalier, con quien mantuvo una relación sentimental entre 2002 y 2006, conocida en círculos privados y profesionales pero que nunca antes había sido desvelada en los medios de comunicación.

Tras 41 años en BP, Browne era el dirigente más admirado de la industria británica

Encuentro casual

Desde el 6 de enero y hasta el momento de su dimisión, lord Browne de Madingley logró contener revelaciones sobre su vida privada, incluidas conversaciones con el primer ministro Tony Blair y el actual comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, que pretendía publicar el dominical. Pero, en el transcurso del proceso, mintió en un detalle sin aparente importancia. Durante dos semanas, mantuvo que había conocido a Chevalier en un encuentro casual en un parque londinense cuando la realidad apunta a una cita a través de un servicio de contactos de Internet. Browne se disculpó del engaño ante el juez David Eady, del Alto Tribunal británico, y esta semana volvió a expresar su "profundo pesar" por un error de juicio provocado, dijo, "por mi vergüenza y susto ante las revelaciones".

El magistrado considera "suficiente castigo" la explicación, pública y detallada, de su fallo a favor de The Mail on Sunday, en la que da conocer el grueso, aunque no todos los detalles, de las insinuaciones de Chevalier. El dominical y sus propietarios, Associated News, no dan en cambio la batalla por concluida. Según confirmaron ayer, recurrirán a la fiscalía en un intento por procesar al dimisionado ejecutivo por desacatado al tribunal.

Las revelaciones personales son el último golpe contra un ejecutivo que venía perdiendo su característico brillo en los últimos tres años. Browne ha dedicado 41 de sus 59 años a BP. Licenciado en Físicas por la Universidad de Cambridge, entró en 1966 en la empresa petrolera, donde también había trabajado su padre. Subió escalones gradualmente, incluida una etapa como ingeniero de BP en Alaska, hasta hacerse con el control del grupo en 1995. Tenía 45 años y se unió a la corta lista de profesionales líderes de una gran empresa con cotización en la Bolsa de Londres.

Browne transformó a BP en la segunda petrolera mundial y la primera compañía británica. Un objetivo que logró tras acometer un vertiginoso programa de adquisiciones multimillonarias en Estados Unidos con la absorción de Amoco y Atlantic Richfiled. Y consolidó la presencia europea del gigante británico con la fusión de TNK, una de las más importantes petroleras rusas.

Pero las cartas comenzaron a tornarse poco después. En 2005, explotaba y ardía una refinería de BP en Texas City (Estados Unidos), causando la muerte de 15 empleados y hasta 170 heridos. Al año siguiente un derrame de crudo en Alaska volvía a dañar la reputación de BP y de su mando directivo. Un caso del que todavía hay procesos judiciales pendientes de resolver, además de un par de informes oficiales y privados que ponen en entredicho la política de seguridad y el compromiso de inversión del grupo británico en sus instalaciones estadounidenses.

La crisis de confianza afectó directamente a Browne. En un compromiso alcanzado con el presidente del grupo, Peter Sutherland, el entonces director ejecutivo accedió a fijar su jubilación en el año 2008, mucho antes de su objetivo inicial. El concepto de jubilación no entraba en la filosofía de lord Browne hasta que se dio de bruces con la deslealtad de su ex amante y la intromisión en su vida privada de The Mail on Sunday. Seis días después de escuchar las intenciones del rotativo de Associated News, Sutherland confirmaba que la despedida de su director ejecutivo se adelantaba al próximo julio. Pero Browne ya no podrá salir por la puerta grande. Dejó su cargo anteayer en un decepcionante y humillante cambio de perspectivas.

John Browne.
John Browne.SCIAMMARELLA

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