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Crónica:Fútbol | 32ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Poco juego para muchos goles

El Zaragoza iguala en la prolongación un partido plomizo frente a un Osasuna extravagante

Con la fortuna como sustituta del brillo, el Zaragoza celebró como una victoria un empate arañado en el descuento tras un ejercicio de fútbol plomizo y enmarañado, especialmente durante la segunda mitad, cuando el marcador en contra le obligaba a crecerse pero fue incapaz de hacerlo. Sin embargo, un error infantil de Osasuna sirvió el gol del empate a Sergio García, aniquilando todos los esfuerzos colectivos de los locales, que, sin brillantez pero con mucha solvencia, certificaron un partido importante en la lucha por la permanencia, pero a la sombra de la semifinal de la Copa de la UEFA, el jueves.

La ilusión por ver un buen partido aumentaba al tiempo que se abría el encuentro. Primero, un buen cabezazo de Webó que Juanlu completó con el primer gol del choque. Sin casi respirar, la respuesta de las botas de Aimar. Un trallazo imponente que salió rozando el palo fue la antesala de un libre directo ejecutado por el argentino y que se coló entre la barrera, que se agrietó de manera incomprensible. La tensión previa generaba un fútbol trepidante, rápido y, en ocasiones, nervioso. Hubo intercambio de golpes protagonizado por Webó, Aimar, Juanlu y un desastroso D'Alessandro, más interesado en las protestas que en el juego. Pero la ilusión se rompió pronto, el ritmo no se pudo sostener y el choque cayó de nivel debido a las numerosas imprecisiones de ambos equipos. Las alas, que había funcionado con soltura en el caso osasunista, se cerraron empantanando el fútbol en el centro del campo.

OSASUNA 2 - ZARAGOZA 2

Osasuna: Ricardo; Javier Flaño, Cuéllar, Monreal; Valdo, Puñal, Nekounam, Juanlu (Raúl García, m. 65); Romeo (Juanfran, m. 46) y Webó (Soldado, m. 87). No utilizados: Elía; Miguel Flaño, Delporte y Muñoz.

Zaragoza: César; Diogo, Sergio, Gabi Milito, Juanfran; Piqué (Lafita, m. 70), Zapater, D'Alessandro (Sergio García, m. 60), Ewerthon (Óscar, m. 67); Aimar y Diego Milito. No utilizados: Miguel; Chus Herrero, Movilla y Celades.

Goles: 1-0. M. 5. Juanlu volea un pase de Valdo.

1-1. M. 12. Aimar, de falta directa.

2-1. M. 56. Valdo remata raso y cruzado tras un buen recorte desde la frontal.

2-2. M. 91. Sergio García cabecea una falta sacada por Zapater.

Árbitro: Megía Dávila. Amonestó a Romeo, D'Alessandro, Gabi Milito, Monreal, Raúl García y Cuéllar.

17.154 espectadores en el estadio Reyno de Navarra.

Los de Ziganda, con un once un punto extravagante, confiaban en su propio orgullo para afianzar su permanencia en Primera. El técnico recuperó a Nekounam, con visos de que sea titular en la vuelta de la semifinal de la Copa de la UEFA, tiró a Valdo a su banda y sacó a Romeo, inédito. Mientras tanto, Víctor Fernández, con todos sus titulares, veía derrumbarse su sólida estructura creativa.

No necesitó demasiado Osasuna para barrer tras la reanudación. Músculo, presión chiclosa y algo de creación, primero con Valdo y luego con Raúl García, sobraron para que ni Aimar ni Gabi Milito contactasen con el balón. El extremo leonés, además, protagonizó el gol tras un rechace que cayó a sus pies y que, tras un gran recorte, convirtió. Resultaron los minutos más vibrantes de los locales, con una gran oportunidad de Juanlu segundos después del tanto, un disparo de Nekounam y una falta botada por Monreal.

Víctor Fernández, ante el colapso, decidió perfilar a su equipo, retirando a Piqué, D'Alessandro y Ewerthon, irreconocibles. El recurso apenas sirvió para nada, sólo para certificar la vía del pelotazo como salida a la anemia de sus jugadores. Sólo un gorrazo que se acercó a los pies de Gabi Milito y una internada por la derecha sin posibilidad de remate. Hasta el descuento no hubo nada más que se aproximase al concepto de peligro en las acciones de los zaragocistas. El duelo ya se había roto definitivamente por donde le interesaba a Osasuna: paradas, zancadillas, balón parado y muy poco fútbol. La remontada parecía una entelequia para unos futbolistas poco convencidos.

Sin embargo, la sorpresa se materializó en una falta alejadísima botada por Zapater que Sergio García, con débil marcaje, cabeceó sin ángulo, sobre la línea de fondo, blando y bombeado. Ricardo, sorprendido por el intento desesperado del ariete, vio cómo el balón le superaba sin remisión.

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