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Reportaje:

Joyas de Carmen Thyssen para Málaga y Sevilla

Cuadros de Sorolla, Zuloaga, Romero de Torres y Wssel ejemplifican la alta calidad de las colecciones de la baronesa

Andrea Aguilar

Cara y bella, la adicción al coleccionismo de arte, si se cuenta con el capital suficiente, puede resultar, además, contagiosa. Y así pasar de padres a hijos o de maridos a mujeres como lo prueba el caso de Carmen Thyssen, última esposa del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza. Él compró a sus hermanos los cuadros de la colección de su padre repartidos en la herencia. Pronto comenzó a incorporar nuevas y valiosas piezas que ordenaba comprar en subastas, mientras volaba de una a otra parte del mundo dirigiendo su emporio empresarial.

Creó una de las más importantes y completas colecciones de arte y compartió con su esposa española su pasión compradora. Le cedió importantes cuadros, como Caballos de carreras, de Edgar Degas, o Mata Mua, de Paul Gauguin, y la alentó para que iniciara su propia colección. "Estas obras me traen a la memoria mis primeras adquisiciones de arte expresionista alemán. Es un orgullo para mí ver cómo lo que yo comencé hacia fines de la década de los cuarenta halla hoy continuidad en la labor de mi esposa", escribió el barón en el catálogo de una de las exposiciones de las obras adquiridas por su mujer.

'Rocas de Jávea y bote blanco' es una obra clave de la colección que se instalará en Málaga
El lienzo 'La buenaventura' estuvo en Argentina hasta el año 1989

Con dedicación y esmero, Carmen Thysssen ha ido comprando arte a lo largo de las últimas décadas. Detrás de cada colección se esconde el carácter y el gusto del comprador y ella ha mostrado un especial interés por reivindicar la valía de la pintura española de finales del siglo XIX y principios del XX. Fruto de todo esto son las colecciones de pintura española y andaluza que quedarán emplazadas en Málaga y Sevilla, respectivamente.

El mar y Andalucía son dos asuntos por los que Carmen Thyssen ha mostrado especial predilección. "El mar tiene un gran protagonismo en la pintura y yo, como mediterránea, siempre he sentido una fuerte atracción hacia él, como se puede apreciar en las obras que he reunido", escribió en el catálogo de la exposición El mar en la pintura española, mostrada en julio de 2005 en Valencia.

Allí se encontraba Rocas de Jávea y bote blanco (1905), de Joaquín Sorolla (Valencia, 1863-Cercedilla, Madrid, 1923), una de las piezas clave de la colección que se instalará en Málaga. Pintado en la última estancia del pintor en la localidad levantina que tanto le inspiró, se trata de uno de los cuadros más importantes de cuantos presentó en París en su primera gran exposición individual de 1906, con la que se consagró en el panorama internacional de la época.

El luminoso lienzo pertenece a la serie de 16 obras con el tema de mar y rocas que Sorolla pintó aquel verano en las estribaciones del Cabo de San Antonio. Una muy similar a ésta se encuentra en la Hispanic Society de Nueva York, pero, según escribe Blanca Pons-Sorolla, el cuadro de Málaga "es la obra más acertada de composición y la más delicada de gama cromática". Comprado originalmente por 3.000 francos por el embajador de Costa Rica en París, el Marqués de Peralta, el cuadro lleva siete años en la colección de Carmen Thyssen.

En noviembre de 1995, adquirió por 786.685 euros, según consta en la base de datos artnet, otra de las piezas maestras de la colección que se instalará en Málaga: Corrida de toros en Eibar (1899), de Ignacio Zuloaga (Eibar, Guipúzcoa, 1870-Madrid, 1945). El imponente lienzo, de más de dos metros de ancho por metro y medio de largo, corresponde a la etapa juvenil del pintor, uno de los principales representantes de la Generación del 98. Zuloaga lo pintó en Segovia a partir de los bocetos que había preparado en su ciudad natal cuando acudió allí en 1899 para casarse.

Aquel mismo año el artista, próximo a los círculos parisinos de Toulouse-Lautrec y Émile Barnard, triunfó en el Salón de París con Retrato de familia. La obra de Málaga aparece fotografiada en el inventario que realizó el propio Zuloaga con el número 25. En el dorso escribió: "Pintar en un pueblo donde haya casas antiguas del estilo de éstas de Eibar: un fondo grande y ponerle tendidos de pueblo (por ejemplo cretona) para luego poner unos torerillos".

La pintura costumbrista andaluza es una de las grandes debilidades de Carmen Thyssen, tal y como ha confesado en multitud de ocasiones. Una preferencia que heredó de su madre, buena conocedora de la corriente artística que gozó de gran éxito entre los ingleses y franceses del siglo XIX. "Juntas admirábamos las escenas que habían hecho las delicias de viajeros de otras épocas", ha recordado. Con su colección de pintura andaluza se propuso salvar esta corriente del olvido historiográfico.

Manuel Wssel de Guimbarda (La Habana, 1833-Cartagena, 1907), pintor que su madre conocía bien, firma uno de los cuadros más importantes del conjunto: Vendedoras de rosquillas en un rincón de Sevilla (1881). La misma ciudad que aparece en el título acogerá esta escena callejera y colorista de la confluencia de Conteros con la actual Argote de Molina.

La otra valiosa pieza representativa de las obras que se instalarán en Sevilla, La buenaventura (1922), la realizó Julio Romero de Torres (Córdoba, 1880-1930). El artista, hijo y hermano de pintores, viajó a Argentina ayudado por el escritor Ramón del Valle-Inclán para exponer en la Galería Witcomb aquel mismo año. Vendió todo lo que llevó consigo y en el tiempo que permaneció en Buenos Aires realizó varios encargos y nuevos cuadros.

Este lienzo, de atmósfera simbolista y fantasmal, probablemente lo pintó allí y permaneció en aquel país en la colección de José Goya Herranz hasta 1989, cuando fue vendido por 126.653 euros en la casa Christie's de Londres. Carmen Thyssen se hizo con esta joya casi desconocida en la Casa Durán cinco años después.

Pronto el andaluz Romero de Torres, el vasco Zuloaga, el valenciano Sorolla y el murciano Wssel se darán cita en Málaga y Sevilla.

LAS OPCIONES DE SEVILLA

ø El Ayuntamiento de Sevilla ha ofrecido cuatro posibles sedes para la colección de pintura andaluza de la baronesa Thyssen. La comisión integrada por 12 expertos que ha nombrado el Consistorio se inclina por el pabellón Real como mejor opción. Este edificio, construido para la Exposición Iberoamericana de 1929, es el más idóneo, según la comisión, porque se encuentra en el parque de María Luisa, en un ambiente romántico y rodeado de otros dos museos: el Arqueológico y el de Artes y Costumbres Populares. Las otras opciones son los pabellones de Perú y Portugal, también de 1929, y el convento de Santa Clara.

LA SEDE DE MÁLAGA

ø La ciudad de Málaga tiene claro el espacio que albergará la colección de pintura española de Carmen Thyssen-Bornemisza. Se trata del palacio de Villalón, un edificio del siglo XVI ubicado en pleno centro de la ciudad y en el que se acometen trabajos de consolidación y desescombro desde hace más de un año. El Ayuntamiento de la ciudad se ha comprometido a que las obras se finalizarán en tres años, aunque hasta entonces ha ofrecido el Museo de la Ciudad para albergar las pinturas.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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