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Crónica:Vela | Copa del América
Crónica
Texto informativo con interpretación

Pasión en la grada

El barco del Team Germany embistió al Areva y éste al Shosholoza en una jornada en que los árbitros trabajaron a destajo

"¡Eh, fuera, fuera!", "¡Pero qué hacen!". Hay pitos y también aplausos. El barco alemán ha embestido al Areva francés, o al revés; un tripulante de este barco levanta la bandera rojigualda, los del otro barco también. Es la señal para que intervengan los árbitros (sólo lo hacen por petición expresa de los barcos), que deciden penalizar a los dos. La gente muestra división de opiniones y una pasión mayor de lo que sugieren los tópicos de la vela.

Unas 500 personas siguen las regatas en una explanada del puerto valenciano. Algunos han pillado sillones de gomaespuma diseñados por Philippe Starck, otros se estiran en el césped delante de una pantalla gigante, donde transmiten las regatas en directo. Una mami francesa le da al bebé el biberón y una pareja alemana detiene sus arrumacos ante la flagrante injusticia que ha sufrido su equipo. Muchos jubilados y más turistas. Hay pitos y gritos. El locutor lo cuenta en castellano y valenciano, pero la gente lo entiende sin necesidad de palabras.

En la gigantesca pantalla se ven las arrugas de los navegantes y se escuchan sus protestas, el crujir del barco cada vez que se dobla. Por momentos hay tanta pasión en el mar como en la grada, en una jornada en la que los jueces trabajaron a destajo.

Poco después Areva busca otra victoria ante Shosholoza. El público es mayoritariamente francés, italiano y alemán, pero los africanos tienen la simpatía de todos. Otra vez los dos barcos reclaman al árbitro, que sanciona a los franceses. Shosholoza va ganando, pero por cuarta vez en el campeonato se hacen un lío con el spinnaker para desesperación del público. El triunfo del Areva parece chupado incluso con penalización, que consiste en dar un giro de 270º cuando quieran. Y esperan al final. Areva entra fácil primero, pero tiene que dar el giro mientras Shosholoza avanza; la gente del césped se levanta de la emoción y empuja. La tripulación del Areva se felicita; los surafricanos, también. Todos dicen que han ganado, pero la victoria, por centímetros, cae del lado africano. El público la recibe con ovación, horchata y cerveza. Y todavía faltan dos regatas aplazadas del equipo español, aunque el viento se va volviendo caprichoso, de aquí como para allá. El mar valenciano se ha llenado de vientos inestables, conocidos como roles -con ese-, la especialidad del estratega español Luis Doreste (y de la vela olímpica española en general). Toda su familia se hizo grande por los roles, por su habilidad en buscar los buenos y salir sin daños de los malos. Una buena situación para intentar batir al invicto Oracle. Si la regata se inicia, no se detendrá. Los árbitros prefieren no jugar a la ruleta y mandan los barcos a casa, para desilusión del respetable.

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