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Crónica:Fútbol | Liga de Campeones: ida de las semifinales
Crónica
Texto informativo con interpretación

El United no se rinde jamás

Rooney desactiva los dos goles de Kaká y el conjunto inglés remonta ante el Milan en un partido fabuloso

José Sámano

Hay clubes que no se entregan jamás. Equipos capaces de sobreponerse a cualquier contratiempo con una fe apostólica. Uno de ellos es el Manchester United, un conjunto talentoso que mantiene el ADN característico de los británicos, que con mayor o menor estilo no desfallecen nunca. Y el United tiene estilo, se tiene fe y no saca el pañuelo por nada del mundo.

MANCHESTER UNITED 3 - MILAN 2

Manchester United: Van der Sar; O'Shea, Brown, Heinze, Evra; Cristiano Ronaldo, Fletcher, Carrick, Scholes, Giggs; y Rooney. No utilizados: Kuszczak; Smith, Solskjaer, Dong, Richardson, Eagles, y Lee.

Milan: Dida; Oddo, Nesta, Maldini (Bonera, m. 46), Jankulovski; Gattuso (Brocchi, m. 52), Pirlo, Ambrosini; Seedorf, Kaká; y Gilardino (Gourcuff, m. 84). No utilizados: Kalac; Cafu, Inzaghi y Favalli.

Goles: 1-0. M. 5. Cabezazo de Cristiano Ronaldo que Dida introduce en su portería al intentar despejar. 1-1. M. 22. Kaká, de disparo raso y cruzado. 1-2. M. 37. Kaká salva la entrada de tres defensas y marca. 2-2. M. 59. Rooney. 3-2. M. 91. Rooney.

Árbitro: Kyros Vassaras (Grecia). Amonestó a Evra, Giggs, Kaká y Bonera.

73.830 espectadores en Old Trafford.

El Manchester es capaz de sobreponerse a cualquier contratiempo con una fe apostólica

Hay otras entidades que se distinguen por un gen competitivo que va más allá de sus dotes futbolísticas. Una de ellas es el Milan, del que engaña su aspecto geriátrico. Se trata de un equipo sabio, con futbolistas curtidos en la edad de hierro, jugadores de corto recorrido, pero ideales para torneos que no exijan un maratón, caso de la Liga de Campeones. Entre uno y otro, United y Milan, certificaron un partido de cuerpo entero en Old Trafford, emotivo, bien jugado durante muchos minutos y de una intensidad extraordinaria.

De Maldini a Gilardino, en el Milan todos conocen su oficio a la perfección, dominan como nadie las menudencias del juego y se aplican con un voluntarismo encomiable. Nunca se arrugan y siempre tienen a un chico talentoso ajeno a la faena gregaria. En estos tiempos es Kaká, que en Old Trafford apareció justo a tiempo para retorcer el gol inicial sellado entre la cabeza de Cristiano Ronaldo y la mano de Dida. Un tanto que hizo tocar la corneta a todo Old Trafford. Cuando todo hacía presagiar que el United incendiaría el rancho del viejo Milan, irrumpió Kaká. Al final, cuando el Milan parecía una apuesta segura, emergió Rooney.

Carlo Ancelotti, técnico milanista, exhibe al brasileño como segundo delantero. Lo mismo da. En realidad en Kaká conviven varios tipos de jugador. Puede controlar el juego desde el eje, asistir a sus arietes o ejecutar él mismo al rival. En Manchester, ante la incompetencia de Gilardino, un delantero de bajo perfil, el ex jugador del Sao Paulo tomó la delantera. Primero con un cambio de ritmo que dejó a dos ruedas a los centrales del United y que concluyó con un delicado y preciso remate ante Van der Sar. Después, su simple presencia destempló tanto a Fletcher, que el muchacho del United se lió de mala manera. Se asustó y entregó la cuchara a Kaká, que superó al meta holandés del United con la misma facilidad que en el primer tanto.

Por donde emergió Kaká, que ya suma nueve goles en la Champions, apenas estuvo Cristiano Ronaldo, con el que compartía cartel principal del encuentro. El brasileño transitó siempre por el perímetro del área del United; el portugués también tiene una arrancada poderosísima, pero su punto de partida queda lejos del portero contrario. Si Kaká precisó las zancadas justas ante el gol, Ronaldo se vio obligado a superar una nube de rivales hasta ojear el área rival. El luso es capaz de todo, porque tiene un físico descomunal, la habilidad de un trapecista de primera y destila una confianza en sus compañeros y en la hinchada que en Old Trafford no se recuerda desde los tiempos inolvidables de Duncan Edwards y George Best.

Con Kaká y Ronaldo de maniobras, el duelo poco a poco adquirió el voltaje que se le supone a una semifinal de la gran competición europea. Máxime cuando el envite se celebra en suelo inglés. Ya se sabe que a los equipos británicos los azotes del contrario les envalentonan, no les deprimen, como tantas veces sucede en territorio latino. De nuevo ocurrió anoche. Con Gattuso y Ambrosini en los fogones, y Kaká al asalto, el Milan tenía enfilada la eliminatoria. No había noticias de Rooney, ni de Scholes, ni de Giggs, todos sometidos por el enredo milanista. Hasta que la hinchada aupó de nuevo al equipo. Entonces llegó la hora de Scholes.

El pelirrojo centrocampista es el termómetro del United. El equipo empuja con todo, pero no siempre con el orden adecuado. Esa tarea corresponde a Scholes, que tiene un sentido del juego muy superior al resto. Con él al mando, el Manchester es más filarmónico, y hasta Cristiano Ronaldo dosifica mejor su juego volcánico. De Scholes partió la maravillosa asistencia para Rooney en el tanto del empate. A partir de Scholes y su sabiduría para templar y acelerar según demande la situación, el United terminó por encerrar al Milan en la trinchera de Dida. Tanta fe se tiene este equipo que mantuvo su empeño hasta el final, justo a tiempo para que Rooney superara la puntualidad inicial de Kaká y cerrara a lo grande el primer capítulo de una eliminatoria de mucha alcurnia. En Milán tampoco se rendirá nadie.

Rooney supera a Dida y marca el segundo gol del Manchester.
Rooney supera a Dida y marca el segundo gol del Manchester.REUTERS

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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