Esperpéntico empate en Montjuïc

Algo decididamente anómalo sucede si en el último minuto de partido el equipo local empata gracias a un penalti, expulsan a tres jugadores visitantes y el público, en masa, le corea al árbitro "¡Qué malo eres!". Sucedió en Montjuïc, donde el Espanyol, en el tiempo añadido y de manera tan polémica, atrapó el empate ante el Betis. El árbitro se erigió en el protagonista de un encuentro esperpéntico, fiado casi todo el tiempo a los avatares menos relacionados directamente con el juego: la lesión de Arzu nada más empezar a rodar el balón, la injusta expulsión de Pandiani a un suspiro para el descanso, la absurda e ineficaz estirada de Kameni que facilitó el segundo gol del Betis, el gol anulado a Tamudo ya en el tiempo de descuento y, en el colmo y a modo de culminación del desaguisado, el penalti y las tres expulsiones de jugadores béticos.

El partido dio muchos vuelcos. Tuvo bastante chicha en una primera parte en la que el Espanyol apretó a fondo, con Luis García enchufado en la media punta, Jônatas brillante por momentos en el doble pivote junto a Moisés y Riera, en la izquierda, desbordando a Ilic de manera constante. Valverde reservó a Tamudo y De la Peña para las semifinales de la Copa de la UEFA, el próximo jueves, ante el Werder Bremen. Luis Fernández, el entrenador del Betis, regresó al que no hace mucho tiempo fue su campo, y desplegó un equipo muy manso con Assunçao y Rivera en el doble pivote, pero muy retrasado lo que evitó sustos a la defensa del Espanyol. Arzu se lesionó sólo comenzó el partido y su puesto en la media punta lo ocupó Capi, flanqueado por Xisco y Fernando y con Edú como ariete.

El Betis tembló especialmente en cada balón por alto que llegó a su área. Luis García y Riera observaron la grieta en la defensa bética. En la primera falta que se produjo en la medular, el asturiano metió un balón que Riera cabeceó lejos del alcance de Contreras. Jônatas, un jugador cada vez más admirable en momentos puntuales aunque todavía inconstante, llevó la manija del partido junto a Riera, muy activo, cada vez con más confianza para encarar al defensa de turno y sacar provecho de su indiscutible calidad.

El Betis se arrimó al área gracias a un saque de banda que dejó en evidencia a la defensa del Espanyol y obligó a Kameni a meter una mano providencial en un remate a quemarropa de Rivera. Pero el Espanyol impuso su juego, aunque Pandiani y Luis García malgastaron la pólvora.

En dos minutos cambió por completo la situación. Edú empató al cazar oportunamente un balón suelto a la salida de un córner, nuevamente muy mal defendido por la zaga del Espanyol. Dos minutos después, Pandiani fue expulsado en un rifirrafe con Nano al que nadie le dio tanta importancia como el árbitro.

Valverde recurrió a un 4-4-1, con Luis García sólo en punta en un intento de contrarrestar los efectos de haber quedado con el equipo diezmado. Poco después retiró a Jônatas y trató de robustecer el centro del campo con Ito. El segundo tiempo fue un duermevela, sin ocasiones, sin chicha, como si ambos equipos dieran por bueno el empate. Hasta que dos fogonazos del Betis volvieron a sacudir la contienda. Un contraataque, con un magnífico pase corrido de Rivera a Fernando concluyó en el palo derecho de Kameni. Acto seguido, Edú volvió a marcar en un centro de Rivera desde la derecha que se tragó el portero camerunés.

Valverde recurrió a Tamudo y De la Peña. El delantero volvió a demostrar que, con él en el campo, siempre suceden cosas interesantes para su equipo. Le anularon un gol y a renglón seguido llegó al galope al área, provocó la salida a sus pies de Contreras y el error del árbitro, que decretó penalti y, de una tacada, expulsó a Contreras, Miguel Ángel y Edú. Fue un final esperpéntico que dejó en el marcador un empate que apenas le sirve al Betis, que sigue sufriendo de lo lindo para evitar la zona de descenso. Y menos le vale aún al Espanyol, cada vez se aleja más del séptimo puesto que ansía.