El Sevilla no tiene límite
Los de Juande Ramos golean al Athletic aupados sobre el juego de Luis Fabiano
El Athletic no fue ayer ese equipo de jersey de pico lustroso. Es lo que tiene tener que mudarse del adosado al barrio, dejar la clase media para tener que buscarse la vida como sea. Ayer, los resultados que aparecían musicales sobre los marcadores simultáneos le indicaban que había otros que estaban aún peor que él. Pero la presunta ventaja que eso le podía proporcionar debía cobrársela al coco de la Liga. Quitarle puntos al Sevilla está más que difícil y en su casa es prácticamente imposible. Ante este tipo de retos uno puede acudir a hacer lo que sabe, con descaro y ausencia de temores, o intentar construir una pared frente a tu portería y que tus delanteros aprovechen a la carrera un fallo del contrincante. En el primer caso lo más probable es salir apaleado contra el que es mejor, pero también con el segundo estilo de los citados le puede caer a uno la del pulpo, pero ya sin honra ni nada a que apelar.
SEVILLA 4 - ATHLETIC 1
Sevilla: Cobeño; Alves, Aitor Ocio, Escudé, David; Navas (Hinkel, m. 61), Poulsen, Renato (Maresca, m. 70), Puerta; Luis Fabiano y Kerzhakov (Chevantón, m. 66). No utilizados: Varas; Dragutinovic, Kanouté y Duda.
Athletic Club: Aranzubia (Lafuente, m. 28); Iraola, Sarriegi, Prieto, Amorebieta, Expósito; Etxeberría, Murillo, Yeste, Gabilondo (Ustaritz, m. 67); y Aduriz (Urzaiz, m. 67). No utilizados: Zubiaurre, Iturrriaga, Garmendia y Llorente.
Goles: 1-0. M. 48. Kerzhakov bate por bajo a Lafuente tras una buena jugada de Luis Fabiano. 2-0. M. 53. Puerta se cuela hasta la línea de fondo, chuta fuerte y la pelota se cuela por el primer palo de la portería del Athletic. 3-0. M. 68. Chevantón marca, solo ante el portero tras un pase de Luis Fabiano. 3-1. M. 76. Yeste, de cabeza. 4-1. M. 81. Luis Fabiano, solo.
Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Sarriegi, Iraola y Prieto.
Unos 42.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
El Sevilla sigue eligiendo meter el golito cuanto antes para que después brillen la rapidez de sus transiciones, sus combinaciones y sus remates. Ayer, a los seis minutos ya le habían anulado un gol y dos después Luis Fabiano estrelló el chut de un penalti en el poste.
El murmullo de la feliz afición sevillista sonó en esos momentos como el previo a una decapitación. Pero no todo era como comenzó. A los dos minutos del penalti fallado por el delantero brasileño, Etxeberria le encontró la espalda a los defensas y allí una pelota que chutó tan bien que sólo el poste de metal evitó que entrar en la meta de Cobeño. Al tiempo que se cortó el buen rollo en la grada, el Athletic ganó peso en el partido. A pesar de que el centro del campo dependía del menor Murillo y del disminuido Yeste, algunas carreras de Etxeberria mantuvieron la tensión de la cita. Con un poco más de ayuda de Aduriz y Gabilondo, el Athletic podía haber intentado sacar algo más de provecho a la intranquilidad sevillista.
El cuadro de Juande Ramos siguió jugando bien, creando peligro y moviendo la pelota con criterio y celeridad. Sin embargo, a medida que pasaban los minutos, cada más ojos buscaban el banquillo sevillista, donde estaba sentado Kanouté. Kerzhakov seguía bullicioso y peligroso, pero no lo suficiente como para disipar las dudas que levantaba Luis Fabiano. El ariete brasileño es un jugador de temperamento quebradizo. Y había fallado un penalti. Con el estéril control -que aún no era dominio- sevillista acabó la primera mitad y llegó el descanso, precisamente cuando algo, un calambrazo, un meneo, una regañina, un consejo, cambió la cabeza de Luis Fabiano.
En la segunda mitad, el brasileño era otro. Fue incluso distinto de casi todo lo que se le ha visto por Nervión. En la jugada del primer gol, con un giro sobre su eje con el balón fundido a su bota convirtió una clásica combinación por la derecha de los sevillistas en una acción bellísima y efectiva. Tras girarse y corriendo rodeado de contrarios ya de cara a la portería vio a Kerzhakov, le pasó la pelota y el ruso la colocó lejos del alcance de Lafuente. Indudablemente era el momento del Sevilla. Y en esta ocasión lo aprovechó. Cinco minutos después, Puerta se coló y chutó lo que debía de ser un centro y entre la fortuna y la fatal colocación de Lafuente remataron el partido para los de Juande.
El Athletic se desmoronó irremediablemente tras los goles. La cicatera táctica de Mané quedó entonces ridiculizada. El entrenador de los de Bilbao despobló entonces la defensa y dio entrada a Ustaritz y Urzaiz por los anodinos Gabilondo y Aduriz. Pero el Athletic, que nunca salió a ganar, ya tuvo más que claro que iba a perder. Ya sólo quedaba intentar que el destrozo fuera lo menor posible.
El entrenador sevillista pudo ya darle descanso a algunas de sus piezas clave de cara a la semifinal de la Copa de la UEFA que disputará el jueves en Pamplona con Osasuna y acercar a la redención a algunos jugadores menos afortunados e incluso menos queridos. Chevantón hizo un gol en semifallo y estrelló un balón en el palo ante el pelele que era ya el Athletic. Pero el protagonismo final se lo merecía Luis Fabiano y el fútbol se lo regaló con el gol que cerraba el marcador del partido. Antes había marcado Yeste. Pero, al igual que el Athletic ayer, no significó nada de nada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.