"Más que a Verdi le doy a la ranchera"
Con 49 años y dos hijos, es alegre como un cascabel, aunque, en el terreno canoro, tiene pinta de no ir mucho más allá del 'Baixant de la font del gat'. Le gusta escribir, ir al gimnasio, esquiar y estar sola. Dice que no planea casi nada, porque deja un hueco a la aventura. Y que siempre que ve un avión tiene ganas de subirse
Pregunta. De la Prensa al Liceo. ¿Es mejor ser periodista o ser cantante?
Respuesta. Yo no tengo ninguna posibilidad de ser cantante [ríe]. No canto nada.
P. Si pasó por aquí la Pantoja, ¿por qué no usted?
R. Porque la Pantoja sabe cantar. Y yo tengo un oído de los peores de mi familia.
P. Hablando de la Pantoja: ¿El Liceo come de todo?
R. El Liceo sobre todo canta de todo. E intenta que venga todo el que quiera. Pero no sólo la Pantoja. También Van Morrison y El Cigala.
P. Al llegar tenía un déficit de diez millones de euros. ¿Dispuesta a ponerlos de su bolsillo?
R. No. No, no. No. Vamos a intentar que tampoco el público tenga que poner más de lo necesario. Era un déficit, que ya no hay, acumulado a base de demasiado éxito.
P. El éxito es caro.
R. Si no se controla, sí. La ópera es muy cara.
P. ¿A usted su éxito se le ha puesto en un pico?
R. Sigo pagando. Pero ya menos dispuesta a hacerlo que antes.
P. ¿Ha entrado aquí como Aida o como los elefantes?
R. Yo he entrado con cuidado, porque hay mucha gente que lleva mucho tiempo, y éste es un teatro que tiene 160 años.
P. ¿Y se ve más Carmen, más walquiria o más Traviata?
R. Las mujeres en la ópera siempre acaban fatal. Y a mí el drama me va poco. Walquiria, no;además, las walquirias son muy altas, y ya me ve a mí. Quizá sería más Violeta. Carmen, tampoco; aunque yo soy remangada, y, puestos, bailar sí sé. Lo que pasa es que no fumo, y eso me limita, ¿no?
P. ¿Cuando oye "Amami, Alfredo!" piensa en Rubalcaba?
R. La verdad es que para nada. Pienso más en Krauss, que tenía mejor voz.
P. Dígame un buen Radamés con el que conocer Egipto. No vale su marido.
R. Es que casualmente yo conocí a mi marido en Egipto. Y le diría Javier, sí. Si no, me hubiera encantado con Marlon Brando.
P. ¿En la ducha le da más bien a Verdi o más bien a Estopa?
R. Pues la verdad es que más que a Verdi le doy a la ranchera. Y a algún tango o bolero en momentos más íntimos.
P. ¿Se confirma que le han pedido de Moncloa que enchufe a Sonsoles Espinosa?
R. En absoluto [ríe]. Ni Zapatero ni Sonsoles han venido por aquí, y me gustaría mucho que lo hicieran. Creo que ella canta muy bien, pero no se ha estrenado en el Liceo.
P. Los Morente, Sara Baras, El Cigala. ¿Nadie le dirá que más sardana y más coblas?
R. Espero que no. Las coblas ya celebraron aquí una fiesta. El flamenco estuvo en el Liceo en el comienzo, y es uno de los grandes cantes que tenemos.
P. No será para hacer la pelota a Montilla.
R. No: porque me encanta.
P. ¿Cuál es el sello Cullell?
R. Espero que el que venga después encuentre un Liceo más internacional. Y, sobre todo, que la gente haya disfrutado mucho.
P. ¿Qué se canta el Tripartito?
R. Lo que intenta, creo, es no desafinar. Cuando cantan tres siempre es más difícil.
P. ¿Quién es el que da el do de pecho?
R. Yo creo que, en este momento, el do de pecho lo intenta dar Montilla.
P. Presume de origen albaceteño. Puesta a ir de manchega, ¿mejor ser Dulcinea o Sara Montiel?
R. Ay, pues seguramente Dulcinea. Y que llegara el caballero en algún momento. Ser el sueño de alguien.
P. Fue directora adjunta de La Caixa. Usted sí que sabe de seguros de vida.
R. Y de cartillas. Yo me fui. Pero si te quedas, sí [ríe], digamos que es un empleo estable.
P. Amusátegui en una recepción le dio el abrigo creyéndola azafata. ¿Pasó muchas de ésas?
R. Me ha pasado más de una vez, sí. Casi se me cae la copa de champán por recogérselo al vuelo. En alguna otra ocasión me han sentado en la última silla... Ahora ya no, creo que por un tema de edad. No me llaman señorita los taxistas ni me sueltan los abrigos los banqueros.
P. Igual incluso se creen que es directora general del Liceo.
R. Ahora la verdad es que se lo creen. Y en el fondo hay momentos en los que me da una rabia... Lo de la azafata tiene su punto.
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Con 49 años y dos hijos, es alegre como un cascabel, aunque, en el terreno canoro, tiene pinta de no ir mucho más allá del 'Baixant de la font del gat'. Le gusta escribir, ir al gimnasio, esquiar y estar sola. Dice que no planea casi nada, porque deja un hueco a la aventura. Y que siempre que ve un avión tiene ganas de subirse
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