Fiebre de oro en la relojería suiza
La industria helvética celebra dos años consecutivos de récord en exportaciones
La legendaria industria relojera suiza rebosa optimismo, según los datos revelados tras la celebración de sendas ferias en Ginebra y Basilea con invitados de lujo. Después de años consecutivos de récord de exportaciones, 2007 se anuncia aún mejor, si cabe. Los motivos del éxito son varios. La economía mundial atraviesa un sostenido periodo de crecimiento, apoyado en los mercados emergentes. "Pero no hay que olvidar", afirma François Thiebaud, presidente de Tissot y Swatch Group al influyente diario Le Temps, "que desde la caída del muro de Berlín el número de consumidores potenciales ha estallado, con la incorporación al mercado de la India, China y los antiguos países del bloque comunista".
La firma Romain Jêrome ha fabricado 2.012 relojes a partir de fragmentos extraídos de los restos del Titanic
Los empresarios alertan de que ante la falta de personal altamente cualificado no podrán atender los enormes pedidos realizados
Thiebaud calcula que los clientes potenciales han pasado de 700 a 1.500 millones. "Las posibilidades de negocio se han duplicado".
De hecho, uno de los problemas a los que se enfrenta esta industria es "morir de éxito". La falta de personal especializado y altamente cualificado ha llevado a algunos empresarios a afirmar que, de no mediar cambios, algunas casas relojeras no podrán servir las enormes cantidades de reservas y pedidos realizados.
Se trata de firmas que han contribuido a forjar el mito de una Suiza rica y afortunada como: Audemars Piguet, Jaeger-LeCoultre, Breguet, Tissot, Cartier, Tag-Heuer, Bulgari, Longines, Omega, Swatch, Rolex, Patek Philippe, Piaget, Chopard, Franck Muller y Hublot.
Para algunas de estas célebres marcas, las ferias de Ginebra y Basilea (Salón de Ginebra y Baselworld) representan hasta el 85% del volumen anual de negocio, gracias a la cantidad de pedidos recibidos, aunque los organizadores son reacios a dar cifras oficiales.
Franck Muller consigue a través de estas ferias entre el 60% y el 80% de su cifra anual de negocio, mientras Audemars Piguet alcanza el 50%, según analistas del sector.
Entre las estrellas de Basilea destaca un reloj de la firma Romain Jerôme, construido a partir de fragmentos del Titanic. Se han fabricado 2.012 unidades numeradas, en homenaje al año del centenario de su hundimiento, y ha sido portada de varias revistas especializadas.
Los precios de estas joyas mecánicas casi eternas no están, desde luego, al alcance de todos los bolsillos. Algunas cifras son reveladoras: un reloj de Richard Mille vale 200.000 euros, o el Zafiro de Guy Ellia, 390.000 euros... impuestos no incluidos.
Entre las marcas más tradicionales como Cartier, Piaget o Blancpain se pueden encontrar relojes entre 50.000 y 300.000 euros.
Los analistas observan que, a pesar del éxito de relojes baratos como los Swatch, los productos de lujo y relojes en serie limitada se venden cada vez más. El precio medio de un reloj exportado desde Suiza en 1996 era de 120 euros y en 2007 es de 370 euros. Todo parece indicar que este crecimiento de un 10% anual no se va a detener en los próximos años.
Un claro síntoma de la euforia actual lo dan los organizadores de Baselworld que anunciaron el pasado día 11 una inversión de 230 millones de euros en la ampliación de las instalaciones destinadas a la feria internacional. El proyecto se ha encargado al estudio de arquitectos de Basilea Herzog & De Meuron, y se espera que vea la luz en 2012.
Para consuelo de los aficionados, no todos los relojes en Suiza son inalcanzables. La estrella mediática americana Paris Hilton acudió a Basilea a presentar su nueva línea de relojes, Paris lux, cuyos precios oscilan entre 85 y 200 dólares.
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