¡A inaugurar!
YA ESTÁ. Se acerca el momento. Antes de que nos demos cuenta, España habrá cambiado de la noche a la mañana: comienza la campaña electoral y candidatos y candidatas se lanzarán a inaugurar y prometer desaforadamente, dibujando un país nuevo. Muchos de ellos ya andan por las calles, y parece que hablan solos. Van enfebrecidos: hoy nace una escuela, hoy comenzamos un nuevo tiempo, este ferrocarril significa el fin de siglos de aislamiento... Sí, pero ¿se puede ser original? ¿Cómo llamar la atención, en este mar de promesas? ¿Quién se atreve a hacer como el alcalde de Calzadilla (Cáceres), que desde hace unos años mantiene el compromiso de regalar un cerdo a todos los matrimonios que tuvieran un hijo? Eso es fomentar la natalidad con medidas concretas. Bien es cierto que el resultado no ha sido espectacular, no han nacido niños a tutiplén, pero esto también tiene su lógica, porque ponerse a procrear pensando en un cerdo no es lo más estimulante. Intercambias miradas con tu pareja, un toqueteo con picardía, y un "¿qué, vamos?". De repente se te viene la imagen del cerdo, y se rompe el encanto. Después tienes pesadillas por la noche cuando oyes ronquidos. ¡Dios! ¡El cerdo! A veces, las medidas mejor intencionadas provocan efectos paradójicos.
Además de promesas e inauguraciones, en campaña electoral tenemos la modalidad del autohalago
Pero es verdad que los políticos podrían regalar cosas: "Buenas tardes, soy su alcalde, le traigo un iPod". "Buenas tardes, soy su alcalde, le traigo una vaca". Según necesidades. ¿Qué podría regalar Zapatero? Un par de ministros. Oiga, ¿yo para qué quiero dos ministros? "A mí tampoco me resuelven nada y hace tres años que los aguanto", podría replicar él. Rajoy podría regalar un sillón. "Sí, señora, un sillón. El mío. Estoy harto, esto no hay quien lo aguante". Acebes, una conexión ADSL, para bajarse cosas de Internet. Para disimular el caso de la imprenta de Melilla, dice Acebes que él se baja "de Internet" impresos de voto por correo. Pues menuda habilidad la de Acebes, porque esos impresos tienen papel de copia, doble folio y doble color. Hay que ver, ¡lo que saben los hackers! ¿Qué podria regalar Llamazares? Una foto suya. "Con lo poco que salgo en los medios, para que tenga un recuerdo mío, para que, cuando me vea por la tele, sepa que soy yo".
Pero no habrá nada de eso. La campaña será poco original, seguro. Podría comenzar con un festival conjunto de todos los candidatos, cantando una versión de la canción de Paco Ibáñez A galopar. "A inaugurar, a inaugurar, hasta enterrarlos en el mar". Además de promesas e inauguraciones, en campaña electoral tenemos la modalidad del autohalago: "Somos los únicos que defendemos verdaderamente...".
Hagan la prueba un día: compórtense en su vida cotidiana como un político en campaña. Al encender el televisor, digan a su familia: "Con este espacio de ocio y cultura, inauguramos momentos de felicidad". En el trabajo, sonrían sin motivo, vayan dando abrazos a la gente, estrechando manos aquí y allá. Repartan fotografías suyas a desconocidos. En cualquier esquina, proclamen: "Soy el mejor". Paseen por la ciudad acompañados por una música euforizante. Entren en las tiendas y pregunten a la gente cómo le va la vida. En la calle, besen a los niños. Les tomarán por locos. ¡Pues claro! Pues eso.
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