_
_
_
_
Reportaje:Fútbol | 31ª jornada de Liga

Viera, el especialista

El meta del Villarreal ha encajado dos penaltis de ocho en dos años

Si el fútbol adoptara las reglas del balonmano para los cambios de jugadores, Sebastián Viera (Florida, Uruguay; 1983), sería una pieza codiciada en todo el mundo. Al menos para detener penaltis. De las ocho penas máximas a que se ha enfrentado en las dos últimas temporadas (siete en Liga y una en Copa), sólo dos acabaron en gol, una se marchó fuera y otras cinco las detuvo. En las dos últimas jornadas, frente al Atlético y Getafe, Viera frenó desde los 11 metros a Fernando Torres y Güiza. "Es importante parar un penalti, si te da puntos", razona Viera. El Villarreal perdió las dos veces.

El arquero uruguayo, que antes de recalar en el Villarreal fue rechazado por el Arsenal por un problema congénito en la cadera, es un especialista. "He tenido fortuna", confiesa. Delante del ejecutor, Viera apenas gesticula. Se concentra, mira al contrario, espera. ¿Algún secreto? "Intento concentrarme, jugar con la ansiedad del lanzador, tratar de poner nervioso al delantero dándome segundos de tiempo para mí".

En Uruguay también tuvo éxito en el Nacional de Montevideo. "Aunque no me tiraron tanto como acá, paré uno importante que nos valió para ser campeones", presume. Viera estudia a los delanteros y a los posibles lanzadores de penaltis. "Aunque todo se decide en un segundo y pueden patear al lado habitual o no", esgrime. Entonces, ¿dónde reside su habilidad? "Espero al último instante. Muchos jugadores te miran y cuando das un paso al costado te tiran al otro. Lo más importante es esperar y después decidir", revela Viera.

El portero internacional uruguayo sigue cierta liturgia que le sirve de guerra psicológica. "Me tomo mi tiempo, bebo agua y después me pongo en el arco". A pesar de sus aciertos, la crítica y la desconfianza de la grada le persiguen en Vila-real, estigmatizado como está por errores que han finalizado en goles de chiste. Es más frecuente verle encajar un gol absurdo que un penalti. "Alguna vez se han pasado de la raya, pero estamos en la cancha para eso, para que nos critiquen o elogien. Si te critican es que eres importante. Si nadie opina de uno es que no te miran", asume.

Viera tenía claro desde pequeño qué quería ser. Lo llevaba en los genes. Su padre también fue portero y disputó el Mundial juvenil de Japón en 1979 con Uruguay. "Yo quería ser como él. Apenas alcance a ver el final de su carrera. Tenía un físico diferente del mío, más flaco y espigado. A mi padre le gustaba entrenarme y así empecé", presume Viera de su progenitor, que ha publicado un libro sobre el entrenamiento de porteros: Un sentimiento, ser arquero. Tras entrenar en Suramérica y China, sigue de cerca a su hijo, el parapenaltis.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_