La muerte de otros dos suicidas lleva el pánico a las calles de Casablanca
La camarera del salón de té Casablanca, en la calle Moulay Youssuf, lo cuenta así: "Oímos una primera explosión y salimos afuera. Fue la primera bomba. Entonces vi que un joven vestido con pantalones vaqueros corría por el centro de la calle. A llegar a la altura de la escuela, en el cruce, explotó: fue la segunda". Los dos jóvenes marroquíes que se suicidaron ayer eran hermanos y se quitaron la vida en una avenida flanqueada de palmeras, a las nueve de la mañana, ante el Consulado de Estados Unidos en Casablanca. Como la mayoría de los kamikazes, los dos hermanos vivían en las diminutas chabolas del miserable poblado de Shaquila, al norte de la ciudad; un descampado empedrado de bolsas llenas de basura.
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