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Los partidarios de Zaplana se atrincheran en Alicante y Camps controla Valencia

Alicante es la última trinchera del zaplanismo. Los afines al ex presidente de la Generalitat valenciana controlan el aparato del PP en esta provincia. Al principio de la legislatura, la mayoría de alcaldes y ediles alicantinos respetaban sin rechistar el liderazgo de José Joaquín Ripoll. El actual presidente provincial del PP y de la Diputación, cabeza visible del sector zaplanista, cosechó el apoyo del 83% de los compromisarios que participaron en el congreso de Altea celebrado en diciembre de 2004. La sombra de Zaplana siempre ha estado presente en Alicante. Sus apariciones los fines de semana con amigos del partido cenando o comiendo son frecuentes y habituales.

Sin embargo, pese a la victoria orgánica del zaplanismo, el presidente regional, Francisco Camps, con el apoyo estimable del presupuesto de la Generalitat, ha ido sumando adeptos, y en especial de los alcaldes interesados en que el Gobierno valenciano invirtiera más en su ciudad. De esta manera, semana tras semana, el campismo iba sumando fieles seguidores que reconocían el liderazgo de Camps.

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Dos de los más significativos en la provincia han sido los alcaldes de Alicante y Torrevieja, Luis Díaz Alperi y Pedro Ángel Hernández Mateo, ambos imputados. Camps controla, además, con la ayuda de Carlos Fabra, también imputado, la mayoría de la provincia de Castellón, y en Valencia domina la situación con la fiel colaboración de la alcaldesa Rita Barberá y con la ayuda de Serafín Castellano, uno de los zaplanistas que cambió de bando tras el espectáculo de los diputados del PP en las Cortes valencianas, cuando dejaron plantado al presidente Camps en una comparecencia.

La batalla de la CAM

Pero en Alicante el aparato provincial del PP, de amplia mayoría zaplanista, ha sido una fuente continua de quebraderos de cabeza para Camps y siempre ha actuado de la misma manera; ante la falta de negociación o acuerdo habrá confrontación. Uno de los episodios más destacados se produjo en septiembre pasado, cuando la ejecutiva provincial se reunió y propuso a la diputada nacional Macarena Montesinos como candidata a la alcaldía de Alicante, ya que tenían datos que alertaban del "desgaste" del actual alcalde, Alperi, y creían conveniente renovar y lanzar a una mujer. Este primer órdago sirvió para que el zaplanista José Joaquín Ripoll arrancara el compromiso de la dirección regional de volver a repetir como candidato a la Diputación, siempre que dejaran a Alperi optar de nuevo al cargo.

La penúltima de las batallas se vivió hace dos meses por el control de los órganos de dirección de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), cuando los consejeros propuestos por los zaplanistas se alinearon con los socialistas para intentar copar más puestos en la entidad. La operación fracasó y al final Camps se alió con los representantes murcianos en la caja para colocar a sus afines.

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