La Diputación de Málaga edita un disco en homenaje al cantaor Miguel de Molina
Han tenido que pasar 14 años de la muerte de Miguel de Molina en Buenos Aires (Argentina) para que en su ciudad natal le reconozcan sus méritos como artista. El cantaor malagueño, nacido en 1906, ha sido nombrado Hijo Predilecto de la Provincia al tiempo que se ha editado un dico homenaje, Coplas en directo, que reúne algunas de sus más famosas canciones como La bien pagá, Ojos verdes, Te lo juro yo en las voces de nueve cantantes malagueños. Este trabajo se presentará en vivo por toda la provincia malagueña mediante una gira de actuaciones que comienza el próximo 20 de abril en el municipio de El Borge y concluye el 19 de mayo en Marbella.
El responsable de Cultura de la Diputación malagueña, Fernando Centeno, dijo durante la presentación del trabajo que éste homenaje sirve para recuperar a "uno de los grandes de la copla y al responsable de que este género fuese reconocido incluso por aquellos que lo denostaban por sus connotaciones políticas", refiriéndose a la apropiación que de la copla hizo el régimen franquista. Precisamente, Miguel de Molina tuvo que huir de España al ser perseguido por los fascistas.
Siendo muy joven se unió a una compañía de gitanos con los que subió a los escenarios de las primeras capitales españolas. Así conoce y entabla amistad con los personajes más importantes de la época, como Benavente, Lorca, Rafael de León, La Argentina o Pastora Imperio, entre otros. Durante la Guerra Civil actúa en teatros, en el frente y en hospitales. Tras la contienda, fue tachado de cantante republicano y perseguido por homosexual hasta terminar con un paseíllo al cual sobrevivió. En 1942 decidió exiliarse en Buenos Aires, donde de nuevo sufrió la persecución del régimen a través de la embajada española. En 1943 se traslada a México y se repite la historia, creándose un frente en su contra encabezado por Mario Moreno Cantinflas y Jorge Negrete, que iniciaron una campaña para desprestigiarle. Aun así, allí vuelve a alcanzar el éxito, pasando a ser primera figura de toda América Latina hasta que en 1966 decide retirarse de los escenarios.
Su peripecia vital fue llevada al cine por Jaime Chávarri en su película Las cosas del querer (1989), donde Manuel Bandera da vida a un cantaor homosexual inspirado en De Molina.
Sólo en una ocasión vuelve a España. Fue en 1957, tras el fallecimiento de su madre y aunque recibe ofertas de trabajo, decide regresar a Buenos Aires, donde vivió retirado hasta su muerte en 1993. Con la llegada de la democracia, el cantaor recibe la medalla de la Villa de Madrid y una plaza con su nombre en Málaga.
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