Con Corominas basta
El Espanyol doblega por la mínima a una Real Sociedad insulsa
Le alcanzó al Espanyol con un solitario tanto de Corominas para dar buena cuenta de la Real Sociedad, tan simplona como desvencijada. Ayer, el problema fue el balón porque ninguno lo quiso. Tan incómodos en las facetas de construcción como nulos en la zona de tres cuartos, ambos equipos desatendieron sin pudor el marco contrario. Faltos de iniciativa, de descaro y determinación, se contentaron con el patadón para arriba. Sólo el regreso de Miguel Ángel Lotina a Montjuïc, las travesuras de Kameni bajo palos y las incursiones de Corominas animaron el duelo. Lógico si se atiende a la alineación del Espanyol, plagada de teóricos suplentes porque tiene a la vuelta de la esquina los cuartos de final de la Copa de la UEFA ante el Benfica; comprensible si se mira la posición de la Real en la tabla.
ESPANYOL 1 - REAL SOCIEDAD 0
Espanyol: Kameni; Velasco, Torrejón, Lacruz, David García (Jarque, m. 79); Ito, Costa; Corominas (Luis García, m. 76), Jônatas, Moha (Riera, m. 58); y Pandiani. No utilizados: Iraizoz; Zabaleta, Ángel y Moisés.
Real Sociedad: Bravo; Gerardo, Ansotegi, Víctor López, Aitor; Garitano, Rivas; Prieto (Novo, m. 76), Mikel Alonso (Díaz de Cerio, m. 63), Savio; y Herrera (Kovacevic, m. 51). No utilizados: Riesgo; González, Garrido y Aranburu.
Gol: 1-0. M. 57. Corominas recoge un rechace y culmina el contragolpe llevado por Jônatas.
Árbitro: Lizondo Cortés. Amonestó a Gerardo, Pandiani, Jônatas, Novo e Ito.
15.150 espectadores en Montjuïc.
Con Iván de la Peña en la grada por decisión técnica, sin un jugador que se prodigue en el último pase, el Espanyol adoleció sobremanera la falta de mordiente, la carencia de iniciativa. Propuso Valverde un centro del campo de carrocería, tremendamente físico y de características defensivas. No sólo el doble pivote fue copado por dos medios centros de corte destructor, como Ito y Costa, sino que la media punta la ocupó Jônatas, otro medio centro. El brasileño, que regresó una vez cumplido su castigo por fugarse sin permiso durante una semana, no tiene velocidad y visión panorámica suficiente para desestabilizar la zaga rival mediante un pase estratosférico. Pero sí técnica y buen despliegue para lanzar los contragolpes. Lo padeció la Real Sociedad.
Inoperante en ataque como insulsa en la creación, la Real aburrió sin remisión. Sí que contuvo con acierto las tímidas tentativas blanquiazules, pero sin un referente en la punta de ataque, sin la participación y verticalidad de Savio por el costado izquierdo. Sin medios de toque, el equipo donostiarra se limitó a las embestidas sin sentido. Se remitió, así, a los cambios de orientación de Aitor buscando la espalda de la zaga blanquiazul. Un arma indolente porque la primera línea del Espanyol dio un paso hacia atrás y la desactivó sin apuros. Pero, al igual que el rival, el Espanyol se ruborizó con la pelota en los pies.
Atrancado el partido por las faltas en la medular, el Espanyol tiró de ingenio al tiempo que la Real reculó. El equipo blanquiazul puso en práctica esa máxima del fútbol que defiende que el ataque viene dado por un balón a la banda, centro y remate. Pero, con el par de la bota en el pie contrario al correcto, los centros se perdieron por la línea de fondo o en las manos de Bravo. Hasta que se durmió la Real y se destapó Corominas. Fue cuando subió en tromba la Real a rematar un centro, cuando Jônatas, en posiciones de rechace, inició una contra. Con generosos espacios por delante y sin nadie que le entrara al corte, Jônatas se cruzó el campo hasta que pisó área y le cedió el cuero a Corominas, que llegaba como una exhalación por el ala derecha. Libre de marca, disparó al bulto. Recogió el rechace y batió a Bravo, descolocado. Gol definitivo para un Espanyol sin mayores aspiraciones y una Real abocada al descenso.
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