El Valencia se quita el corsé
CAYETANO ROS,
Ante la cita del miércoles en Stamford Bridge, hubo de todo. Buenas y malas noticias para el Valencia. Entre las primeras, la recuperación para la causa de Vicente y el estado óptimo de forma de Joaquín, que se puso de luces anoche en Mestalla. También el satisfactorio papel de Moretti como central. Entre las segundas, la debilidad de la propuesta de Albiol en el medio centro como acompañante de Albelda, que ayer descansó para el choque de la Champions. Por ahí, por el eje, un ambicioso Espanyol fue muy superior ayer al Valencia, con un De la Peña extraordinario que dictó una lección de madurez y de clase. El cuadro de Valverde estuvo a un palmo de todo, pero se quedó sin nada por una de las viejas leyes del fútbol: el rival tenía más pegada.
VALENCIA 3 ESPANYOL 2
Valencia: Cañizares; Curro Torres, Ayala, Moretti, Del Horno, Marchena, Albiol, Joaquín, Angulo (Silva, m. 68), Vicente (Hugo Viana, m.74) y Villa (Guerra, m. 83). No utilizados: Butelle: Miguel, Albelda y López.
Espanyol: Kameni; Lacruz (Zabaleta, m.66), Torrejón, Jarque, Chica, Rufete (Coro, m.81), Moisés, De la Peña, Riera, Tamudo y Luis García (Pandiani, m.74). No utlizados: Iraizoz; Moha, Ito y Costa.
Goles: 1-0. M. 11. Villa. 1-1. M. 14. Riera. 2-1. M. 26. Vicente. 3-1. M. 58. Angulo. 3-2. M. 63. Luis García.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó por el Valencia a Albiol, Ayala, Vicente y Moretti y por el Espanyol a Lacruz, De la Peña, Tamudo, Jarque y Chica.
Unos 40.000 espectadores en Mestalla. Terreno de juego en buenas condiciones.
La nota más positiva para los locales fue la recuperación para la causa de Vicente
Para variar, partido abierto, burbujeante, de pista a pista en Mestalla. Sin dominador claro. Sin cinturones tácticos. Con buenos futbolistas con ganas de festejarlo. Partido de extremos puros que dejaron en evidencia a los laterales. Con Vicente a la cabeza, en su enésimo retorno, en su enésima demostración de que, si le respetasen las lesiones, sería el mejor zurdo del continente. Imparable en el uno contra uno por velocidad, potencia y habilidad. Lacruz todavía lo está buscando. Lo mismo que Chica con Joaquín. El gaditano se ha despojado de las impurezas que se le adhirieron en el cuantioso traspaso del verano. Empieza a disfrutar y se nota. En lo suyo, claro. Encara, dribla y centra. De maravilla casi siempre. Como en el primer gol del encuentro. Un centro azucarado que empalmó Villa en una especie de tijereta de costado. El balón cruzó toda el área ante la mirada atenta e impotente de Kameni. El Guaje volvía a marcar tras siete jornadas ligueras de sequía. Una anomalía, tratándose de Villa. Lejos de agotarle, la selección le ha sentado de perillas. Le ha desbloqueado tanto por su gol ante Dinamarca y como por su buena actuación ante Islandia. Su peor enemigo es la monotonía.
El Espanyol llegó a Mestalla para ganar, así que respondió con inmediatez y contundencia. De La Peña conquistó 10 metros de libertad en el centro del campo y con ellos hizo estragos en la defensa valencianista. Lo Pelat abrió el compás y metió tres pases de gol en 45 minutos sin que los defensas advirtieran sus intenciones. Debe ser el medio que mejor esconde el pase y el que con mayor precisión lo ejecuta. Uno de ellos acabó en el carril del 10, llegó Riera y disparó raso y cruzado para quebrarle las costillas a Cañizares. Curro Torres, clavado, se quedó con el molde. Quique abroncó de inmediato a su lateral. Y admiró en secreto la fabulosa dotación para el pase de De La Peña, a quien le gustaría fichar para la temporada que viene. No sería mal recambio para Baraja.
Pero el choque se iba a decidir por las orillas y Vicente retomó la palabra en un diálogo de paredes con Villa que acabó con el gol del extremo valenciano. También de disparo raso y cruzado. Ahí donde más duele. La reanudación se abrió de manera accidentada y Luis García, otro pretendido por Quique, le soltó un codazo a Ayala en el pómulo por el que el central argentino hubo de perderse en la banda algunos minutos. Para entonces, el centro del campo era completamente del Espanyol, concretamente de De la Peña. Es lo que tiene jugar con dos centrales (Albiol y Marchena) como mediocentros. Que tienden a retroceder y pierden el hilo del juego con facilidad. En eso estaba el partido, con el Espanyol amenazante y el público echando espuma por la boca cuando Joaquín, aclamado por la grada, entró en acción con un pase al hueco digno de La Maestranza permitió que Villa le cediera el gol a Angulo. ¿Debate zanjado? Eso parecía hasta que Curro Torres, en su enésima pifia, propició el centro de Riera y el remate de Luis García que Cañizares sacó desde más allá de la línea de gol. La gente la emprendió sin piedad contra Curro Torres mientras Quique decidió mantenerlo para no hurgar en la herida.
De la Peña siguió gobernando, pero menos porque entró Silva y dio cierta estabilidad al Valencia. No tanta como para evitar que se rompiera en dos cada vez que atacaba con determinación. Y, a continuación, se sentía incapaz de volver a defender. El Espanyol encajonó al anfitrión y Mestalla, en el gesto más bonito de la noche, despidió a Rufete con una generosa ovación. Por aquellos espléndidos años.
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