Almería y las constelaciones
Recorrido por la ciudad andaluza y su entorno ante las III Jornadas Astronómicas
Cuando paseo los domingos por los jardines de la Alcazaba, imagino historias de fortalezas, de castillos. Fue construida sobre los restos de otro recinto en el año 955 por orden de Abderramán III. Imagino a los caballeros, heridos o triunfantes, después de las batallas que perfilaron la historia de la ciudad. La arquitectura de la resistencia se extiende por toda la cartografía almeriense. La catedral, del siglo XVI, por ejemplo, tuvo funciones de fortaleza. Sus almenas y troneras fueron concebidas para defender el lugar de los ataques piratas.
Almería, desde sus orígenes como urbe, ha sido como una calle cualquiera camino de cualquier parte. Frontera virtual entre Europa y África. Pura mezcla de culturas. Ahora, las aulas de sus colegios son un damerograma de etnias que va más allá de la constante de las tres culturas que la perfilaron históricamente. Por supuesto, se llega en avión, en tren o por carretera, pero si lo hiciéramos en barco nos sumergiríamos desde los primeros pasos en lo más exótico de esta ciudad mediterránea.
Cerca del puerto y del barrio de Pescadería avanzamos entre las palmeras del parque Nicolás Salmerón. En este espacio se rodaron, allá por los años sesenta, algunas secuencias de la película Lawrence de Arabia. Frente a la aduana hay una mezquita moderna, abierta al culto, y justo al lado se puede tomar un auténtico té moruno. Muy cerca, la iglesia de San Juan (plaza del Cristo de la Buena Muerte) guarda los restos de la mezquita antigua.
Un poco más allá, en la arteria principal, la calle Real, se suceden una serie de bazares, además de tres establecimientos clave que dibujan un interesante eje gastronómico: Casa Joaquín, por el sur; La Borrachería, en el centro, con una adopción moderna de los platos de siempre, y al final, tirando hacia el norte, un mítico de la tapa, Casa Puga. Otras pistas gastronómicas nos llevan a degustar las anchoas de la bodega Aranda, cerca de La Puerta de Purchena, o las gambas de Casa Lupión.
Huellas en movimiento
La vida sigue el ritmo de un movimiento constante, posiblemente heredado de aquellos que dejaron sus huellas en esta región e inspiran varias excursiones para el viajero de hoy: dos algo más lejanas, para admirar los trazos del paleolítico en la cueva de Ambrosio, en Vélez Blanco, y hasta el yacimiento de la cultura de El Argar, en Antas; y una más cercana que lleva a los fortines, necrópolis y cabañas circulares de Los Millares, en Santa Fe de Mondújar.
Pero el paisaje en torno a Almería se transformó sobre todo a partir de las últimas décadas del pasado siglo. En cierta manera, ya lo profetizó Gerald Brenan, allá por 1957, en su obra Al sur de Granada, cuando escribía que "la ciudad de cierta importancia más próxima a Yegen es Almería", añadiendo, en síntesis, que para llegar hasta ella hay una carretera que transcurre en línea recta a través del desierto. Este desierto es el Campo de Dalías, antaño un delta de piedras y escombros. Pero su aspecto ha cambiado. Los manantiales subterráneos que en el pasado alimentaban la colonia romana de Murgi fueron abiertos, y la llanura que una vez fue árida se llenó de blancas casas entre el verdor de los cereales y los árboles. Ciertamente, gracias a esos manantiales, junto a unos ingeniosos sistemas de cultivo, los cereales y los frutales se han transformado en un mar de plástico -que a vista de pájaro parece una gigantesca laguna plateada-, generador de una de las principales fuentes de la economía del lugar. El Ejido se segregó de Dalías y los invernaderos inundan toda la zona extendiéndose hasta los rincones más insólitos.
El sol y la luz siempre han sido los elementos que estimularon Almería. Un sol implacable que ilumina las palmeras en los vértices de las montañas o se refleja en las finas arenas, creando un espectro de colores del blanco cegador a los dorados de las tardes. Si queremos verlo, sentémonos en los campos y en las orillas del cabo de Gata, "lugar donde se aposenta y vive con todo su poderío la luz", como dijo José Ángel Valente en La memoria y la luz. Un sol travestido en alquimista que ha transformado los minerales para después, mediante procesos alquímicos, hacer evolucionar con laberínticas geometrías el paisaje. Una luz que se refleja en grandes pantallas ubicadas en un desierto para aportarnos energía. Juan Goytisolo decía que "en Almería no hay arbolado porque no llueve y no llueve porque no hay arbolado. Sólo el esfuerzo tenaz de ingenieros y técnicos y la generosa aportación de capitales podrán romper algún día el círculo vicioso".
Otras luces son contempladas desde el observatorio de Calar Alto (Gérgal), que analiza constelaciones, agujeros negros, quasares y estrellas perdidas. Luz y tiempo. Dos claves de Almería, un lugar que siente una hermosa inquietud por lo nuevo, consciente de sus posibilidades, que enlazan con los más variopintos universos.
GUÍA PRÁCTICA
Visitas- Alcazaba (950 27 16 17). Almanzor, s/n. Del 1 de abril al 31 de octubre, de 9.00 a 20.30. 1,50; europeos, gratuito.- Catedral de Almería. De lunes a viernes, de 10.00 a 16.30. Sábados,de 10.00 a 13.00. Cerrado, domingosy festivos. Entrada, 2 euros.- Observatorio Astronómico Calar Alto (www.caha.es; 950 63 25 00).Comer- Casa Joaquín (950 26 43 59). Real, 111. Unos 30 euros.- La Borrachería. Calle Real, esquina a la calle de Séneca. Unos 10 euros.- Casa Puga (950 23 15 30). Jovellanos, 7. Unos 15 euros.- Bodeguita Aranda (950 23 28 77). Obispo Orverá, s/n. Unos 10 euros.- Casa Lupión. Real, 64. Unos 10.Jornadas de Astronomía- Del 9 al 13 de abril se celebran las III Jornadas Astronómicas, que traen a la ciudad a personalidades como el astronauta Pedro Duque, el premio Nobel de Física Joseph Taylor o investigadores como John Beckman, tres de los conferenciantes en las sesiones diarias en el teatro Apolo(a las 20.30, excepto la del día 9,que será a las 19.00). Además, se podrá contemplar una proyección de holografías gigantes en una carpa de la avenida de Federico García Lorca. A las 10.00 del jueves 12 de abril está programada una visita guiada (pueden apuntarse en el 607 79 96 34) al Observatorio Astronómico de Calar Alto, del Instituto Max-Planck y del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA). Y la noche del viernes (23.00), la Asociación Astronómica Orión (www.portalciencia.net/orion.html) organiza una observación astronómica, pic-nic incluido. Todas las actividades son gratuitas.Información- Turismo de Almería (950 28 07 48; www.almeria-turismo.org).
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