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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Albert Báez, matemático y físico

Coinventor de la máquina de rayos X, era el padre de Joan Báez

Su apellido lo popularizó su hija Joan, la cantante folk con voz angelical que en los años sesenta se dio a conocer a través del Newport Folk Festival, que ayudó a lanzar la carrera de Bob Dylan -con quien además mantuvo una relación- y que se convirtió en una de las activistas más célebres de aquella década. Pero las inquietudes políticas de Joan Báez se las transmitió su progenitor, Albert V. Báez, hombre polífacético, especialista en matemáticas y física, coinventor de la máquina de rayos X, pacifista y ecologista, quien falleció el pasado martes por causas naturales a los 94 años en Redwood City (California).

Había nacido en Puebla (México) en 1912, pero a los dos años se trasladó a Tejas junto a su padre, un sacerdote metodista que predicaba en español y su madre, una trabajadora social. De ahí se mudaron a Nueva York, donde Albert llegó a plantearse seguir los pasos de su progenitor, una idea que acabó abandonando al enamorarse durante su adolescencia de las matemáticas y la física, a las que dedicó gran parte de su vida. Fue durante aquellos años cuando Albert desarrolló lo que su hija Joan definió en sus memorias como "una curiosidad insaciable hacia todo".

Se licenció en Física y Matemáticas en 1933 por la Universidad de Drew e hizo un master en matemáticas en la de Siracusa dos años después. Como científico tenía talento y pronto consiguió el respeto de sus colegas. A principios de los años cuarenta le llegaron a ofrecer participar en el Manhattan Project, donde se gestó la bomba atómica, pero decidió rechazar la invitación por problemas de conciencia, una decisión que además afectaría profundamente a la forma de ver la vida de su hija Joan y sus hermanas Mimi Farina (también cantante) y Pauline. "Nunca tuvimos las cosas bonitas e inútiles que todas las niñas quieren. Pero en su lugar tuvimos un padre con la conciencia limpia: la decencia fue su legado para nosotras", escribió Joan en el libro And a voice to sing with.

A finales de los años cuarenta, Albert Báez contribuyó a sentar las bases de una nueva ciencia que culminaría en la construcción en 1948 del primer aparato de rayos X, que aún hoy se sigue utilizando en medicina y astronomía.

La familia viajó a través de diferentes países, incluido Irak, donde este científico ayudó a construir un laboratorio de física en la Universidad de Bagdad, en 1950. El nivel de pobreza de aquel país contribuyó a afianzar en Báez la creencia de que para mejorar las condiciones sociales de la gente es necesario mejorar su educación. Por eso, a su regreso a Estados Unidos, y pese a recibir continúas y lucrativas ofertas para trabajar en proyectos relacionados con la industria militar, Báez decidió entregarse más y más al mundo de la educación.

En 1961, la Unesco le nombró director de la recién inaugurada unidad de enseñanza científica. Desde ahí contribuyó a diseñar y mejorar los currículos en matemáticas y físicas de los países en desarrollo. "La ciencia es una de las cosas que estos países necesitan para sentar las bases de futuras economías. De lo contrario, siempre serán siervos de Estados Unidos", escribió en un ensayo publicado en el libro Mexican voices / American Dreams.

Tras jubilarse continuó trabajando para la ONG Vivamos Mejor, dedicada a mejorar la calidad de vida de los países de América Latina a través de proyectos científico-educativos.

Tras su muerte, su familia emitió un comunicado en el que se afirma: "En todos los aspectos de su vida combinó sus papeles de científico, ecologista, profesor y humanista. De este modo, alimentó y transmitió valores que representan lo mejor del ser humano".

Albert V. Báez.
Albert V. Báez.

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