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Columna
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Alfonso Reyes, en el Cervantes

El Instituto Cervantes inauguró en su sede de Alcalá, 49, la exposición Alfonso Reyes. El sendero entre la vida y la ficción. Esta exposición, que está teniendo mucho éxito entre los aficionados al baloncesto, es un homenaje al extraordinario escritor mexicano y magnífico baloncestista español Alfonso Reyes que falleció como escritor en 1959 y resucitó, doce años después, de entre los vivos - porque este hombre no ha estado muerto ni en la tumba- para reencarnarse en 1971 en un niño -y, claro, con su mismo nombre: Alfonso Reyes- que ahora triunfa como pívot en el equipo gallego Club Baloncesto Breogán. ¿Y quién no ha visto también al ex madridista Alfonso Reyes volar rumbo al cielo del aro con nuestra selección nacional de baloncesto a la que tanta gloria ha dado a lo largo de ya más de cien partidos?

Se cumplen los 30 años del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre España y México y, para celebrar este aniversario, el Instituto Cervantes quiere contribuir a la difusión fuera de México de la figura de Alfonso Reyes, uno de los grandes autores en lengua española y cuya obra, por desgracia, casi ha desaparecido de nuestras librerías. Alfonso Reyes es un espléndido escritor en verso y en prosa. Visito la Casa del Libro de Gran Vía, cuyo sótano los aficionados a la literatura asociamos con la magnífica novela de André Gide Los sótanos del Vaticano, y en esa Capilla Sixtina sólo encuentro un título de Alfonso Reyes: Teoría literaria que, con prólogo de Julio Ortega, publicó Fondo de Cultura Económica. Si uno visita otras librerías hallará algún otro título pero, cuando pensamos que las obras completas de Alfonso Reyes constan de 26 volúmenes, estos escasos hallazgos, comparados con el arsenal de las obras completas, no dejan de parecernos migajas para los pajarillos del parque de la Fuente del Berro, uno de los parques más bellos de Madrid. En este parque, casi incrustado en el Pirulí de TVE, la estatua de Bécquer, que protege una senda botánica seguida por algunos paseantes, está esperando ahora el regreso de las oscuras golondrinas, tan genialmente adjetivadas por el poeta sevillano, en cuanto se afiance un poco la primavera.

¿Se parecen en algo la poesía de Bécquer y la de Alfonso Reyes? Si aceptamos, como no queda otro remedio, que la imagen popular que ha prevalecido de Bécquer es la de un poeta romántico casi cursi, no hallaríamos ninguna semejanza entres estos dos poetas. Pero Bécquer, por fortuna, es un poeta romántico en absoluto cursi que, además, escribió algunos poemas muy secos. Esta poesía felizmente seca ha sido el inicio de la poesía contemporánea en lengua española. Y heredó las sabias propuestas del romanticismo inglés que propugnó para el verso una lengua de registro coloquial. La sequedad de poemas becquerianos como ¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero y del poema Una mujer me ha envenenado el alma, una rima que Bécquer rechazó porque en ella confesaba una enfermedad venérea, es de la misma estirpe que la sequedad de la gran poesía de Cervantes, de la de Luis Cernuda o de la sequísima y fantástica poesía de Alfonso Reyes. Poemas secos de Reyes como Arte poética, Caravana, Para un mordisco, Yerbas del tarahumara resisten, frescos, el paso del tiempo.

Alfonso Reyes fue un hombre de acción: simultaneó el ejercicio de la diplomacia con su pasión por la literatura y la más extensa vida social. En el espléndido catálogo de esta exposición -su comisario es Héctor Perea-, aparecen cientos de personas de la más alta relevancia artística con las que se relacionó Alfonso Reyes. Este ilustre polígrafo -epíteto hoy cómico porque lo asociamos con el televisivo polígrafo de la verdad al que se someten nuestros famosos- este ilustre polígrafo mexicano, digo, vivió en Madrid entre 1914 y 1924. Vivió en las calles de Torrijos y General Pardiñas. Escribió poesía, narrativa, teatro, cientos de artículos periodísticos y de investigación filológica. Fue un gran helenista y un gran traductor. Como desde muy pronto aprendió a hacer las cosas bien, ya estaba vacunado para no poder hacerlas mal. Integró en la vida mexicana, tras nuestra Guerra Civil, a muchos cientos de exiliados españoles. En la exposición están sus libros y algunos cuadros de su pinacoteca particular. Y también un maravilloso documental sobre su vida y su obra.

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