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Reportaje:

De carreras por Chueca

Un menor detenido tras una persecución en coche en la que participaron 30 policías

Pedro Zuazua

Un joven de 17 años fue detenido ayer por conducción temeraria, después de una espectacular persecución policial por el centro de Madrid. A las 22.05 un Opel Astra blanco, matrícula M-9269-OV, era acorralado por la policía a la altura del número 7 de la calle de San Bartolomé, en Chueca. En unos instantes la estrecha vía se llenaba de policía. Hasta 10 motos, dos furgonetas y tres agentes de la Policía Secreta aparecieron con las sirenas encendidas. Cerca de 30 policías.

La persecución se había iniciado en la Gran Vía. Unos agentes vieron algo raro en el vehículo, e intentaron darle el alto. Los jóvenes hicieron caso omiso de las señales de la policía y comenzó la persecución, que se extendió por espacio de unos 20 minutos. En ese momento fueron alertadas todas las patrullas de la Policía Local del distrito centro, y comenzó una operación acordeón entre Gran Vía y San Bernardo, para cortar el paso al vehículo que huía. Lo que hizo la policía fue ir peinando todas las calles de los dos puntos citados, para reducir el riesgo de cualquier daño personal a la gente que en ese momento paseaba por Chueca, una de las zonas de ocio nocturno de la capital. Según fuentes de la Policía Local el hecho de que fueran jóvenes facilitó su detención, ya que se metieron en una calle estrecha, de la que era muy difícil salir. No tenían antecedentes penales. Asimismo, la persona al mando de la operación aseguró a este periódico que había existido un riesgo para los viandantes, dada la velocidad y la manera de conducir del detenido, al que se llevó a la comisaría. para realizarle la prueba de alcoholemia.

"No podéis tratar así a un chaval. Me habéis tirado", se quejaba uno de los chicos

Durante la huida el coche que conducía el menor perdió los dos retrovisores, fruto de sendos golpes con otros tantos vehículos. Uno de esos vehículos fue localizado y la policía seguía buscando al cierre de esta edición el otro vehículo. Junto al joven detenido viajaba otro chico de 18 años y tres chicas, las cuales se dieron a la fuga. Tres agentes de la Policía Secreta, que también participaban en la operación, salieron detrás de las tres chicas con la única pista de que una de ellas llevaba un suéter rosa.

Una vez detenido el vehículo, y ante la atenta mirada de decenas de curiosos, la policía sacó del coche a los dos jóvenes y les hicieron sentarse contra una pared en la acera. Mientras la policía procedía al registro del vehículo, del que sacaron un aparto de música y varios discos. En el asiento de atrás había una bolsa vacía de unos grandes almacenes, y el maletero estaba vacío con la bandeja descolocada. La policía pidió a los jóvenes, visiblemente nerviosos, la documentación del vehículo. No la tenían. Sin llegar a confirmar que el vehículo fuera robado, fuentes de la Policía Local aseguraron que era casi seguro, pero que tardarían unos días en confirmarlo.

Una vez con el vehículo detenido se cortó la calle, incluso había camiones que procedían al reparto de bebidas y no pudieron pasar porque la calle estaba cortada por los dos lados. Los dos jóvenes, que vestían vaqueros, sudadera y zapatillas deportivas, preguntaron a la policía si podían fumar. Ante la respuesta negativa de los agentes comenzaron a protestar. La policía les preguntaba insistentemente si el coche era robado, de quién era, pero no contestaban.

Uno de ellos, que llevaba una gorra, se quejó a la policía y dijo: "No se puede tratar así a un chaval. Me habéis tirado al suelo". Los chicos siguieron haciendo preguntas: "¿Pero estamos detenidos?". "Sí", les dijo un agente. "¿Por qué?", preguntaron otra vez los chicos. "Por haber robado un coche y por conducción temeraria", les contestó el agente en un tono firme. Tras unos segundos de silencio el chico de la gorra sólo acertó a decir: "Yo no conducía". Después, llegaron unas explicaciones sobre un taller del que había salido el coche, pero no hablaron más.

Media hora después el menor de edad era esposado e introducido en un coche de la Policía Local, por conducción temeraria, aunque fuentes de la policía aseguraron a este periódico que se añadiría la de hurto, en cuanto se confirmara la procedencia del vehículo, ya que en ese momento todavía no se había localizado al dueño.

A las 23.40 una grúa se acercaba hasta la calle San Bartolomé, y procedía a llevarse el coche, que había estado inmovilizado. Los agentes, antes de retirarse, expresaron a este periódico su satisfacción por que, "a pesar del gran riesgo" corrido, no hubiera que lamentar daños personales.

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Sobre la firma

Pedro Zuazua
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo, máster en Periodismo por la UAM-EL PAÍS y en Recursos Humanos por el IE. En EL PAÍS, pasó por Deportes, Madrid y EL PAÍS SEMANAL. En la actualidad, es director de comunicación del periódico. Fue consejero del Real Oviedo. Es autor del libro En mi casa no entra un gato.

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