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Lluís Llach llena de emociones el aire de Verges

Bajo las ocho estrellas azules que en lo alto de la carpa marcaban sus puntos más elevados, la imagen de Llach se recortó en una de las pantallas que flanqueaban el escenario. Pasaban siete minutos de las diez de la noche. Una atronadora y calurosa ovación que debió de oírse incluso en el distante centro urbano de Verges provocó el primero de los rendidos agradecimientos que Lluís Llach, que comenzó con los versos de Geografia, dirigió a su público, las primeras 5.000 personas que asistieron ayer al primero de sus dos adioses. El público, hecho un ovillo de emociones, vivió una de esas noches marcadas por la singularidad. Como por ejemplo cuando Llach evocó a su madre al presentar Un núvol blanc.

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