Soria y el medio ambiente
Soy una de los miles de sorianos que vivimos fuera de nuestra provincia, pero viajo a Soria con mucha frecuencia para visitar a mi padre. Suelo hojear la prensa local y conocía vagamente el proyecto de la Ciudad del Medio Ambiente, que creí imposible por disparatado. Estos días me he quedado atónita al conocer que se ha aprobado. Porque en la ciudad de Soria que baña el río Duero, no sé si lo sabrán ustedes, no se puede beber agua del grifo desde hace años. Es potable, lógicamente, pero las personas que se lo pueden permitir la toman embotellada. Grupos ecologistas locales vienen denunciando el estado en que se encuentra el embalse de la Cuerda del Pozo, al que vierten sus aguas, de todos los colores, los cinco pueblos que se encuentran arriba del pantano.
El verano pasado estaban en construcción algunas depuradoras, no sé si ya funcionan, y también creo recordar que fue el actual Ministerio de Medio Ambiente quien promovió su construcción. Precisamente en esos pueblos donde nace nuestro río se concentra una parte de la escasa industria soriana, en este caso de transformación de la madera, y todo, absolutamente todo residuo humano e industrial, se vierte al Duero hasta el embalse.
Durante años, muchos sorianos de la ciudad y la diáspora nos hemos preguntado qué ocurría con los fondos europeos de nuestra región que no los veíamos en infraestructuras vitales, como las del agua o las comunicaciones, para nuestra hermosa y desgraciada provincia. Leyendo en el periódico la inauguración de la mayor huerta solar del mundo en Milagro he sentido una tremenda envidia de los navarros. Confío en el milagro.
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