Un jurado declara inocentes a tres acusados por un doble homicidio

Un jurado de la sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid declaró no culpables de doble homicidio a los tres hermanos Jiménez Silva. Éstos habían sido acusados de matar a tiros al patriarca de los Gallegos, Alejandro Moreno Jiménez, de 56 años, y a su yerno, Jaime Barrull, de 22, en el poblado chabolista de Las Mimbreras, en el distrito de Latina, la noche del 29 de mayo de 2002.

Los miembros del jurado basaron su fallo de no culpabilidad en el testimonio de Sara Canales Tello, la compañera sentimental y madre del hijo común que tuvo con uno de los acusados, Ángel Jiménez Silva. La mujer demostró que éste se encontraba con ella fuera de Las Mimbreras. También se ha basado en el pastor evangelista que acreditó que se encontraba cenando aquella noche con el acusado Joaquín Jiménez Silva.

El testimonio del tercer implicado, Celedonio, le ha servido para ser exculpado, según fuentes judiciales. Celedonio, que entonces tenía 25 años, recibió varios disparos en la refriega, pero ninguno le afectó a órganos vitales.

Los integrantes del jurado firmaron el veredicto de no culpabilidad a raíz de las contradicciones de María Luz Ramírez Ramírez, la viuda y suegra de los fallecidos, y por el testimonio de los policías que investigaron el doble homicidio, según fuentes del caso.

El fiscal pedía 24 años de cárcel para cada uno de los tres imputados, a 12 años por cada homicidio, así como la inhabilitación absoluta y las costas del juicio. Además, fijaba una indemnización de 120.000 euros para cada una de las esposas e hijos de los fallecidos.

El doble homicidio se produjo a las 23.30 del 29 de mayo de 2002, cuando Alejandro Moreno y su yerno Jaime Barrull se encontraban en Las Mimbreras. Mantuvieron una discusión con integrantes del clan de Los Extremeños, que querían comprar una chabola para dedicarla a la venta de droga al por menor. Moreno se negó porque sabía para qué la iban a utilizar. En un determinado momento efectuó dos disparos al aire y se acabó la discusión que mantenía con los Extremeños. Éstos regresaron al poblado y la emprendieron a tiros. Efectuaron más de 80 disparos sin dar opción a que las víctimas se pudieran defender, según las investigaciones policiales.