Otra zancadilla a Valerón
El jugador del Deportivo se enfrenta a su segunda operación de rodilla en poco más de un año
Quizá ya sólo se vuelva a disfrutar del fútbol de seda de Valerón en la Play Station. El centrocampista del Deportivo será operado el próximo sábado del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda por segunda vez en poco más de un año. La noticia ha sido un palo para el club y el talentoso futbolista canario.
Valerón lleva un año y dos meses prácticamente alejado del césped. Lo asume con resignación evangélica, la religión que profesa, pero a sus allegados ya les ha dicho que si vuelve a saltar al campo con el equipo que patrocina en su Arguineguín natal (17 de junio de 1975), el Abrisajac, acróstico de Abraham, Isaac y Jacob, se daría por satisfecho.
Pone la otra mejilla a la desgracia, pero desde el pasado 15 de enero es prisionero de la depresión aunque no se perciba. Es su carácter. Una semana antes creía que su mala suerte había terminado. El 22 de enero de 2006 fue intervenido de la misma lesión cuando estaba cuajando una gran campaña. Más tarde, se castigó con 50 duras sesiones de entrenamiento para afrontar este curso en condiciones. Pero en un partido amistoso contra el Benfica, en julio, se rompió el menisco externo.
"Si no sale bien y no me veo en condiciones de poder competir, me retiraré tan feliz"
La recuperación se cifró en cuatro meses, pero no reapareció hasta el 7 de enero, la noche en la que el Deportivo se impuso por 2-0 al Madrid y acabó con una racha de nueve partidos sin ganar. Valerón saltó dos minutos a Riazor. La ovación fue radiante.
El miércoles siguiente disfrutó unos minutos contra el Mallorca en la Copa. Pero volvió a resentirse en un entrenamiento por una contusión en el cóndilo femoral externo de su rodilla izquierda. Otro calvario que puede concluir en la retirada. En total, ha jugado 15 minutos esta temporada.
La recaída se tomó como un contratiempo de una semana. El jugador acudió a Madrid para consultar al doctor Pedro Guillén, quien le operó en las dos ocasiones anteriores. Se apostó por una vía conservadora y por fortalecer la articulación con trabajo muscular.
Hace un par de semanas, Joaquín Caparrós se atrevió a aventurar que veía a Velerón "en el grupo en una semana". Se le esperaba para reconducir un centro del campo huérfano de imaginación. Pero, como mal menor, el arquitecto blanquiazul no estará listo hasta la próxima campaña.Y es que volverá a ser intervenido el próximo sábado en Madrid.
Como confirmó César Cobián, el jefe de los servicios médicos del Deportivo, todavía no se sabe lo que se va a encontrar en la rodilla de Valerón: "El objetivo es que vuelva a jugar al fútbol. No sé si podrá o no, pero se va a intentar".
Valerón no es muy optimista: "Hay que tomar las cosas como vienen. Los doctores no me han hablado de un tanto por ciento de posibilidades, pero, si hay una, hay que pelear. Si no sale bien y no me veo en condiciones de poder competir, me retiraré tan feliz".
Para él, no hay culpables de su tragedia: "No me arrepiento de haber vuelto en enero. Ahora se dirán muchas cosas, pero se hizo lo mejor posible. Nadie es perfecto y si alguien se ha equivocado lo ha hecho con la mejor intención".
También se dio por finiquitada su carrera cuando Peña, del Valladolid, le rompió el peroné en septiembre de 2002. Sin embargo, volvió para conducir al Deportivo hasta las semifinales de la Champions y demostrar que al fútbol se juega sólo con la cabeza y los pies.
La afición le aguarda. Tiene contrato hasta 2010 y le gustaría cumplirlo. Pero los datos son tercos. Peina ya 31 años y la fragilidad de sus estilizadas piernas y su juego de rodillas, tretas y engaños despiertan sospechas sobre su recuperación. A él le queda que triunfó en el fútbol: "Peor suerte tuvo mi hermano Miguel Ángel", al que el ex barcelonista Ferrer jubiló de forma anticipada. Ha ganado una final de Copa con el Deportivo y perdido dos con el Mallorca y el Atlético, con el que descendió a Segunda. Se lo llevo Arrigo Sacchi cuando llegó al Calderón y acabó de explotar con Irureta en Riazor y Europa.
Cuando la España de José Antonio Camacho acudió al Mundial de Corea y Japón en 2002, la comidilla era que en la delantera tenía que alistar a Valerón, Raúl y Tristán. Los tres parecen presas de la maldición de la selección española que mejor fútbol ha trenzado. A Raúl se le cuestiona, Tristán se perdió él solo y las lesiones han zancadilleado a Valerón.
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