Todoterreno Nadal

Es altamente improbable, por no decir imposible, que Charles Darwin pensara en el tenis cuando elaboró su polémica teoría del origen y la evolución de las especies. Y, sin embargo, los tenistas, sus entrenadores, sí leen a Darwin. Y miden los cambios de su mundo según las conclusiones de Darwin. Y explican la evolución de Rafa Nadal, el todoterreno español -campeón el domingo en Indian Wells sobre pista rápida, imbatible sobre tierra y finalista sobre la hierba de Wimbledon en 2006-, según las leyes de Darwin. Cuestión de evolución, dice Javier Duarte, la cara del grupo de cuatro técnicos que dio a España su primera Copa Davis.

"Para mí, Nadal es el mejor tenista español de todos los tiempos. Es la culminación de una sucesión de hechos: desde hace años, el circuito y las superficies de los torneos del supernueve

"Técnicamente, va a más. Ahora va él a por el punto y no especula tanto", analiza Arrese

[los masters] han obligado a los españoles a trabajar más en pista dura. Antes, los torneos buenos se repartían de forma más equilibrada entre tierra y rápida. Ahora, de los nueve masters, seis son en rápida. O mejoras ahí o no puedes estar entre los tres mejores del mundo. Te obliga el circuito. En junio, tras Roland Garros, Nadal no volverá a pisar la tierra en diez meses. El jugador de tierra está limitado a un mes".

Como toda evolución, la explosión multipista de Nadal, nacido en 1986, tiene una fecha de inicio independiente de su propia existencia. Más o menos, 1990. "Desde entonces y hasta 2000", dice Duarte, "se hizo el cambio de los españoles que corrían muchísimo, como Emilio Sánchez-Vicario, a los que empezaron a dominar en pista rápida sin dejar de ser jugadores de tierra, como Corretja. En cierto modo, el jugador español de élite, que trabajaba siempre sobre tierra, se vio obligado a mejorar. Que Nadal sea bueno en todas las superficies se explica por el marco de la ATP más su calidad".

Nadal, cuenta Manuel Orantes, campeón del Open de Estados Unidos en 1975, "viene de aprender a jugar en pistas de tierra. Lleva eso en la sangre, tiene esa cultura, le han enseñado desde siempre a trabajar los puntos". ¿Cómo se ha adaptado al vértigo de la pista rápida, a la hierba? ¿Cómo ha encontrado el truco a los sacadores espigados, voleadores con servicios supersónicos? La respuesta la tiene Duarte: "Cuando te sacan un primero a más de 200 kilómetros por hora sobre la línea, no hay nada que hacer. Todo está en el segundo servicio. Rafa ha compensado las ventajas de los sacadores mejorando su resto sobre el segundo servicio. Está trabajando mucho en rápida. Ahí, tras Federer, tiene a cinco o seis jugadores que le pueden tratar de tú a tú. Y cuando se sienta superior a ellos...". Nadal, además, ha adoptado mecanismos que no son de tierra. "Está mejorando la derecha", cuenta Jordi Arrese, ex capitán en la Davis y plata en Barcelona 92; "ahora intenta mover a la gente, ir él a por el punto. Siempre ha tirado a especular un poquito. Y yo creo que puede acabar con una derecha mejor que la de Fernando González. Técnicamente, cada vez va a más".

Nadal, cuyos 18 títulos se reparten entre pistas tan diferentes, está llegando al final del camino. Le quedan un par de metros. En España, casi es el primero de una nueva especie: "Esta victoria es en pista rápida. Me da confianza. Y por eso tiene mucho valor. Sobre todo, para los españoles".