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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Baño en plata de Mengual

La nadadora española asciende un peldaño en Melbourne y se proclama subcampeona mundial en el ejercicio individual

Cuando se sumergió en la piscina del Rod Laver Arena, en Melbourne, en la mente de Gemma Mengual apenas quedaba rastro de la decepción cosechada en la víspera, cuando el equipo español de natación sincronizaba se cayó del podio en la combinada. Sin tiempo para lamerse las heridas, la líder del grupo que dirige Anna Tarrés se zambulló de nuevo en el agua, se clasificó para la final del solo libre con la tercera mejor nota y, con menos de 12 horas de diferencia, se dispuso a disputar la eliminatoria y la final del solo técnico.

Lo bordó. La ejecución de su rutina, la misma que ya presentó en los Europeos de Budapest con pequeñas modificaciones, rozó la perfección. Consciente de que lo que se premiaba era la pureza del ejercicio más que su originalidad, Mengual se mostró más limpia que nunca en sus movimientos, que esta vez recibieron la bendición unánime del jurado: 98 puntos, sólo uno menos que la jovencísima Natalia Ischenko, dominadora absoluta de la prueba, y lejos del bronce que obtuvo la japonesa Saho Harada (96,833).

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De un plumazo, Mengual se sacudía los demonios de la víspera: abría el medallero español en Melbourne, sumaba su octava medalla en unos Mundiales -suma 21 contando Europeos y Copas del Mundo- y ascendía un peldaño en su consideración como solista, pues en Barcelona 2003 y Montreal 2005 no había superado el bronce.

"Me he sentido muy bien, nadando muy fuerte, muy segura, muy controlada. Y, cuando he acabado, ha sido una explosión de satisfacción: lo había hecho bien", dijo una emocionada Mengual, que, incluso antes de abandonar la piscina, había recibido la felicitación de la seleccionadora. "Esta medalla sabe a gloria. La puntuación de Gemma es la mejor que hemos tenido en todo el campeonato y eso supone un empujón moral para todo el equipo", celebró Tarrés.

A punto de cumplir los 30 años, Mengual ha alcanzado la madurez deportiva. Durante meses, enclaustrada en el CAR de Sant Cugat, se ha preparado a conciencia para hacer historia en Melbourne: aspiraba a conquistar siete medallas, cifra nunca antes lograda por otra nadadora. La decepción de la combinada la ha obligado a rebajar un punto sus aspiraciones, pero el reto sigue siendo mayúsculo: sumar al de ayer cinco metales más. "Es mi oportunidad de batir un récord, de hacer historia, y voy a ir a por todas", había declarado Mengual a este diario antes de partir hacia Australia.

Está en condiciones de lograrlo. Desde el mismo día en que la nadadora barcelonesa decidió abocarse a este maratón en la piscina -cuando concluya la competición, se habrá tirado 13 veces a la pileta-, Tarrés y su equipo de trabajo se volcaron con ella: la preparación física y la alimentación se diseñaron para que Mengual pudiese asumir en condiciones su maratoniano reto. Ayer obtuvo su primer premio y junto a Paola Tirados aspira esta madrugada al segundo en la final del dúo técnico.

Gemma Mengual, durante la competición en la que ganó la medalla de plata.
Gemma Mengual, durante la competición en la que ganó la medalla de plata.EFE

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