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Reportaje:

Trincheras en la redacción de Telemadrid

Sindicatos, comité profesional y periodistas se quejan de manipulación en la cadena, mientras la dirección niega que exista

Patricia Ortega Dolz

En la redacción de la televisión pública madrileña apenas suenan los teléfonos desde hace meses. Atrás quedaron los tiempos en los que los periodistas de esa redacción se enteraban antes que Unión Fenosa de que había un apagón en el barrio de Orcasitas, o de un accidente antes que el Samur... "Casi nadie llama", aseguran los redactores.

Desde que aterrizó la nueva jefatura, tres editores controlan la información emitida

En 18 años de televisión pública, Gobiernos de distintos colores e ideologías han estado al frente de la Comunidad de Madrid. Los últimos 12 años, todos del PP. Pero, desde la llegada de la nueva dirección hace tres años, las cosas han cambiado mucho. Quizá demasiado. Hay algunos datos objetivos: la deuda ha crecido de 75,89 millones de euros en 2002 a 171,83 millones en 2006; y los índices de audiencia han bajado del 17,1% en 2003 al 11,7% en 2006, aunque el descenso de espectadores ha afectado a todas las cadenas, desde la puesta en marcha en los últimos dos años de nuevos canales, como Cuatro y La Sexta, y el auge del TDT.

Más allá de los datos, hay una realidad cotidiana relacionada con la función que tiene una televisión pública ante la ciudadanía que la paga y la ve, y con la manera de ejercer esa obligación en tanto que medio de comunicación. Hoy en Telemadrid, y según las versiones de sindicatos, del comité profesional y de redactores independientes, existe una especie de duplicidad en la redacción de informativos, que el 31 de diciembre pasado tenía una plantilla de 239 redactores. Como si hubiese dos redacciones paralelas.

Por un lado, "los redactores de confianza", que son una veintena, y, por el otro, los redactores "de toda la vida". Ambos conceptos están acuñados por los propios trabajadores de la cadena, que solicitaron no ser identificados a título individual, para evitar represalias y con el fin de destacar que son un grupo amplio. Los redactores de confianza han llegado a Telemadrid con el nuevo equipo directivo que dirige Manuel Soriano, el ex jefe de prensa de Esperanza Aguirre. Fue la propia presidenta de la Comunidad de Madrid la que lo puso en ese cargo tras ganar las elecciones autonómicas de 2003. Según varios redactores de Telemadrid, algunos de estos "nuevos" periodistas son parientes de dirigentes del PP.

Los segundos son redactores que llevaban años, algunos toda su vida profesional, en la cadena pública, incluso después de haber ganado una oposición.

La gran mayoría de estos veteranos, que mayoritariamente decidieron no firmar sus piezas en protesta por la "manipulación" de la información, están relegados, ocupando puestos en programas de escasa audiencia, despedidos, dimitidos, en otros medios de comunicación porque no les renovaron su contrato, ocupando una silla sin que nadie les dé trabajo, o incluso haciendo por duplicado las labores que hacen "los nuevos", aunque luego sus jefes no utilicen las informaciones. "Yo he hecho dos piezas en dos meses", dice uno ellos. "Cuando lo normal era hacer dos o tres por día".

Otro compañero pone cara de hacer memoria y cuenta: "Desde que ha llegado esta dirección ha dimitido el jefe de Nacional, la coordinadora de esa misma sección, el jefe de Sociedad, la coordinadora de Economía, la de Local, la de Internacional, el subdirector de Informativos, el presentador del fin de semana... Toda esa gente llevaba años trabajando aquí, les gustaba lo que hacían. Que alguien nos explique por qué se han ido todos a la vez", dice.

La redacción está completamente dividida, "el ambiente es irrespirable", relatan varios veteranos redactores. "Hay gente que no habla con otra gente por miedo a represalias".

Desde que aterrizó la nueva dirección, hay tres editores por informativo. En lugar de una, como sucedía hasta hace tres años, son tres las personas que controlan la información que se emite y las que deciden qué, cómo y cuándo: "Normalmente nos dicen: 'Sácame de esta cinta de este minuto a este otro'. Ni siquiera nos dejan seleccionar lo que consideramos importante. Nos hemos convertido en autómatas", cuentan miembros del comité profesional.

Además, aseguran, también les dicen a quién tienen que llamar y a quién no y qué respuesta tienen que conseguir en sus entrevistas.

"La consecuencia de este tipo de situaciones tan denigrantes desde un punto de vista profesional es la publicación de un boletín semanal en el que los propios redactores denuncian uno por uno, día por día, los graves atentados contra el ejercicio del periodismo que se cometen en la cadena", explican en dicho comité.

Trabajadores y sindicatos las han denunciado reiteradamente su situación con manifestaciones y huelgas y actualmente están pendientes del dictamen del Parlamento Europeo, el único organismo que encontraron los sindicatos que pudiese responder a una denuncia por manipulación en una televisión pública: "Vulneración del artículo 11 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE".

"Pero lo más grave de estos hechos no es ya que los periodistas sientan que se pisotea su profesionalidad, lo más grave es que todo lo que se hace en esa televisión lo pagan los ciudadanos de Madrid con sus impuestos, ya que se financia al 50% con ingresos provenientes del Gobierno regional y al 50% de los ingresos de la publicidad, que han descendido en los últimos tiempos", explican en el comité de empresa.

Este periódico intentó concertar una entrevista con alguno de los directivos de la cadena pública para conocer su versión. Una invitación que declinaron: "No creemos que haya nada de qué hablar. No hay historia", dijo un portavoz de la televisión.

Esa respuesta llegaba después de la enésima huelga convocada por sus trabajadores a las puertas del edificio de Telemadrid en la Ciudad de la Imagen, y después de que los partidos de la oposición (PSOE y parte de IU) hayan decidido no pisar los estudios de la cadena pública "hasta que no cese la manipulación", pese a que se avecina la campaña electoral.

Telemadrid acaba de cumplir su mayoría de edad (inició sus emisiones en 1989), pero con su nacimiento dejó escritas las bases de su crecimiento de acuerdo con el artículo 13 de la Ley de 30 de junio de 1984. Según ésta, deben respetarse los principios que conforman la Constitución española: objetividad, veracidad e imparcialidad de las informaciones; respeto a la libertad de expresión; respeto al pluralismo político, cultural, religioso y social y separación entre informaciones y opiniones.

Desde entonces, han sido nombrados sucesivos directores generales a propuesta de diferentes partidos "sin que el intervencionismo político haya condicionado la programación y la línea editorial hasta la llegada del actual gestor", señala el informe que han presentado los sindicatos ante las instituciones europeas.

"Entendemos que el señor Soriano ha quebrantado una trayectoria modélica y ha puesto un medio público al servicio de unos intereses legítimos pero particulares. La repercusión de tal actitud ha significado una seria lesión de la libertad de expresión y del derecho de los ciudadanos de recibir de un medio de titularidad pública una información objetiva y veraz, acorde con la ley y el espíritu fundacional de este medio", concluye el informe.

Concentración de trabajadores ante el edificio de Telemadrid el pasado 2 de marzo.
Concentración de trabajadores ante el edificio de Telemadrid el pasado 2 de marzo.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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