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Crónica:Fútbol | 27ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Fundido Valencia

La movilidad de Munitis impulsa al Racing en Mestalla ante un rival impotente y sin energía

En el ejercicio de impotencia más grande que se le recuerda en Mestalla, el Valencia se encontró de pronto sin energías. No iba ni para atrás ni para adelante. Las piernas no respondían. La cabeza, menos. Después de un mes al límite, siempre tirando de físico para suplir otras carencias, el cuadro de Quique se desplomó. Plaf. Mal momento eligió Aragonés para cargar la selección de valencianistas. Para uno que está en forma, Joaquín, lo dejó fuera. Lo mismo que Quique, que sólo aprovechó al gaditano en la segunda parte. Joaquín firmó lo único decente de su equipo. El resto fue una procesión de cadáveres. El Racing, en cambio, resultó un conjunto lozano y ambicioso, impulsado por ese espíritu invencible de Munitis, un incordio de principio a fin que rubricó un excelente primer gol y entregó el segundo. Aseguró la permanencia santanderina y descabalgó al Valencia de la Liga. La grada de Mestalla se fue vaciando un cuarto de hora antes del final. Salvo Joaquín, todo lo demás sobraba.

VALENCIA 0 - RACING 2

Valencia: Cañizares; Miguel, Albiol, David Navarro (Hugo Viana, m. 46), Del Horno; Angulo (Joaquín, m. 46), Albelda, Marchena, Silva; Villa y Morientes. No utilizados: Butelle, Jorge López, Curro Torres, Moretti y Pallardó.

Racing: Toño; Pinillos, Garay, Rubén, Oriol; Scaloni (Balboa, m. 75), Vitolo, Colsa, O. Serrano (Juanjo, m. 90); Munitis y Zigic (Tomás, m. 85). No utilizados: Calatayud, Balboa, Momo, C. Álvarez y Cristian.

Goles: 0-1. M. 22. Centro desde la derecha, Zigic pica hacia el centro de la portería y Munitis remata a bote pronto y cayéndose de lado. 0-2. M. 65. Córner de Munitis que cabecea Oriol al primer palo.

Árbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó a Scaloni, David Navarro y Hugo Viana.

Unos 45.000 espectadores en Mestalla.

Mal momento ha elegido Aragonés para cargar la selección de valencianistas
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"Fuimos previsibles"

Embriagado por la complacencia de su aplaudido trabajo táctico, Quique volvió a plantar un equipo que si bien sirve para parar la locomotora interista deviene inútil a la hora de desbordar al ratonil Racing. Es una losa que viene arrastrando el Valencia en las últimas jornadas. Armado atrás hasta los dientes, les pide a sus dos delanteros que se busquen la vida como puedan. Que aprovechen alguno de esos pelotazos que les lanzan de patio de colegio. No pueden. Si no suben los laterales: ayer a Del Horno sí se le notó su larga ausencia por lesión y Miguel sigue desenfocado. Ni acompaña ninguno de los dos mediocentros: Marchena aún metió algún pase intencionado, pero Albelda se ha quedado ko de repente. Ni los extremos desbordan: Silva tiende hacia el centro y Angulo ha entrado en una de esas fases de estar peleado con la grada y con el fútbol. Resultado: Quique hurgó en el banquillo y encontró a Joaquín y Hugo Viana, que algo más de creatividad sí debían ofrecer.

El Racing jugó con valentía, presionó muy arriba y evidenció la torpe salida de balón de los anfitriones. Hurtando la pelota y armando veloces contragolpes siempre dirigidos por Munitis, que aparecía por todas partes. Siempre con la compañía del gigantón Zigic, que no faltó tampoco ayer a la cita con el gol. Es una simbiosis perfecta que ha sacado al Racing de los sótanos de la Liga. Uno baja la pelota y el otro la emboca. Así han hecho fortuna. Así marcaron ayer en Mestalla. Y, sí, la bajó Zigic, a quien no frenaba por alto ni todo el pelotón de defensas valencianistas. Ni mucho menos David Navarro, que dio la batalla por perdida y ni siquiera disputó los saltos. El remate acrobático de Munitis, cayéndose de lado y a bote pronto, dejó a Cañizares de Don Tancredo.

Quique excluyó a Navarro en el descanso y mandó retroceder a Marchena de central, ahora que Luis lo ha llevado a la selección para esas funciones. Mestalla se lanzó en brazos de Joaquín, el único con la claridad mental para darle la vuelta al partido. Demasiado solo. El equipo siguió desfondado, siempre tarde a la presión, sin salir de la cueva, sin aire. Hasta Cañizares se unió a la molicie y dejó que se le colara una cabezadita de Oriol, que había rematado al primer palo un córner de Munitis, siempre Munitis. El Valencia llegó así al final del trayecto en sus aspiraciones ligueras. Y lo que es peor: ofreció indicios físicos alarmantes. Albelda necesita un descanso. El problema es el páramo en el banquillo. Lesionados Edu y Baraja, Hugo Viana no da para ganar partidos. Munitis, sí, y sobre él fraguaron sus compañeros un brillante triunfo en Mestalla.

Los jugadores del Racing celebran un gol mientras Angulo se lamenta.
Los jugadores del Racing celebran un gol mientras Angulo se lamenta.TANIA CASTRO

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