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Reportaje:APUNTES

El reto de enseñar en valores

Magisterio forma a los futuros maestros para que transmitan algo más que conocimientos

El cambio climático, la inmigración, el respeto, o las opciones laicas y religiosas de los ciudadanos, son algunas de las cuestiones que los alumnos de Primaria y Secundaria de las comunidades autónomas no gobernadas por el PP empezarán a estudiar a partir del próximo septiembre, por la entrada en vigor de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía y Derechos Humanos, creada por la Ley Orgánica de Educación (LOE).

Aunque aquí la creación de esta asignatura ha despertado las reticencias de la Generalitat, que ha decidido posponer su implantación hasta el curso 2008-2009, lo cierto es que en las universidades que forman maestros, en ocasiones desde hace más de una década, han visto la necesidad de que los futuros docentes reciban una formación en valores para transmitirlos en las aulas. Ahora, en los tiempos que corren, con aulas cada vez más aquejadas por episodios de maltrato, el asunto de la educación en valores cobra, si cabe, más actualidad.

El cambio climático, la inmigración, el respeto a las opciones laicas y religiosas son algunos ejemplos de esa otra clase de enseñanza
"Llegan a preocuparse más por lo que sus alumnos en el colegio sean que por lo que sepan", afirma el profesor Antonio Llopis

Valentín Gavidia, director de la Escuela de Magisterio Ausiàs March de la Universitat de València, explica que aunque la mayoría de asignaturas dedicadas específicamente a los valores en su centro son optativas, "transversalmente, en las troncales y obligatorias se toca el tema de los valores". Así, apunta que en Conocimiento del Medio, hay un capítulo para el desarrollo sostenible y en Didáctica de la Biología, se estudia también educación para la salud. Reivindica "una enseñanza con valores porque de lo contrario no se consigue un aprendizaje significativo".

El profesor, Antonio Llopis imparte la asignatura Educación en Valores, en la Escuela de Magisterio Ausiàs March. A través de esta materia, los alumnos, futuros maestros de escuela, "llegan a preocuparse más por lo que después sus alumnos en el colegio sean que por lo que lo que sepan". En 60 horas de duración la asignatura desentraña el significado de valores y actitudes, dos notorios determinantes de la personalidad.

Para ello, el profesor introduce teorías y técnicas de transmisión de valores y actitudes, con ejercicios como el de las frases inacabadas: "Delante de un grifo...", ejemplifica Llopis, de una práctica a través de la que el alumno completa la oración para acto seguido reflexionar en grupo el porqué de su respuesta. Además, el docente advierte del sinsentido que entraña conocer valores conceptuales, que se asimilan con celeridad, si no se interioriza su actitud, más lenta de aprender, y lo ilustra con ejemplos: "¿Qué sentido tiene conocer lo que es físicamente la luz si la derrocho?, ¿o para qué quiere saber un niño lo que es el sonido si no aprende a no molestar a través de él?". En su opinión, uno de los mayores problemas de los valores en las escuelas subyace en su difícil evaluación argumentando "que no se penaliza académicamente a un niño que haya realizado un buen examen si no respeta al otro, o a su entorno". Para su asignatura, como todos los docentes consultados, reivindica una mayor trascendencia, ya que en Magisterio es optativa. En Filosofía en cambio es obligatoria.

Su compañero de escuela, Ascensió Carratalà imparte dos materias con importantes componentes cognitivos, pero también éticos e incluso afectivos. Se trata de Educación ambiental y Educación para la salud. Desde una perspectiva "siempre educativa", insiste Carratalà, ya que ambas materias "están encaminadas a transmitir valores a los maestros", a quienes define como "referentes éticos y de conducta en el aula", cada una de las materias toca, desde diferentes ámbitos, contenidos que aportan mucho a la convivencia. De ahí que junto con las explicaciones más formales, sobre el ecosistema y su interacción, los movimientos ecologistas o acerca de los problemas ambientales más recientes y las transformaciones generadas por las personas, se traten conductas que ayuden a educar a niños y adolescentes sobre un consumo responsable o sobre cómo ser más respetuoso con el medio ambiente. Cabe destacar que pese a su voluntariedad, esta asignatura goza de buena acogida pues la cursan más de 150 alumnos al año, sólo en la Escuela Ausiàs March. En Educación para la salud los diferentes bloques formativos y las propuestas metodológicas planteadas abundan sobre la necesidad de estar sano acercándose a pautas alimenticias, higiénicas, sexuales, preventivas y de aprovechamiento del tiempo.

También en esta escuela se imparte Género y educación para la igualdad, una asignatura a través de la que la profesora Nieves Ledesma pretende "enseñar al futuro docente a visibilizar y cuestionar las injustas discriminaciones sexistas que nos limitan tanto a mujeres como a los hombres y dotarle de herramientas didácticas y organizativas para generar espacios educativos y sociales más igualitarios". Con todo, señala que esta materia, que se ha estrenado en el centro este año como curso de extensión universitaria, se imparte "no sin dificultades, ya que desde la propia universidad se ha desestimado otorgar mayor relevancia académica a la misma". Como otros profesores, Ledesma aboga porque todo el proyecto educativo desde sus inicios se impregne "transversalmente" en valores. "En Matemáticas, algunos problemas podrían hacer referencia a situaciones de injusticia, como por ejemplo la diferencia entre el precio de las naranjas o fresas que se paga al agricultor, y el que pagamos en la tienda, o el cálculo de espacios de zona verde en el barrio para jugar y pasear...", propone.

Entre los estudiantes hay opiniones para todos los gustos. Un grupo de estudiantes consultado en la Escuela Ausiàs March, entre los que se encuentra Marta Insa, considera que "se dan valores en prácticamente todas las asignaturas o más que dar valores, se incita a discutir sobre ellos". Esta alumna de Educación ambiental, dice que en esta materia se incide mucho en valores de conservación del medio ambiente, reciclaje, ecología, y modos de aplicar estas enseñanzas. Además, añade que "en algunas clases obligatorias hay verdaderos debates en clase sobre los valores universales, cuáles deben ser, y hasta qué punto son etnocéntricos o multiculturales". Otras alumnas de la escuela, como Llum Pérez y Julia Lorente discrepan con esta opinión. Pérez arguye que no ha podido cursar ninguna materia optativa específica en valores "porque hay pocos grupos y la mayoría de profesores no introducen la educación en valores en sus clases".

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