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Reportaje:Personaje

"Trabajo duro para volver"

Tras perder un brazo en un accidente de tráfico, Julio González, del Vicenza, lucha por fortalecer los tobillos y ganar coordinación para jugar de nuevo

Eleonora Giovio

"Papi, ¿me ayudas a colorear?". Una voz de niña se interpone en la conversación. "Es mi hija", dice Julio González al otro lado del teléfono. Son las cinco de la tarde del pasado viernes y el delantero del Vicenza, de la Segunda División italiana, acaba de volver a casa del entrenamiento. Tiene 25 años, dos hijos y un sólo brazo. En 2005, cuando faltaban tres días para Navidad y llevaba al aeropuerto a un compañero de equipo, su coche se estrelló contra un camión.

"Lo único que recuerdo del accidente es que no paraba de pedirle a Rubén que me sacara de ahí. En ningún momento perdí el conocimiento", relata el delantero. Pocas semanas después le amputaron el brazo izquierdo y ahora, 14 meses más tarde, trabaja para recuperar la movilidad del derecho, también dañado en el accidente, y volver a vestir la camiseta del Vicenza y de la selección de Paraguay, con la que ganó la plata en los Juegos de Atenas 2004.

"Los médicos me han dicho que tengo muchas posibilidades de volver a jugar y estoy trabajando duro", confiesa. Lo hace desde agosto, cuando volvió a pisar el césped. En el campo de entrenamiento le esperaban sus compañeros: "Se pelean para atarme los cordones, ayudarme con las espinilleras y los calcetines". "No puedo hacerlo todo solo", reconoce.

Todas las mañanas dedica hora y media a la fisioterapia. Y aunque es consciente de que su brazo derecho no volverá a ser el de antes porque "están afectados los nervios", está convencido de que puede mejorar. "Ya puedo coger las llaves del coche o la taza del café", dice.

"Cuando volví a entrenarme me dediqué a hacer trabajo físico porque estuve muchos meses parado y eso en un futbolista se nota enseguida, me costó coger el ritmo", admite. "Por las mañanas hago fisioterapia y por las tardes me entreno con el equipo. Pero, de momento sólo trabajo físico. Quedan prohibidas las sesiones tácticas porque sería un problema chocarme con algún compañero", explica Julio quien, antes del accidente, tenía una oferta del Roma. "Disparo y cabeceo sin problemas, lanzo los saques de esquina, pero todavía no puedo jugar partidillos", comenta. "Al no tener el apoyo del otro brazo sería un problema defenderme de las caídas", explica.

Por eso el jugador hace un trabajo específico para mejorar la coordinación y el equilibrio. "Tengo que fortalecer mucho las piernas y, sobre todo, los tobillos: lo que me falta arriba lo tengo que tener abajo", resume.

Los médicos le han aconsejado jugar sin prótesis y para eso tiene que aprender a correr y saltar sin un brazo. "Lo de la prótesis, además de ser incómodo puede causar daño a los adversarios", comenta. De hecho, se entrena únicamente con una especie de guante encima del muñón para protegerse. Las prótesis las utiliza fuera del campo. "Una es estética y me la pongo para sentirme cómodo cuando salgo a dar un paseo, pero no tiene ninguna funcionalidad. La otra es bioeléctrica, tiene un sensor que me permiten doblar el codo, abrir y cerrar la mano... con esa puedo cortar la carne", dice antes de recordar que el día siguiente a la amputación fue el "más duro".

"No me avisó nadie. Me di cuenta yo solo. Un día entraron las enfermeras a mi habitación para ver qué tal había pasado la noche y la cama era un charco de sangre. Supe que no me había recuperado de la operación y que me amputarían el brazo", recuerda Julio. "Estaba preparado, pero aún así el peor momento fue el día después. Temí no volver a jugar", cuenta al mismo tiempo que añade que no llegó a hablar con Darío Silva, al que le amputaron una pierna tras un accidente de tráfico. Sí habló con Alex Zanardi, piloto italiano que en 2001 perdió las piernas en una carrera y que ha vuelto a las competiciones. "Vino a verme. Estuvimos hablando hora y media. Me dijo que lo más importante era escuchar lo que me dijera el corazón. Esa charla fue fundamental... porque si él ha vuelto a conducir sufriendo problemas más graves que los míos yo también puedo conseguirlo", asegura con optimismo.

El Vicenza le ha renovado el contrato hasta junio y le ha ofrecido ser ojeador del equipo. "No me he puesto fechas límite. Espero volver a jugar en junio, si no puede ser en junio será la temporada que viene", asegura. Mientras tanto, los domingos va a ver los partidos de los rivales. "El fútbol es lo que más me gusta en la vida, pero hay miles de profesiones en este mundo y si no puedo volver a ser futbolista...", se despide. Su sueño sigue siendo jugar el Mundial de 2010 con Paraguay.

Julio González, en un entrenamiento con el Vicenza.
Julio González, en un entrenamiento con el Vicenza.AGENCIA LIVERANI

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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