El Valencia reacciona al final
Un gol de Morientes en la prolongación impide el triunfo cantado de un Osasuna con mejor pulso
El Valencia empató un encuentro que ya estaba sentenciado. Lo hizo Morientes, inédito hasta el remate sobre el pitido final. Se mantiene en la lucha por el título. Pero, sobre todo, ofreció una imagen muy pobre, de conjunto desordenado y apático, que sólo consiguió reaccionar a falta de diez minutos y por temor a descolgarse. Lo hizo ante Osasuna, que recupera parte de su pulso en la Liga después de tres derrotas consecutivas y que ayer sí fue un rival serio, bien plantado e inteligente, con equilibrio y capacidad de borrar a un rival teóricamente superior.
Los visitantes saltaron con un dibujo táctico muy poco natural y desequilibrado, con Hugo Viana jugando en una posición extraña y sin entrar por el flanco zurdo. Por eso las salidas del balón se producían indefectiblemente por la banda derecha, la de Joaquín, que apoyó a Villa sin descanso. El delantero asturiano mostró su esencia rematadora en un cabezazo tras una falta botada por Hugo Viana. Ricardo, con una soberbia respuesta, evitó el gol valencianista antes de los diez minutos. En esos momentos, Osasuna trataba de contemporizar, de bajar el ritmo y llevar el juego lejos de su campo. Pero la apertura de espacios llevó consigo los contragolpes visitantes. Villa trenzó con Joaquín una contra impecable que Angulo, forzado pero no hasta el extremo, mandó contra el palo.
OSASUNA 1 - VALENCIA 1
Osasuna: Ricardo; Javier Flaño, Cruchaga, Josetxo, Corrales; Juanfran (Muñoz, m. 87), Puñal, Nekounam, David López; Raúl García y Soldado (Webó, m. 59). No utilizados: Elía, Miguel Flaño, Izquierdo, Juanlu y Romeo.
Valencia: Cañizares; Curro Torres (Miguel, m. 68), Albiol, Ayala, Moretti; Albelda (Morientes, m. 59), Marchena; Joaquín, Angulo, Hugo Viana; y Villa. No utilizados: Buttelle, Del Horno, David Navarro, Jorge López y Pallardó.
Goles: 1-0. M. 35. Puñal marca de penalti. 1-1. M. 92. Morientes cabecea un pase del defensa Miguel.
Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Ayala, Moretti, Angulo, Raúl García, Corrales, Marchena y Hugo Viana.
17.230 espectadores en el Reyno de Navarra.
La ocasión espabiló al conjunto de Ziganda, que decidió centrarse y bregar para que el balón no llegase arriba con facilidad. El choque se trabó no mediante faltas, sino con una enorme cantidad de pérdidas del balón por parte de ambas escuadras. Las imprecisiones abortaban cualquier atisbo de jugada. Para salir del tedio, Raúl García convirtió un control orientado normal en el centro del campo en un disparo potente y bombeado. Cañizares, demasiado adelantado, consiguió sacar el balón a córner.
El desequilibrio valencianista empezó a resultar demasiado evidente. José Mourinho, desde el palco, contemplaba a un rival de la Liga de Campeones al que le costaba enormemente mover la pelota y generar juego, especialmente por el páramo de la banda izquierda. Moretti, en ese costado, cometió un penalti infantil sobre Raúl García, que ejerció de mediapunta. El italiano agarró suave, pero ostentosamente, al canterano osasunista. Puñal convirtió el gol y las primeras alarmas, que habían sonado suavemente, se dispararon. Con enormes problemas para sacar la pelota, sin una banda y con constantes errores en el desplazamiento, el Valencia mostró una imagen inerme y casi ausente. Osasuna lo aprovechó con tres tiros desde fuera del área de Nekounam, Juanfran y Raúl García.
Los rojillos entregaron el balón, lo que incomoda al Valencia, más acostumbrado a desplegar su velocidad que a llevar el peso de los encuentros, y se dedicaron a la presión férrea. No hubo reacción ni mejora en el planteamiento táctico. Todo se fió a Villa, desabastecido. Quique introdujo a Morientes para bajar balones -la creación se desestimó por completo- y rematar. Mientras tanto, Osasuna aguantaba con comodidad, muy arropado y permitiendo el fútbol horizontal, repetitivo e inofensivo en el centro del campo del Valencia. Incluso se permitió contar con ocasiones de gol, como la que erró Webó, tras un pase genial de Raúl García, ante Cañizares o un disparo de David López. Además, hubo un gol mal anulado a Webó por un fuera de juego inexistente del camerunés.
Superior en todos los aspectos, el Valencia no consiguió reinventarse y fue cayendo en cada vez más errores, mostrando una inconsistencia preocupante. Sólo una inseguridad defensiva del cuadro navarro, subsanada por Ricardo, enseñó el potencial de los de Quique. El resto, aproximaciones casi desesperadas pero que morían al borde del área, sin remate. Joaquín lo intentó y también hubo peligro a balón parado. En los minutos finales, el Valencia apretó con rabia, algo inexistente hasta esos instantes. Pero, ya sobre el pitido final, como le ocurrió ante el Glasgow Rangers, Morientes amargó a Osasuna y subió el empate al marcador.
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