Irracionalidad azulgrana

La mayoría del barcelonismo celebró efusivamente la clasificación de su equipo para las semifinales de Copa no sólo por la remontada de la Romareda sino por el reencuentro con las señas del dream team. El equipo de Rijkaard recuperó el estilo y el dibujo del que ideó Cruyff en un partido sin término medio, circunstancia que avaló la decisión del entrenador, que encontró una alternativa a una fórmula previsible ante rivales que le habían tomado la matrícula. Ocurrió, sin embargo, que el plan B se convirtió en el A, porque se aplicó tanto en partidos expresos (Liverpool) como en los que no venían al caso (Madrid), y perdió su viabilidad. Aunque los jugadores de la cantera son un excelente hilo conductor para guardar fidelidad a una manera de entender el juego, la actual plantilla y la personalidad del técnico son diferentes a las que marcó una época en los noventa. Más que una copia, el equipo de Rijkaard fue una evolución del de Cruyff. Ahora, en cambio, es una mala imitación. Ha perdido el Barça los caracteres que le llevaron a ganar las dos últimas Ligas y la Copa de Europa.

- Rijkaard. Errático a su llegada, dio con la tecla cuando prescindió de un delantero para ganar un medio: Davids. Ahora, ha quitado a un defensa para sumar un centrocampista. El equipo ha perdido equilibrio, consistencia y competitividad. La fragilidad de la zaga es tan alarmante como la dificultad del técnico para corregir los partidos. Rijkaard, compendio perfecto de la cultura italiana y holandesa, ha pasado de la cordura a la irracionalidad. La figura del medio centro de contención y de los laterales como jugadores de equipo, así como la presión en la línea de medios y la movilidad de los delanteros, han perdido protagonismo. El equipo se ha destensado para volverse blando, permeable, poco agresivido y lento en en la contención. ¿A qué obedece el cambio? Eusebio responde: "Deco, Xavi e Iniesta deben jugar juntos y el sistema que hemos dispuesto es el único que lo permite. Juegan los que están mejor".

- Deco. El sábado no recuperó el balón ni una vez. Futbolista referencial, no quita ni mezcla cuando antes marcaba la línea, señalaba el punto de achique en campo ajeno, era reiterativo en las faltas tácticas y tenía llegada. Acusa delante la falta de Eto'o, capital en el inicio del acoso al rival, y detrás el poco apoyo de Márquez. Puyol, Deco, Márquez, Edmilson y Eto'o endurecían al equipo, cuya desorganización le ha llevado a cargar con tres expulsados en dos partidos.

- Ronaldinho. La cara del Barça. Fuera de forma, quiere la pelota al pie y busca más la falta que el gol (17). No ha marcado la diferencia en ninguno de los partidos decisivos. No le ayuda el juego colectivo, poco trabajado, nada contundente y agotado. Ha dejado de jugar el Barça como un equipo. Tiene menos velocidad de la pelota. Agarrado a los jugadores que le dan estilo, le fallan a menudo los futbolistas que le daban equilibrio y los que desequilibraban.