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Controversia política por el 'caso De Juana'

Indignados y críticos a coro

Travesía en autobús con los manifestantes desde Granada

Javier Martín-Arroyo

"Nos han dicho que seamos moderados", susurraba José María ayer por la mañana a su hermano en Granada antes de subirse al autobús camino de la manifestación. La consigna fue repetida con discreción en los 240 autocares que salieron desde distintos pueblos de Andalucía. Semblantes serenos que se crispaban tan pronto saltaba el tema estrella. "De Juana Chaos es la punta del iceberg, y su huelga de hambre suena a pantomima", censuraba el abogado Juan Caro.

Al llegar a Almuradiel (Ciudad Real), una decena de autobuses se concentraron para reponer fuerzas, y allí compartieron su indignación los viajeros. "Tienen razón los que hablaban del Spain is different. Lo que ha pasado con este etarra es tremendo", criticaba Françoise Pérez, francesa que ha salido desde Córdoba. A su lado la acompañaba su sobrina Sara, singular excepción que desentonaba con su aspecto rapero y pantalones anchos de camuflaje. La joven estaba rodeada por tres chicas camufladas con la bandera española: la llevaban como capa, pintada en la cara, de bufanda y como combinación de pantalón rojo y suéter amarillo.

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Las banderas se repetían a modo de póster en los autobuses, y entre el reparto de caramelos se repetían los testimonios de simpatizantes del PP crispados. Algunos muy dramáticos: "Un país donde la mitad no se siente de ese país desaparecerá en poco tiempo. Lo más preocupante es que Zapatero se ha bajado los pantalones", comentaba un funcionario que viaja con sus cuatro hijos y que evita dar su nombre "porque me siento discriminado como votante popular en mi puesto de trabajo".

El viaje transcurre calmo, sin cánticos, pero antes de llegar a Madrid salta la única alarma. "¡A su izquierda, el pelotazo del siglo!", exclama un viajero con la urbanización levantada en Seseña por Paco el Pocero y sus 53 grúas de fondo. Poco después, llegan a Atocha para calentar voces y desplegar banderas.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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