Algo falla
Bien sea la ley o bien la rigidez de quien la aplica, pero algo falla cuando se sostiene que el abuso sexual a bebés no constituye violencia o intimidación. Ésa ha sido la tesis de la fiscal en el sumario abierto contra cuatro jóvenes acusados presuntamente de un delito reincidente de abusos carnales a niños menores de uno y dos años y de grabar en vídeo las acciones para difundirlas después a través de Internet.
La postura de la acusación en el llamado caso Nannysex ha suscitado, con bastante lógica, irritación de representantes de asociaciones de defensa de menores, juristas y padres de familia en general. Los cuatro jóvenes, varios de los cuales han confesado haber sufrido abusos sexuales durante su infancia y haber recibido tratamiento psicológico para frenar su adicción pedófila, fueron detenidos en mayo de 2005 después de que Interpol descubriera fotografías y vídeos que circulaban en la Red y conocer que el material procedía de España.
Es posible que el ministerio público se haya ajustado a la aplicación estricta del Código Penal, que exige desde 1995 que haya "violencia o intimidación" para que exista violación. El anterior, de 1973, consideraba violación tanto las agresiones sexuales con violencia o intimidación como las cometidas contra menores de 12 años o "personas privadas de razón y sentido". No hay por qué dudar de la buena intención de la fiscal, pero su interpretación exacta de la ley casa mal con el sentido común. ¿Acaso un bebé tiene capacidad de discernir en un acto de agresión sexual o en cualquier otro de comportamiento individual? ¿No hay intimidación ni violencia en tal acto debido a que el agredido carece de voluntad? Es difícil de entender esta aberración jurídica.
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