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Reportaje:

"Un atleta muy bueno"

Higuero, campeón de Europa de 1.500, guarda como oro en paño una dedicatoria y un autógrafo de Sebastian Coe, y recuerda su aprendizaje

Carlos Arribas

Si le preguntan a Juan Carlos Higuero dónde tiene guardados los diplomas que acompañaban a sus dos medallas de bronce del Europeo de Gotemburgo, del verano pasado, seguramente le pondrán en un brete. Los perdió el rastro en su viaje de regreso de Suecia (de hecho, los tiene guardados su entrenador, Antonio Serrano), lo que, en todo caso, debería considerarse más como un síntoma de su grado de despiste crónico que de desinterés para unos recordatorios de sus mejores éxitos deportivos.

Pero si al mismo Higuero le preguntaran por el autógrafo que le firmó Sebastian Coe -uno de los mejores mediofondistas de la historia- el domingo después de colgarle del cuello la medalla de oro del Europeo en pista cubierta de Birmingham, no dudaría ni un segundo, abriría la carpeta que lleva consigo y se lo mostraría orgulloso. Dedicado y todo: "To Juan Carlos, a very good runner" (para Juan Carlos, un atleta muy bueno). Y tal rapidez sólo puede ser síntoma de que cuando le interesa algo de verdad, Higuero no es en absoluto despistado.

Se hizo atleta en Aranda huyendo de los guardias que le perseguían por pescar cangrejos

"Para nada, para nada", dice Serrano, cuya evolución como entrenador en los últimos diez años ha corrido paralela a la madurez personal y atlética de Higuero. "Cuando ve que algo se le puede dar bien, es el más rápido en aprenderlo. Siempre me acuerdo que cuando vino de Aranda, tendría 18 años, mi mujer, Natalia, estuvo ayudándolo con los estudios, que tenía abandonados, y fue capaz, por ejemplo, de aprender a formular química en una semana".

Higuero, joven prodigio del atletismo, campeón de Europa júnior de 5.000 metros, llegó a Madrid con problemas en los estudios, entre otras cosas porque lo que más le gustaba en Aranda era fumarse las clases para ir a pescar cangrejos al Duero. Allí, en la ribera del río, huyendo de los guardias, empezó a mostrar su destreza atlética, que a piernas no le ganaba nadie. Del río a las carreras organizadas de cross, su verdadera cuna atlética, no había más que un paso. Entrenado en Aranda por Leocadio de Paz, se convirtió en el mejor juvenil de España y uno de los mejores de Europa en campo a través. En una de esas pruebas precisamente, en el cross de Itálica, deslumbró a Gerardo Prieto, un agente de atletas, que se quedó pasmado por las cualidades fisiológicas de ese chaval. Pero lo que decidió a Prieto a apostar por él toda su cartera fue que en la siguiente prueba que lo vio, Higuero fue una demostración de que Higuero además de ser un pura sangre, un atleta de clase, era especial por su determinación y su coraje. "Me acuerdo que se debió de equivocar en el recorrido o algo así, pero el caso es que salió como alma que lleva el diablo, rapidísimo", cuenta Prieto. "Así que, evidentemente, a mitad de recorrido se quedó sin fuerzas y empezaron a pasarle, pero aun así fue capaz de acabar, llegar a meta y derrumbarse exhausto. Lo había dado todo".

En Aranda su recorrido atlético había llegado a su techo y Prieto lo aconsejó que con la beca ganada en el Europeo júnior se fuera a Madrid, donde lo entrenaría su amigo Serrano, un atleta manchego que acababa de colgar los clavos y que empezaba como técnico. Es Higuero el más veterano del grupo -y también el decano de la Blume, la residencia deportiva de Madrid-, en el que destaca ahora Juan Carlos de la Ossa, que se prepara para el maratón de Londres. Y habitual en los entrenamientos del grupo también es Chema Martínez, subcampeón de Europa de 10.000 metros.

"Pero a Madrid llegó cargado de ingenuidad y de algunas ideas peculiares sobre el atletismo", dice Serrano. Higuero le interrumpe y cuenta una de ellas como diciendo mira que era burro: "Yo quería correr los 1.500 metros en 3m30 y entonces pensaba que lo que había que hacer para conseguirlo era correr todos los días exactamente tres minutos y medio y contar después los metros recorridos. Y no parar hasta llegar a 1.500".

Los 3m30 aún no los ha alcanzado -su mejor marca es 3m31,57s-, pero no debían resistírsele mucho, según Serrano y dependiendo del nivel de las reuniones del verano, pero lo que sí que ha logrado, y demostrado en Birmingham, es cierto dominio táctico de la prueba de 1.500, una carrera que disputaba antes de forma anárquica e intuitiva. "Nos ha costado diez años pero parece que lo hemos conseguido", dice Serrano.

Los españoles Juan Carlos Higuero, primero; Sergio Gallardo, segundo, y Arturo Casado, cuarto, durante la final de 1.500 metros en la que acabaron ganando las tres medallas.
Los españoles Juan Carlos Higuero, primero; Sergio Gallardo, segundo, y Arturo Casado, cuarto, durante la final de 1.500 metros en la que acabaron ganando las tres medallas.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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