El Sevilla se encarama a la cabeza
El equipo de Juande Ramos arrebata el liderato al Barcelona y Palop rechaza un penalti ejecutado por Ronaldinho
El Sevilla pegó un verdadero puñetazo en la mesa de la Liga. Pasó por encima del líder, alcanzó la cabeza de la tabla y llevó a su rival más directo por el título a la locura. Nunca mejor dicho lo de que perdió la cabeza. El Barcelona tuvo oportunidades más que de sobra para haber ganado el partido, pero primero sacó la versión más ñoña de su calidad y luego perdió hasta el alma. El Barcelona perdió algo más que un partido, se quedó sin la tranquilidad que le hará muchísima falta de cara a su enfrentamiento con el Liverpool en Liga de Campeones y el Madrid en Liga.
SEVILLA 2 BARCELONA 1
Sevilla: Palop: Daniel Alves, Aitor Ocio, Dragutinovic, David; Navas, Poulsen, Renato (Martí, 36), Adriano (Puerta, m. 62); Kerzhakov (Alfaro, m. 74) y Kanouté. No utilizados: Cobeño, Escudé, Duda y Chevantón.
Barcelona: Víctor Valdés; Oleguer, Márquez (Eto'o, m. 68), Puyol; Zambrotta, Xavi, Iniesta, Gio; Giuly, Ronaldinho (Edmilson, m. 78) y Messi (Saviola, m.70). No utilizados: Jorquera, Sylvinho, Gudjohnsen y Ezquerro.
Goles: 0-1. M.13. Ronaldinho cabecea un centro de Zambrotta. 1-1. M. 38. Kerzhakov remata cruzado un pase de Alves. 2-1. M.60. Alves transforma una falta después que el balón toque en Xavi.
Árbitro: González Vázquez. Expulsó a Giuly por golpear a Alves (m. 61), a Zambrotta por doble amonestación (m. 75) y a Aitor Ocio (m. 28) por derribar a Ronaldinho cuando era el último zaguero, una acción que acabó en penalti; el brasileño falló el lanzamiento, que rechazó Palop. Mostró la tarjeta amarilla a Márquez, Alves, Eto'o y Alfaro.
Sánchez Pizjuán. Lleno. 45.000 espectadores
El equipo azulgrana tuvo oportunidades más que de sobra para haber ganado el partido
El comienzo fue una presentación con todas las formalidades: el líder redivivo con el esquema de los mejores momentos, el aspirante con todas las ganas del mundo. Mientras el Barça desplegaba su 3-4-3 y el Sevilla afilaba los cuchillos en la guarida, pasaron un par de minutos. Y en todos sus segundos tuvo la pelota el Barça. La cosa se prolongó algo más de lo debido y llegaron a producirse acciones bastante chocantes. Sólo la calma chicha emocional puede explicar que Alves, en la primera internada de su equipo por la banda, le diera como vergüenza penetrar al interior del área culé y bien chutar o centrar en paralelo a la línea.
El Barça empezó a darle algo más de velocidad a sus combinaciones y el efecto multiplicador que su esquema tiene sobre la ocupación en el centro y en las bandas funcionó por primera vez. Zambrotta corrió un pase largo mientras que el lateral sevillista creía que tenía su trabajo cumplido con la vigilancia de Giuly, el italiano se coló hasta la línea de fondo y centró al centro del área donde Ronaldinho, más desprotegido que Gary Cooper, cabeceó plácidamente al contrapié de Palop.
El Sevilla acusó el gol, pero el Barcelona no lo aprovechó en absoluto. Regresó a una versión valsística Los toques se sucedían, pero ni con el ritmo ni con los dientes necesarios. Y el Sevilla acabó despertando. A los 25 minutos, una jugada de combinación que comenzó en un balón cruzado de Poulsen -el danés fue el primero en darse cuenta de lo que se le atraganta este tipo de juego-, que Alves trasladó al centro para que Renato se lo dejara franco a Navas que chutó fatal. Pero el camino estaba trazado y Alves abrió otra vía apenas un par de minutos después.
El molinillo blaugrana continuaba, aunque a una velocidad que les dejaba a expensas de un fallo para abrir la pared sevillista. Y llegó. Ronaldinho presionó una pelota con la aparente indolencia que a veces parece mostrar, pero estuvo vivísimo. Primero le metió susto a Dragutinovic que se aturulló y cedió cortísimo a Aitor Ocio, Ronaldinho les birló la pelota y el central vasco derribó al brasileño. Penalti y a la caseta. Ronaldinho lo tiró y Palop lo desvió con los pies. El Barça perdonó y al Sevilla le empezó dar igual jugar con uno menos.
Pasada la media hora, Iniesta sacó bajo los palos un cabezazo de Poulsen tras un saque de esquina. Dos minutos después, Kerzhakov tuvo tiempo de controlar, darse la vuelta y rematar cruzado a gol. Y meterlo claro. El Sevilla se fue al descanso con uno menos pero muy por encima del Barça.
Nada cambió en la segunda mitad. El Barça, de bailando a lo agarrado y el Sevilla, en estampida. El bagaje barcelonista en ataque fueron dos tiros lejanos de Xavi y de Messi. Una internada de Kerzhakov que acabó en falta frente al área y el saque de ésta entró como un meteoro por la escuadra izquierda de Valdés. Dos minutos después, Giuly se fue a la calle por pegarle una patada sin balón a Alves. Y entonces Rijkaard quemó la pizarra y sacó al campo a Eto'o y a Saviola y quitó a Messi. Los recuerdos del Dream Team se fueron al garete. Pero aún quedaba más demolición por llegar. Zambrotta se fue a la calle por una de esas decisiones arbitrales en las que prima el orgullo del juez a las consecuencias de la decisión. Rijkaard quitó a Ronaldinho -que claramente no había sido el que se esperaba, aunque no menos que otras muchas veces- y sacó a Edmilson. El partido enloqueció. Una gran porción de la Liga pendía de un correcalles. Y lo corrió mejor el Sevilla.
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