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La Llotja del Cànem recobra su brillo

El edificio se convierte en centro cultural de la Jaume I en Castellón tras su rehabilitación

María Fabra

Desde los balcones del primer piso de la Llotja del Cànem, Castellón parece algo. Los muros de la catedral a un lado, la Casa Abadía al otro, y, al fondo, el Mercado. Desde la calle, en esos mismos balcones, se puede ver la rehabilitación de las alegorías de las cuatro estaciones que pintó el morellano Oliet en el siglo XVII y los arcos sobre columnas toscanas que cobijaron el espacio para el comercio de frutas y después del cáñamo. Este material dio nombre a la Llotja del Cànem, cuya restauración fue inaugurada ayer por el rector de la Universidad Jaume I, Francisco Toledo.

Es la renovada "sede" del centro universitario en la ciudad, añadió Toledo. La Jaume I compró el edificio abandonado en 1999, con la idea de recuperarlo para la ciudad. Tras un concurso de ideas, se eligió un proyecto presentado por Miguel del Rey, Antonio Gallud e Ignacio Fuster, que ha tratado de recuperar los elementos artísticos del inmueble y las diferentes intervenciones arquitectónicas que desde 1606, cuando se iniciaron los trabajos de construcción, se han acometido.

La resolución del espacio interior de la lonja no era fácil. Al pequeño edificio original, de una planta y base rectangular, se añadieron en el siglo XVIII dos casas adyacentes de escasa fachada. Ya en el XX, el inmueble pasó a manos particulares que proyectaron el cierre de los arcos y la creación de un entresuelo. Esa división hoy ya no es visible y, en su lugar, la lonja se abre al público, entre "puertas" de cristal que permitirán el paso de los viandantes por dentro del recinto.

En los pisos superiores, se han habilitado varias salas en las que se han conservado los diseños de las ventanas y tapices de suelos hidráulicos que se han dejado caer en algunas de las dependencias. En cualquier caso, el proyecto de rehabilitación ha pretendido garantizar el protagonismo de la lonja renacentista original como espacio público actual que se recupera para la ciudadanía.

La planta baja se ha destinado a un punto de información, una zona de acceso libre a Internet y una sala de conferencias. En el entresuelo, el despacho institucional, y en la primera planta, las salas de exposiciones que llevan los nombres de Oliet y Castell. Finalmente, en la segunda planta se ubican las oficinas de la Sociedad de Amigos y Antiguos Alumnos de la Jaume I (Sauji).

El mismo día de la inauguración de la rehabilitada llotja, la Generalitat y el Ayuntamiento de Castellón firmaron un convenio para colaborar en el coste de este proyecto, que se eleva a 1,2 millones de euros, del que, hasta ahora, sólo se había hecho cargo la Jaume I. "Nunca es tarde si la dicha es buena", señaló el rector.

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