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Reportaje:Fútbol | 24ª jornada de Liga

"A ver si ya pasa el follón"

El Camp Nou corea a Ronaldinho, que se siente feliz: "Un domingo perfecto"

Àngels Piñol

Posiblemente, hay jugadas que sólo puede hacer él, como desmarques y galopadas de otro mundo que provocan que hasta Eto'o, el hombre que le acusó hace unos días de entrenarse poco, se lleve las manos a la cabeza en señal de admiración. Bastó una carrera sensacional para que el Camp Nou se plegara una vez más a su talento. Ronaldinho se fue primero de su marcador, entró en el área colándose entre Expósito y Gabilondo y, casi sin ángulo, quiso superar a Aranzubia, que despejó al travesaño. Por inercia, el brasileño chocó contra una valla publicitaria mientras el camerunés sonreía y la grada estallaba con su grito preferido desde hace cuatro años: "¡Ronaldinho, Ronaldinho, Ronaldinho".

Quizá le sobren unos kilos. Quizá no sea tan decisivo como en otras temporadas. O quizá carezca de la chispa de velocidad de antes, que le permitía driblar y ganar metros como un esquiador. Pero el brasileño volvió a esparcir su magia por el Camp Nou, que ignoró olímpicamente el debate abierto por el sobrepeso del crack tras difundirse las imágenes de su dorso desnudo después del partido ante el Liverpool. Ronaldinho, como dijo el técnico, Frank Rijkaard, ha dado mucho al Barça y el público no quiso saber nada de juicios pese a que hubo un momento de confusión cuando tocó el balón por primera vez en el partido. Se oyeron algunos pitos, pero en ese momento apareció en el marcador electrónico la victoria del Espanyol en Pamplona.

Motivadísimo, con gesto concentrado, sin el menor síntoma de acusar la presión por todo lo dicho, Ronaldinho se dio un atracón de dar asistencias a Eto'o, del que se convirtió en su mejor intérprete. Su alianza, como asintió Rijkaard, fue perfecta. El brasileño, que se arrancó incluso como libre en el inicio de partido, sirvió cuatro pases magistrales a Eto'o, incluido el de su gol, el tercero del Barça. Sólo entonces el gaucho empezó a sonreír y dirigir el festival ofensivo ante un Athletic ya perdido. Llegó su jugada extraordinaria, el pase de tacón a Gio, sus aplausos y el abrazo a Eto'o cuando fue sustituido, un chut de falta que acabó también en el travesaño y dos ocasiones claras desbaratadas por un Aranzubia magnífico. Sólo le faltó el gol para firmar una actuación redonda.

Liderato confirmado. Goles. Abrazos entre los dos protagonostas de las últimas semanas y una ola de esperanza ante las dos finales complicadísimas que les aguardan a los azulgrana tras perder en sendos partidos de ida: el miércoles, en Zaragoza, en la Copa del Rey (0-1 en el Camp Nou), y dentro de nueve días, en Liverpool, la Champions (1-2).

El árbitro silbó el final del partido y sólo quedaba cerrar algo. Y fue entonces cuando Ronaldinho se carcajeó de todos. Yeste, el jugador del Athletic, le pidió su camiseta y se quedó de nuevo desnudo de cintura para arriba. Camino de los vestuarios, conteniendo la risa, se plantó ante los fotógrafos y se bajó un poco los pantalones para que todo el mundo pudiera retratar a gusto su abdomen. La partida ya era suya y el debate, cerrado.

"Bueno, no me han salido los goles, pero he cumplido con mi trabajo creando ocasiones para mis compañeros. Hace mucho tiempo que conozco a Eto'o y nos entendemos muy bien. Nos basta con la mirada. Estoy contento porque ha vuelto, hemos jugado bien, hemos ganado y es el cumpleaños de mi hijo. Un domingo perfecto", proclamó Ronaldinho ante las cámaras desnudo de cintura para arriba. "Y a ver si ya pasa el follón". ¿Pero tú crees que estás gordo?, le preguntó un periodista cuando ya se iba del césped. "No sé", dijo; "¿tú qué crees? En todos los sitios por los que pasaba me decían que no comiera más y me miraba al espejo para convencerme de que no era así, como decían. La polémica ha servido para motivarme".

"Espero que le hayan sacado fotografías del cuerpo porque ha demostrado que está en forma", respondió feliz Rijkaard en un guiño de complicidad con el gaucho, a quien ya amparó el sábado recordando su alto rendimiento: "Es una alegría jugar con él porque da sensaciones al público. Tenemos que estar contentos de contar con jugadores de esta categoría".

Ronaldinho, festivo, se baja el pantalón al final ante los fotógrafos.
Ronaldinho, festivo, se baja el pantalón al final ante los fotógrafos.VICENS GIMÉNEZ

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