Supervivientes de oro
Pinilla y Cañizares, los dos únicos futbolistas en activo medallistas olímpicos en Barcelona 92, se enfrentan hoy en el Nàstic-Valencia
Aquella maravillosa generación de futbolistas que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 cuenta todavía con dos representantes en activo. Ambos en Primera y hoy rivales en Tarragona. Casi 15 años después de la mágica noche olímpica, el Nàstic-Valencia de esta tarde reunirá al delantero Antonio Pinilla y al portero Santi Cañizares, los dos únicos supervivientes de un equipo que agrupó a Guardiola, Kiko, Alfonso, Ferrer, Abelardo, Solozábal y Amavisca, entre otros. Pinilla cumple precisamente hoy 36 años. Es 14 meses más joven que Cañizares, que le espera bajo los palos del Valencia.
"Los Juegos fueron una de las mejores cosas que me han pasado en la vida", recuerda Pinilla. "Empezamos en Valencia, contra Colombia, aunque yo no jugué ese partido ni tampoco la final. Sí los otros cuatro, contra Egipto y Qatar, en las cuartos contra Italia y en las semifinales contra Ghana. No era titular porque jugaban Alfonso y Kiko y por la banda Luis Enrique", rememora el delantero, que no marcó ningún tanto. Menos suerte tuvo Cañizares. "No jugué nada. Ni un minuto. Estuve siempre en el banquillo. Había participado en los seis partidos de preparación, pero luego el seleccionador [Vicente Miera] apostó por otro portero [Toni, que entonces jugaba en el Figueres]. No pasa nada", comenta.
"Ni siquiera estábamos en Barcelona. Por eso lo vivimos un poco raro. Empezamos a jugar antes de la inauguración y fuimos a Barcelona a ver la ceremonia", apunta Pinilla. "Había un gran ambiente en la selección. Éramos todos gente muy sana. Ésa fue la clave del éxito. Fue una concentración muy larga, primero en el Parador de Cervera del Pisuerga (Palencia) y luego en Valencia. No fuimos a Barcelona a jugar hasta la final", añade Cañizares. España se midió a Polonia (3-2) el 8 de agosto de 1992, con 11 goles a favor y ninguno en contra hasta ese partido. Kiko marcó en el minuto 90 el tanto del triunfo. "Fue alucinante", dice Pinilla. Con el oro al cuello, Cañizares se acordó de Juan Gómez, Juanito, su entrenador en el Mérida, fallecido cuatro meses antes. "El oro fue para él", recuerda.
La medalla olímpica impulsó sus carreras. Pinilla había debutado en Primera dos años antes con el Barcelona, en el campo del Rayo Vallecano, y jugó después en el Mallorca, Albacete, Tenerife y Salamanca. En 2001 fichó por el Nàstic y este curso ha jugado 15 partidos, 10 como titular, y ha marcado un gol. Su contrato acaba el próximo verano. "Ahora disfruto de jugar en Primera. Lo saboreo todo mucho mas. Puede ser la última vez que lo viva", dice. Mejor le fueron las cosas a Cañizares. Durante la concentración de los Juegos firmó por el Celta, con el que ganó el primero de sus cuatro Trofeos Zamora y llamó la atención del Madrid. Con cuatro Ligas, una Champions y una Copa de la UEFA, acaba de renovar hasta los 39 años con el Valencia.
¿Y las medallas? "La tengo en una caja fuerte. La enseño a los amigos", explica Cañizares. "No soy de fotos ni de santuarios", alega Pinilla. Con el tiempo, el portero ha tintado sus cabellos de rubio. Los de Pinilla se han caído poco a poco. "Cuando eres joven, no eres tan consciente de lo que tienes. Es como aquella medalla de oro. En mi carrera he vivido nada igual", dice el delantero. "Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Al hacer balance de mi carrera, recuerdo la satisfacción que sentía por defender a España", dice Cañizares; "¡y de qué manera!".
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