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La directiva de la Cámara orensana niega información

La directiva de la Cámara de Comercio de Ourense -encabezada por el presidente de los hosteleros orensanos y ex concejal del PP, Ovidio Fernández Ojea- se ha dotado de un Código de Buenas Prácticas que deja a consideración de los órganos de gobierno la decisión de facilitar o no la información que le pidan los asociados. La Consellería de Industria estudia ya la posibilidad de declarar la nulidad del documento.

El hostelero Ovidio Fernández Ojea preside desde hace cinco la institución, pero lleva 25 años en los órganos de dirección de la Cámara. Un organismo integrado por el principal, y prácticamente único, sector productivo de la ciudad. Siete mil comerciantes de la provincia -en su mayoría titulares de pequeños negocios- están integrados en esta entidad, que dispone de un presupuesto anual de dos millones de euros, procedentes de fondos públicos.

Ojea no había tenido siquiera oposición hasta las pasadas elecciones, celebradas en abril de 2006. Entonces, un grupo de asociados -empresarios jóvenes y de prestigio en su mayoría- decidió constituirse en alternativa bajo el nombre de Cámara Aberta. El empate técnico lo resolvió, a favor del continuismo, el presidente de la Confederación de Empresarios de Ourense (CEO), Francisco Rodríguez.

El representante de esta alternativa, Jorge Bermello, descendiente de una conocida familia empresarial orensana, ha tenido que lidiar en los últimos tiempos con lo que define como una "situación esperpéntica". La directiva de la Cámara "nos niega información, no nos deja intervenir en los plenos e incluso ha dejado de convocar las comisiones". "Son oscuros", describe el empresario. Por eso, la irrupción del código de las buenas prácticas presentado por la junta directiva al pleno de este mes ha generado polémica. "Es que una cosa es un código moral y otra, el funcionamiento de la institución", señalan los integrantes de Cámara Aberta. Este grupo admite que está muy bien el principio de la ética en los negocios, pero reclama "una entidad democrática, que gestione" y de la que se sepa "en qué se gasta el dinero". "Aquí hay un grupo que nos niega hasta la contestación a las preguntas que formulamos en los plenos y que no nos deja ni leer las actas", explica Bermello. Apuestan "por el silencio y el oscurantismo".

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