Los viejos 'celtics' nunca mueren
Figuras míticas del equipo de Boston, con Larry Bird y Danny Ainge a la cabeza, fracasan como directivos, pero se les perdona por su pasado
La nueva sensación en Boston es una camiseta que diseñó un hincha de los Celtics. Delante se lee: "¿Por qué no despedir a Doc Rivers?". En la espalda se encuentra la respuesta: "Greg Oden, 2,13 metros, 120 kilos, 18 años". Lo peor que le podría haber pasado a una de las franquicias históricas de la NBA, con 16 títulos y una mística inigualable, es haberse acostumbrado a la derrota. Toda una generación de celtics ha crecido sin comprender el aura que crearon gente como Red Auerbach, Bill Russell o Larry Bird.
Curiosamente, la frustración no tiene como punto de partida el último título conseguido, en 1986, sino un fenómeno que se achaca al azar y que inclinó la pendiente cuesta abajo. Tras perder 17 partidos de manera consecutiva y en el tercer año de reconstrucción del mánager Danny Ainge, una plantilla plagada de talentosas pero jóvenes promesas sólo promedia tres temporadas en la Liga. Ainge, que ocupó el puesto en 2003, ve como salvador a Oden, el talentoso pívot de la universidad de Ohio State, y reza para que no vuelva a ser 1997, el inicio del fin. Con vistas a la lotería del draft, los Celtics gozaban de todas las posibilidades de conseguir la primera selección. Pero el destino hizo que tal posición fuera a parar a San Antonio Spurs, que se llevó el gordo con nombre y apellido: Tim Duncan. El resto es historia.
Pero nadie en Boston osaría culpar de la preocupante situación de la franquicia a Ainge, uno de los hijos predilectos y que formó parte de los históricos Celtics de los 80. Lo que alcanzó aquel equipo sobre el parqué les ha librado de toda culpa de por vida. Porque, por muy mal que lo puedan hacer desde los despachos, el recuerdo permanece imborrable.
Tras alcanzar la final en 2000 como entrenador de Indiana Pacers y ganar 61 partidos en su primera temporada dirigiendo la franquicia desde el despacho, la 2003-04, los Pacers de Larry Bird se han convertido en un hervidero con tres temporadas consecutivas marcadas por el colapso de un proyecto que tenía muy buena pinta. Rehén del comportamiento de Ron Artest, ni Larry Bird ni el entrenador Rick Carlile, ex compañero de los Celtics, han sabido sacar el látigo a tiempo para controlar un vestuario que ha convertido a una de las mejores organizaciones deportivas del país en la vergüenza del estado. Durante la pretemporada, Stephen Jackson fue arrestado por disparar una pistola al aire a la salida de un bar de striptease, Jamal Tinsley visitó la comisaría por posesión de marihuana y Jermaine O'Neal fue interrogado tras encontrar la policia droga en un coche suyo, pero que él no conducía. Marquis Daniels y otra vez Tinsley fueron arrestados en octubre por meterse en una pelea a la salida de una discoteca y el mes pasado Daniels, Tinsley y Keith McLeod fueron acusados de dar una paliza al dueño de un bar.
Los Pacers han pasado de ser un modelo y de poseer una estupenda plantilla a acumular jugadores mediocres que no hacen otra cosa que meterse en jaleos. Por supuesto, en Indiana nadie ve a Bird como parte del problema.
Kevin McHale, otro mítico ex celtic, tambien ha encontrado la coartada perfecta para mantenerse 12 años como vicepresidente de operaciones de Minnesota Timberwolves. Indiana es a Bird lo que el estado de los 10.000 lagos es a McHale. El ídolo local, que jugó en la universidad estatal, ha ganado dos series de playoffs desde su llegada, y ocurrieron el mismo año, 2004. Final de conferencia aparte, McHale se ha mostrado incapaz de crear un gran equipo alrededor de uno de los mejores jugadores de su generación, Kevin Garnett. Tampoco ayudó a reforzar la plantilla el escándalo de Joe Smith. En 1999, McHale llegó a un acuerdo económico con Smith por el que el equipo le pagaría el sueldo por debajo de la mesa para evitar el tope salarial. La chapuza le costó a Minnesota tres millones de dólares en multas y la NBA le quitó cuatro selecciones de primera ronda del draft. McHale fue suspendido de empleo y sueldo durante seis meses. Después volvió al equipo como si nada hubiera pasado. Parece que los viejos celtics nunca mueren.
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