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Crónica:Fútbol | 23ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Bernabéu es un chollo

El Madrid se lleva otra bronca de su público tras no pasar del empate ante un Betis que le tuvo contra las cuerdas

José Sámano

El Madrid sigue gripado. No despega porque vive al capricho de un técnico muy confuso, incapaz de dar con la fórmula e incapaz de hacer que espabilen unos cuantos futbolistas que bajo su mando han perdido galones. Frente al Betis, el día en que Ronaldo debutó como goleador del Milan, el equipo se ganó otra merecida bronca de su hinchada, harta del desbarajuste de los suyos, que salvaron un punto entregados a Casillas y a la timidez de su rival en algunos tramos del choque. A este Madrid le falta de todo, goles, serenidad, jugadores y un guión establecido.

REAL MADRID 0 - BETIS 0

0Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos (Marcelo, m. 73), Helguera, Cannavaro, Torres; Beckham, Gago (Raúl, m. 46), Emerson, Robinho (Reyes, m. 62); Guti y Van Nistelrooy. No utilizados: Diego López; Pavón, Mejía, Míchel Salgado, Roberto Carlos e Higuaín.

Betis: Doblas; Ilic (Isidoro, m. 86), Melli, Nano, Fernando Vega; Juande, Miguel Ángel; Fernando, Capi (Rivera, m. 46), Sobis (Robert, m. 64); y Pancrate. No utilizados: Contreras; Caffa, Maldonado y Dani.

Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Juande, Sobis, Nano, Gago, Sergio Ramos, Helguera, Doblas, Isidoro, Guti, Rivera, Van Nistelrooy y Melli. Expulsó a Beckham con roja directa (m. 93).

Unos 70.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu.

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Arrancó con brío el Madrid, con Guti de guía de Robinho, muy activo tras sus lamentos de esta semana. Esta vez, Capello no fue Capello y, lejos de castigar al brasileño, le concedió la titularidad en detrimento de Raúl, al que quizá la llegada del Bayern sirva de coartada a su sentada. Pero uno de los grandes problemas del Madrid es el ataque. Quienes escoltan a Van Nistelrooy tienen cierta alergia al área. Robinho es un gambeteador, Beckham, un centrador y Guti, un pasador. Guti ha tenido temporadas en las que ha flirteado con el gol, pero unos metros más atrás sirve de dictado a todo el equipo. Por algo, pese al empeño inicial del Madrid, su mejor martillo fue Sergio Ramos, sobrado de cualidades físicas para ir y venir cuantas veces haga falta. Máxime si el rival no aprieta demasiado, caso del Betis, al que su técnico, Luis Fernández, perfiló para que de inicio se jugara la partida en la trinchera. De entrada no le quedó más remedio, porque el grupo de Capello le apretó con ahínco. Pero resultaron fuegos artificiales. Robinho se apagó enseguida y, sin noticias de Gago, solapado por un Emerson improductivo, el Madrid volvió a ser el Madrid de esta temporada: un equipo desorientado por las sentencias y rectificaciones de su técnico y con muy poca chicha.

Capello lleva un ciclo en un paisaje lunar, de bache en bache. Nunca ha dado con la pócima y en cada partido hace girar la ruleta. No tuvo más remedio que, por absoluto consenso popular y a raíz de una lesión del brasileño, retirar a Emerson. Lo hizo sin convicción, porque de alguna forma el ex juventino es su ahijado. Una cosa es que Capello se arrugue con Beckham y otra muy diferente que claudique con Emerson, por cierto más pesado que de costumbre. En poco más de un mes, Gago ha aportado mucho más y el chico se ha ganado el crédito suficiente como para que le dejen solo al mando, como a él le gusta. Él debería ser el primer farero del equipo y, muy cerca del argentino, Guti el segundo. Pero Capello ha decidido enquistar a Emerson entre ambos. Hasta el punto de que en el descanso retiró a Gago antes que a su pretoriano preferido. Entró Raúl, al que por una vez el italiano acercó al gol. Otra rectificación, pero le quedan unas cuantas.

Antes de que Emerson, renovara en el segundo acto, el Madrid fue tan capaz de mantener el control como de tragarse la gran ocasión del primer tiempo. En la primera estirada del Betis, Pancrate metió el turbo hasta el balcón del área, Sobis le devolvió la pelota tras una magnífica maniobra y el francés, en los morros de Casillas, vio cómo el portero madridista aleteaba una mano para evitar el tanto. Hasta después del descanso, poco más asustó el Betis, más ocupado por negociar el empate inicial a partir de Juande, un canterano que hace un suspiro se mostraba en el barbecho de la Tercera División. Juande, un pivote defensivo de pierna fuerte, juega con tanta determinación con imprudencia. Al minuto nueve ya se había ganado la expulsión, por un codazo a Robinho cuando ya tenía tarjeta amarilla. La ley de los árbitros es peculiar: el cronómetro es el que marca el grado del delito. Un disparate.

Superado el frenesí inicial, el Madrid, descuartizado por Capello tras el cambio de Gago, se vio contra las cuerdas. Lo percibió Luis Fernández, que visto que su colega italiano se jugaba las habichuelas con Emerson él envidó con Rivera, con el que el Betis conquistó la pelota. Para entonces, en Chamartín ya había un eco contra el equipo. La hinchada no está para bromas y ayer la tomó con Robinho, fuera de foco desde su impulsiva puesta en escena. Lo de este brasileño es cosa de brujas. Tiene unas condiciones fantásticas pero ha tirado una oportunidad tras otra desde que desembarcó en Madrid. En el club nadie ha sabido cómo reconducir su caso. Cuando la afición despidió con silbidos a Robinho, el Betis ya manejaba el encuentro, con Guti dimitido de forma escandalosa. Este Madrid invita a que el contrario se anime, por muy timorato que sea. Vistas las prestaciones de su rival, el equipo andaluz acabó por entronizar, una vez más, a Casillas, perfecto en dos remates venenosos de Rivera. Y vendido en un remate de Fernando al poste tras el lanzamiento de un córner -cuesta creer que un equipo como el Madrid, que defiende en montonera las jugadas a balón parado, reciba un remate semejante- y otro cara a cara con Pancratè. En esta ocasión no fue el poste, sino un montículo el que salvó al Madrid. El rematé del francés iba a la red hasta que un mal bote cambió el rumbo del balón. En medio del embiste del Betis, el Madrid sólo pudo replicar con un remate de Van Nistelrooy al larguero tras un gran pase de Beckham, la única nota positiva del inglés en toda la noche. Una jornada más en la que el Madrid vivió de nuevo entre tinieblas. Este equipo no tiene rumbo, está tan desquiciado, como demostró Beckham con su merecida expulsión en los últimos minutos, que ha convertido su museística fortaleza en un chollo.

MANUEL ESCALERA

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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